martes, 27 de octubre de 2015

GINÉS ALBEROLA BOTELLA, BAJO EL PODEROSO INFLUJO DE CASTELAR.
                                                                                    
Este artículo se publicó en las actas del XL Congreso de la Real Asociación  Española de Cronistas Oficiales celebrado en Oviedo en septiembre de 2014.

Ginés Alberola Botella es un personaje que ha tenido escaso reconocimiento en la sociedad alicantina, pese a que desarrolló una intensa labor periodística, literaria y política en las últimas décadas del siglo XIX y primer tercio del siglo XX. Estuvo al frente de la secretaría personal de Emilio Castelar durante 13 años, y consagró toda su vida al servicio del ideario republicano y democrático.
 Alberola nació en Aspe, provincia de Alicante, el 16 de enero de 1855 en el seno de una modesta familia, sus progenitores fueron Ginés Alberola Alcaraz y Antonia Botella Alcaraz[1]. Inició estudios de perito mercantil en Novelda, pero su madre fallece prematuramente a los 31 años dejando tres hijos en menor edad: Ginés  con 11 años, Antonia y Dolores. La familia se encontraba en una situación de precariedad económica, hecho que impone a Ginés abandonar los estudios.
Desde joven mostró convicciones liberales que le condujeron  a enrolarse voluntario en una milicia urbana que combatía a las facciones carlistas. La columna liberal tuvo  una confrontación bélica con los partidarios de Carlos VII en el paraje aspense del Peñón de la Ofra. En  la contienda resultaron fallecidos varios amigos de Ginés, suceso que dejaría huella en su vida. Posteriormente abandona el pueblo, encontrando trabajo como dependiente de comercio en Játiva, y más tarde  en Valencia. Se asienta en Cartagena hasta el asedio de los revolucionarios cantonales a la ciudad, suceso que le hace regresar a Aspe en 1873[2].
 Emilio Castelar frecuentaba la villa de Aspe, donde mantenía una estrecha amistad con Francisco Galvañ Candelas, empresario de carruajes, cuya compañía realizaba el trayecto entre la estación de Novelda y Murcia. En el verano de 1876, el expresidente de la I República disfrutaba de unas jornadas de reposo en San Pedro del Pinatar, pero ante la insistencia de su amigo Galvañ, se traslada a Aspe para quedarse unos días en las fiestas de agosto. Entre los comisionados que concurren a la recepción del insigne político se encontraba el joven Alberola, que cuando oye comentar a don Emilio el intenso trabajo que soportaba, se ofrece a ayudarle en la correspondencia. El gran tribuno se marcha a Madrid haciéndole promesa de buscarle un trabajo en la capital, transcurre el tiempo y parece que Castelar ha disipado su ofrecimiento. Al año siguiente Alberola parte a Madrid, encontrando que Castelar está en Paris. El gran orador le escribe interesándose por el modo de vida de Ginés en la capital, y más tarde le participa su regreso a Madrid. Mantienen una entrevista y don Emilio le propone un puesto en el periódico El Globo, pero seguidamente cambia de opinión, proponiéndole la secretaría particular con una retribución de 250 pesetas mensuales[3].
Ginés acepta la propuesta y establece su residencia en Madrid a la vera del insigne tribuno. A partir de ese momento, surgirán  estrechos lazos de amistad. Castelar le tutela como un segundo padre, le instruye, le aconseja, y el novel secretario se convierte en su inseparable ayudante y fiel confidente, acompañándole en los numerosos viajes que efectúan por el territorio peninsular y el extranjero.
Foto de Emilio Castelar dedicada a su secretario Ginés Alberola
En las ocasiones en que Castelar recalaba en Aspe, los vecinos le acogían con gran efusividad, alojándose en casa de su amigo Galvañ. Sus adeptos le brindaban honores de  alta personalidad del Estado, como acontece en la visita que efectúa en 1880, Castelar fue recibido por un considerable número de  comisiones republicanas de distintos pueblos que le testimoniaron sus mejores plácemes.  Durante dos noches fue agasajado con serenatas musicales interpretadas por las bandas de música de Crevillente y Jumilla, y se le obsequió con un castillo de fuegos artificiales que culminó con el encendido de un letrero de luces de bengala, que expresaba: SALUD AL ILUSTRE TRIBUNO[4].
La influencia del excelso político determinará el pensamiento y la vida de Ginés. El joven secretario adquirirá una vasta cultura e irá perfeccionando sus cualidades periodísticas y literarias bajo la influencia de Castelar. De igual modo, don Emilio imprimirá un vigoroso compromiso en su ayudante a favor del ideario republicano que quedará forjado de por vida. Su secretario será un inquebrantable seguidor de la línea ideológica posibilista fundada y dirigida por Castelar, cuyos postulados propugnaban una evolución democrática desde la monarquía constitucional hacia la República.
Alberola inicia su andadura periodística en el diario madrileño El Globo, órgano doctrinario del partido posibilista. Publicó su primer libro  Variedades en 1881, donde muestra una enorme sensibilidad por el entorno natural y evidencia vivaces sentimientos de admiración por la Naturaleza. El 16 de junio de 1881, la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Madrid efectúa un evento público presidido por la Reina. En la entrega de premios y menciones, el novel escritor recibió un diploma de segunda clase por sus relatos literarios sobre las aves y las flores, publicado en su obra Variedades[5].
Don Emilio viajaba permanentemente acompañado de su inquebrantable secretario y de su hermana Concha. En 1885 emprenden un viaje por Suiza que dejará honda huella en su ayudante. Ginés quiso ampliar su formación complementando las tareas de la secretaría con el estudio de la carrera diplomática, pero hubo de desistir en su empeño a causa de los numerosos viajes y de las intensas labores que generaba el despacho, con una tarea autoimpuesta por el eminente estadista de redactar 100 cuartillas diarias, cursadas por la mano de su secretario. A ello se añadía la atención a la correspondencia y administración personal, la recepción de peticiones sobre las obras literarias e históricas de Castelar, la asistencia a Congresos, los contactos con personalidades relevantes, la corrección de discursos en la redacción del periódico El Globo, etc. Considerables ocupaciones que absorbían enteramente el tiempo disponible de Alberola, que a su vez debía compaginar con sus propias aportaciones literarias a periódicos y revistas. El expresidente republicano depositó una enorme confianza en la administración económica que regía su secretario y nunca le requirió cuentas. En ocasiones Ginés refrenaba y suavizaba las impulsivas decisiones de Castelar, como aconteció con Maisonnave. Don Eleuterio pronunció un discurso en el Teatro Principal de Alicante, esgrimiendo unas tesis que se alejaban totalmente de la línea republicana marcada por Castelar. El gran político, impetuoso y frenético, redactó un telegrama dirigido a los principales periódicos de Madrid, comunicando la expulsión de Maisonnave del partido republicano, y que hizo entrega a Alberola para darle curso. Éste, conocedor del impulsivo carácter de don Emilio, puso a recaudo el telegrama y detuvo el trámite, llevándose una reprimenda de su jefe, pero que una vez serenado Castelar, desistió de su irreflexiva determinación[6].
             El diligente secretario mantuvo un noviazgo secreto con la madrileña Pilar Rodríguez Sanz. La familia de la novia debió ser reticente al compromiso matrimonial y a fines de 1889 la pareja se escapa a Lisboa y seguidamente recalan en Londres, lugar donde los novios contraen matrimonio civil. El accidentado enlace debió desagradar a Castelar, que le retira su confianza y le cesa como secretario[7]. El 6 de febrero de 1890, la madre de Pilar interpuso demanda contra Ginés bajo acusación de rapto en un juzgado de Madrid[8].  Los recién casados se trasladaron a París, ciudad en la que se hallaba Castelar, pero éste se niega a recibirles. Los flamantes novios celebraron esponsales religiosos el 18 de abril de 1890 en la iglesia parisina de Saint-Gervais, acompañados de amigos franceses y españoles, siendo agasajados por Rafael Zaldívar, expresidente de la República del Salvador, que les ofreció un espléndido almuerzo en su residencia[9]. La cortedad de medios económicos  impedía el regreso de la pareja a Madrid, Alberora se ve precisado a solicitar la ayuda de Maisonnave, que les envía dinero y billetes de tren.
            Trascurrido un breve lapso de tiempo, Castelar se aviene con su antiguo secretario, y Ginés vuelve a entrar a su servicio. En esta nueva etapa Alberola no desarrolla su trabajo en el domicilio particular, sino en una sala del periódico el Globo, teniendo a su cargo la administración de las obras de Castelar. En esos momentos Rafael del Val es el hombre de confianza del gran tribuno y la secretaría particular será ocupada por Joaquín Ferrer. Alberola se siente importunado y desplazado, y toma la decisión de abandonar Madrid en 1895[10].

            La vuelta de Alberola a tierras alicantinas.

Ginés regresa con su esposa Pilar y una hija a Aspe, donde había adquirido una finca de 20 tahúllas. Inicia un nuevo modo de vida  e instala una fábrica de conservas vegetales en su propiedad a la que denominó Villa Pilar. La empresa le exigirá entera dedicación y le proporcionará continuos quebraderos de cabeza, e incluso tendrá que sortear relaciones comerciales con timadores. En 1895 interpone una denuncia por estafa a la sociedad Grazzia y Vera de Madrid, cuyos integrantes eran embaucadores profesionales que le habían escamoteado 80 cajas de latas de conservas, resultando  finalmente detenidos[11].
 Pese al indudable distanciamiento, Alberola y Castelar conservaron cordiales relaciones.  El 6 de marzo de 1897 fallece el padre de Ginés en Aspe, don Emilio había sostenido una firme amistad con el progenitor de su exsecretario, hombre liberal y activo militante en las filas republicanas. Castelar estaba al tanto de la enfermedad, y tras el fallecimiento remitió un telegrama de condolencias a su exsecretario manifestando: “Siento no acompañarle ahora en su inmenso dolor, como me acompañó usted a mí en la muerte de Concha. Debe consolarle con que ha sido usted un modelo de hijo procurando a su padre vejez feliz y honrada. Yo pierdo entre tantos como ya he perdido un amigo del alma que lloro como sé llorar a los míos. Miremos al cielo, creamos en Dios y esperemos en la inmortalidad[12].”
El partido Fusión Republicana decidió participar en las elecciones a diputados nacionales que se iban a celebrar el 27 de marzo de 1898. Presentó candidaturas en 8 circunscripciones alicantinas, a fin de propiciar un cauce legal a los votantes de aspiraciones republicanas. Ginés Alberola fue designado por unanimidad candidato para el distrito de Alicante, en cuya demarcación se elegían tres diputados, englobando las poblaciones de la huerta de Alicante, el Medio y Bajo Vinalopó[13]. Ginés marchó a Madrid para entrevistarse con Castelar a fin de contribuir al mejor resultado posible. Se reunieron con el Ministro de la Gobernación y Castelar solicitó la neutralidad del Gobierno en los comicios, a lo que el ministro alegó que era inviable, pues tenían un candidato predilecto[14].  Celebradas las elecciones, Alberola obtuvo un quinto lugar en número de votos sin opción a ser diputado.
            Villa Pilar se convirtió en un lugar de encuentro y reposo de literatos y políticos republicanos de Alicante. En una nueva estancia por tierras alicantinas efectuada en 1898, Castelar pernocta el 21 junio en Novelda y dos días después marcha a Aspe, donde permanece varias jornadas en Villa Pilar, residencia de su antiguo secretario[15]. Un asiduo visitante de Villa Pilar era Antonio Galdó, director del periódico republicano alicantino El Graduador, con quién  Alberola sostenía una cordial amistad.
Ginés acudía con asiduidad a Alicante a fin de mantener contactos con sus congéneres republicanos y amigos de la prensa. En febrero de 1900, el rotativo alicantino El Republicano  rememoró el vigésimo séptimo aniversario  de la I República, editando un número especial que contó con la participación del escritor aspense, a la vez que los republicanos de Alicante se congregaron en el hotel Roma para conmemorar el evento con la asistencia de Ginés[16]. Asimismo los periodistas alicantinos dispensaron una animada despedida al año 1900 celebrando una confraternal fiesta de la prensa, llevaba a cabo en el Hotel Iborra de Alicante  participando Alberola.
 Emilio Castelar falleció en San Pedro del Pinatar el 25 de mayo de 1899. Los grupos republicanos se movilizaron para erigir una estatua al distinguido estadista en Madrid. A últimos de febrero de 1902 se constituye en Alicante una junta provincial republicana, cuya finalidad era  recaudar fondos económicos para dicho objetivo. Ginés integra el comité provincial en calidad de vocal y constituye una junta local en Aspe[17]. El monumento sería implantado en el paseo madrileño de la Castellana en 1908, esculpido por el gran maestro valenciano Mariano Benlliure.
 Alberola no desdeñó las tareas políticas  en el ámbito municipal, mientras otros políticos anhelaban cargos de mayor trascendencia. A fines de 1903 fue  elegido concejal republicano en el Ayuntamiento Aspe, tomando posesión de la concejalía a comienzos de 1904. Responsabilidad que simultaneaba ejerciendo el cargo de secretario del círculo republicano de Aspe, año en que se evocó el trigésimo aniversario de la I República en multitud de localidades. Durante el año siguiente se adscribe en calidad de afiliado  a la asociación de la prensa de Alicante.
En vísperas de la Navidad de 1907, la fábrica de conservas vegetales era publicitada en la prensa. Hacía gala de haber obtenido  medallas de oro y diplomas de Honor en las exposiciones de Paris y Londres. La empresa envasaba pimientos, tomates, melocotones, albaricoques en almíbar, etc., productos hortícolas que no contenían aditivos químicos. Al mismo tiempo, Alberola había adquirido maquinaria especializada e instaló una nueva sección industrial en su factoría, destinada a la fabricación de juguetes y otros objetos de hojalata labrada, especialmente indicados para el día de los Reyes Magos[18]. No obstante, los constantes desperfectos que se producían en la maquinaria de la empresa, provocados por la impericia de los operarios, la irresponsabilidad de los contratistas que no cumplían sus compromisos, el creciente aumento de las deudas, le obligaron a hipotecar Villa Pilar al Banco Matritense, circunstancias que le condujeron a una situación ruinosa, viéndose finalmente abocado a clausurar la fábrica.
Su ideario liberal y democrático frente al clero reaccionario le propició un desagradable incidente en la iglesia parroquial de Aspe que pudo costarle la vida. En 1911, el padre Solá fue invitado a pronunciar varios sermones en la parroquia. Las pláticas del padre Solá eran furibundos discursos de propaganda carlista. Informado por un amigo, Alberola acudió al templo escuchando las disertaciones del orador, que vertía frenéticas ideas expresando la cobardía de los católicos franceses y portugueses por no haberse alzado contra los gobiernos republicanos de sus respectivos países, o bien que muchos pueblos antiguos habían tenido un tirano, recalcando que un dictador es lo que España necesitaba. El discurso del padre Solá fue interrumpido por Alberola, exclamando a viva voz: ¡Un Nerón que se alumbraba con antorchas humanas! Se produjo un enorme revuelo en la parroquia y un fanático agazapado en una escalerilla esgrimió un puñal abalanzándose sobre Ginés, que no llegó a herirle porque le detuvo el sacristán. Al día siguiente Alberola editó un impreso  en el pueblo, que denominó Vindicación, relatando los sucesos y justificando su actuación[19].
Ginés realizaba frecuentes desplazamientos a Madrid, en especial para asistir a la presentación de sus libros editados en la capital. En abril de 1911 se encuentra en Madrid para presentar su tratado San Ignacio y los Jesuitas, donde vierte una vehemente crítica a la orden jesuítica[20]. Pese a sus numerosos textos anticlericales, el escritor aspense fue un hombre de convicciones religiosas, que se postuló frente a la clerecía fanática y reaccionaria, denunciando sus maniobras y maquinaciones, pero respetaba y ensalzaba a los clérigos que profesaban su ministerio con amor y vocación de servicio a sus semejantes.
Clausurada la fábrica de conservas, abandona Aspe en torno a 1916 y establece su domicilio en Alicante. Llega a la ciudad con escasos recursos, trata de sobrevivir a través del periodismo, hasta que ingresa como contable en la fábrica de Tabacos de Alicante. Participa activamente en la política alicantina y es colaborador habitual en la prensa republicana redactando artículos en los periódicos El Graduador, El Luchador y  El Correo. En 1917 Ginés presenta una instancia al Ayuntamiento de Alicante solicitando una subvención para editar su obra Tierra Levantina, un compendio turístico-cultural de las excelentes cualidades de Alicante.
A comienzos de 1918 se promovieron en Alicante manifestaciones en contra de la carestía de alimentos, causándose graves altercados, la guardia civil empleó sus armas de fuego ocasionando varios fallecidos. Alberola, testigo presencial de los hechos, manifestó su indignación relatando la muerte de un muchacho, que conceptuó como asesinato de la guardia civil en un artículo editado en El Luchador. Fue procesado por un tribunal militar acusado de injurias a la benemérita. El rotativo El País hizo defensa del encausado, protestando contra la ley de enjuiciamiento criminal y publicando una carta de Ginés[21]. El 13 de mayo de 1918 se celebró un consejo de guerra ordinario en el cuartel Princesa Mercedes de Alicante con presagios pesimistas para el procesado[22]. Finalmente fue absuelto al aplicársele la ley de amnistía[23].
En 1919 ve la luz Marcelino Domingo, publicación que dedica a Álvaro Botella, presidente de la Juventudes Republicanas de Alicante, con las que el escritor aspense mantenía un estrecho contacto, participando en las veladas literarias que organizaban. El rotativo El País comenta el libro reseñando que pese a ser Alberola un longevo republicano, era una persona de pensamiento fresco y juvenil:” En ideas es socialista, es autonomista, no tiene nada de conservador, se burla, recordando una frase de Castelar, de la accidentalidad de las formas de gobierno. El alma grande, generosa, noble del veterano Ginés Alberola vibra con este libro[24].”
Por dimisión de la directiva que conformaba la Asociación de la Prensa de Alicante, una junta extraordinaria celebrada el 28 de agosto de 1927, eligió por votación la candidatura de la que formaba parte Alberola como Censor, cuyo mandato concluiría a final de año[25]. Su actividad periodística se prolongó hasta fines de 1930 en el rotativo alicantino  El Globo, redactando artículos de temática histórica, política y costumbrista.
Florentino Elizaicin director del periódico El Correo instó una petición al Ayuntamiento de Alicante en mayo de 1934, solicitando la rotulación de dos calles a insignes republicanos, uno de ellos Ginés Alberola. Dicha pretensión debía franquear el criterio establecido por la Corporación alicantina de no asignar calles a personajes que estuvieran en vida[26]. El asunto se sometió a estudio de una comisión desconociendo el desenlace.
Tras toda una vida en defensa del ideal republicano y democrático, y habiendo sido testigo de innumerables acontecimientos políticos, Ginés Alberola falleció en Alicante el 21 de enero de 1935 recibiendo un amplio reconocimiento por parte de la sociedad alicantina. Fue hombre bondadoso, íntegro, de vida austera que demostró un sincero afecto hacia los desvalidos. No medró en política para buscar posiciones acomodadas, sino que fue un consecuente republicano hasta el ocaso de su vida, donde todavía contendía por la defensa de sus ideales. La prensa reseñaba sobre su persona:”Ha sido durante toda su vida, don Ginés Alberola un ciudadano ejemplar, trabajador, honrado, austero  y bueno en la más amplia acepción de la palabra. Ha muerto como vivió, rodeado de consideraciones y de afectos hondos  que mereció cumplidamente por su hombría de bien y por su significada actuación ciudadana[27]”.
La comitiva funeraria fue presidida por su viuda Pilar y su hijo Ginés Alberola Rodríguez, acompañados de José Vives, jefe la fábrica de Tabacos de Alicante y altos cargos de la empresa[28]. Su hijo Ginés perpetuó la carrera periodística paterna publicando a fines de 1935 un opúsculo dedicado a su padre, bajo el título: Una vida al servicio de la República[29]. En el libro le define como un hombre de carácter jovial, alegre y comunicativo, dinámico, dotado de gran voluntad y sensibilidad[30].
Sin lugar a dudas, fue una figura clave dentro del republicanismo alicantino, eslabón entre la veterana generación de la I república y la nueva militancia que alcanzaría la II República. Ginés pudo colmar su anhelos políticos con la restitución de la II República en España, pero en sus últimos años le faltó el reconocimiento cordial y la admiración que merecía por sus grandes virtudes y permanente lucha por el avance democrático y republicano.

La obra literaria de Ginés Alberola Botella.

Alberola desarrolló una intensa y prolífica labor periodística y literaria  a lo largo de medio siglo. Es autor de cerca de veinte libros y de cientos de artículos literarios, políticos e históricos. Inició su actividad intelectual en Madrid al auspicio de Castelar, siendo redactor  en el periódico El Globo fundado por Maisonnave, más tarde obtuvo la dirección del periódico matritense El Sábado, de efímera existencia, clausurado en 1883[31]. Sus numerosos artículos se editaron en multitud de revistas y diarios de Madrid, Barcelona, Mallorca, Menorca, Ávila, Cartagena, Alicante, etc.
Ginés desarrolló su actividad literaria en el periodo de auge de la novela realista, pero su estilo está más próximo al desenfado optimista de Mesonero Romanos[32]. Vicente Ramos, cronista de la provincia de Alicante, expresaba: Fue uno de los primeros escritores alicantinos en hacer sustancia literaria explícita de la Naturaleza. Ya en 1888 escribió: “Nada en el mundo despierta sentimientos tan vivos en el alma como el estudio y la contemplación de la Naturaleza[33]. En los primeros escritos de Alberola alborea el hilozoísmo  –la materia está animada–  y la técnica humanizadora que luego abundará en Gabriel Miró y Azorín[34]Un contemporáneo escribía en 1902: “Ginés Alberola admira y ama la naturaleza por instinto y por convicción, se recrea en ella, siente sus encantos, y percibe directamente sus armonías, soñador e impresionable experimenta la necesidad de comunicar sus impresiones; pinta con la pluma los cuadros animados que le embelesan y canta las melodías que hallan eco en su alma sensible y apasionada[35].”
Ginés Alberola Botella
Uno de los recursos literarios más valorados en la obra de Ginés es la plasmación de cuadros costumbristas alicantinos, especialmente de Aspe, su pueblo natal, describiendo el juego de la pelota valenciana, la cantarera, las serenatas, el rezo del Rosario de la Aurora, las meriendas de Pascua, etc. Dedicó numerosos artículos a glosar la figura de Emilio Castelar, y muchos ensayos serían las tesis precedentes para un desarrollo posterior en libro. Por el contenido temático, podemos clasificar los libros de Alberola en cuatro apartados:
1º. Temática de la Naturaleza en las publicaciones: Variedades, El Templo de Flora, Mitología Vegetal. 2º. Libros de viajes, historia y costumbres: A orillas del Rhin, Caleidoscopio literario, Guillermo Tell, Una noche en el tren. 3º. Literatura anticlerical: Piscolabis, El Sochantre de mi Pueblo, San Ignacio y los jesuitas. 4º. Biografías Políticas: Semblanza de Castelar, Marcelino Domingo, Eleuterio Maisonnave, Rafael del Riego. En orden cronológico publicó los siguientes libros:
            -Variedades, (Madrid, 1881) colección de 9 artículos con temática variada sobre naturaleza, folclore e ideas castelarinas.
- A orillas del Rhin (Madrid, 1885), Tras efectuar un viaje por Suiza, describe sus impresiones relatando la majestuosa naturaleza de la república Helvética, y recopila una colección de diez leyendas populares suizas. Alberola remitió una ejemplar al presidente suizo, señor Dencher, obteniendo de éste una calurosa felicitación[36].
-Guillermo Tell o la fundación de la República Helvética (Madrid 1887), novela histórica en homenaje a la antigua Helvecia y a sus instituciones, paradigma de la libertad. Perfila al héroe suizo como un personaje noble y valeroso de convicciones demócratas y republicanas. De igual modo, el presidente de la Confederación Helvética Mr. Droz manifestó al escritor aspense la profunda emoción que sintió leyendo la obra, matizándole que el lenguaje explícito usado por los personajes no se ajustaría  a la época, aunque la expresión de los sentimientos era muy emotiva[37].  Recibió críticas atribuyéndole un estilo emulador de las alocuciones de Castelar, con el despliegue de una literatura retórica, ampulosa y recargada, característica de oradores, con personajes idealizados que enunciaban discursos impropios de su condición social, pero conminándole a desarrollar un estilo propio pues no carecía de recursos literarios[38].
-El Templo de Flora (Madrid 1888), es un himno épico a la naturaleza, que sigue el modelo oratorio inspirado en Castelar, utilizando una prosa castiza que ensalza las estaciones, las flores y los pájaros[39].
-Piscolabis (Madrid 1889), recopilación de artículos periodísticos sobre supersticiones, historia de comunidades religiosas, textos bíblicos, etc., donde evidencia su visible anticlericalismo y una manifiesta oposición a la Compañía de Jesús. Tuvo una gran resonancia, ya que a los pocos días se agotó la edición[40].
-El sochantre de mi pueblo (Madrid 1890), escrita con mayor sencillez, marca un estilo personal más elegante y ameno. Novela folletinesca de tintes anticlericales.
-Caleidoscopio literario. (Madrid 1891), describe el vivir y las bellezas de Lisboa, París, Burgos y tierras de Irlanda y el País Vasco.
-Mitología Vegetal. Madrid (Madrid 1892). Leyendas sobre las plantas.
-Semblanza de Castelar (Madrid 1904), un acercamiento biográfico a la figura del político republicano con admiración y cariño, fue traducido a otras lenguas.
-San Ignacio y los jesuitas (Madrid 1911). Acervada crítica a la compañía de Jesús delatando los siniestros procedimientos utilizados por los jesuitas a lo largo de la historia, su singular moralidad, etc.
-Una noche en el tren (Madrid 1916), toma como escenario una velada en tren desde Madrid-Alicante, en la que tres personajes van narrando amenos y ocurrentes cuentos durante el trayecto, salpicados con tintes humorísticos.
-Tierra Levantina (Alicante 1917), monografía alicantina dirigida a promocionar las bellezas y bondades de las tierras alicantinas, con el objeto de promocionar su turismo.
-Marcelino Domingo (Alicante 1919),  En aquel tiempo, biografía de un joven diputado republicano, que llegaría a ser ministro de Instrucción Pública, Agricultura, y de Industria y Comercio durante la II República, sobre el que Ginés depositaba su confianza para dirigir el partido republicano y ensalzaba su ideario.
-Eleuterio Maisonnave (Madrid 1920), biografía de exministro de la I República y preclaro alicantino ligado al partido republicano posibilista de Castelar.
-Rafael del Riego (Alicante 1923), biografía del militar liberal y constitucional que se alzó en Cabezas de San Juan contra el rey absoluto Fernando VII.
-Cansonera Valenciana (Valencia 1926). Comedia valenciana.
-L´amo y el señor o refranera valensiana (Valencia 1927). Comedia valenciana[41].           



ARTÍCULOS LITERARIOS Y PERIODÍSTICOS
AÑO
REVISTA-PERIÓDICO
TÍTULO
CIUDAD
1880
La Provincia
Las Flores
Alicante
1882
Revista Hispano Americana
La música y los cantos populares  españoles
Madrid
1882
Ilustración Española y Americana
Influencia del Harem en el pueblo turco
Madrid
1882
Ilustración Artística
Canciones Populares Españolas
Barcelona
1882
La Moda Elegante
Los ojos de las mujeres
Madrid
1884
El Balear
La iluminación de los Alpes
Palma de Mallorca
1884
El Globo
La poesía popular
Madrid
1884
El Globo
La primavera y los pájaros
Madrid
1884
La Ilustración Ibérica
El estío y los vegetales
Barcelona
1884
La Ilustración Ibérica
El aniversario de los muertos
Barcelona
1885
La Ilustración
Las Flores
Barcelona
1885
La Ilustración Ibérica
Cosas del mundo
Barcelona
1885
La Ilustración Ibérica
Guerra de la Independencia
Barcelona
1885
La ilustración Ibérica
Gruta de los enamorados (conclusión)
Barcelona
1885
La Moda Elegante
Castigo del Cielo I
Madrid
1885
La Ilustración Ibérica
La Maldición de Dios I
Barcelona
1885
La Ilustración Ibérica
La Maldición de Dios II
Barcelona
1885
La Ilustración Ibérica
La Maldición de Dios III
Barcelona
1886
La América
La aventura de las Plantas
Madrid
1886
La América
El poder de los ojos I
Madrid

Revista de España

Madrid
1888

El Invierno
Mahón
1888
Noticiario
El Cantón de Schwitz
Mahón
1889
El Liberal
El monasterio de Monserrat
Mahón
1889
El Liberal
Una sidrería guipuzcoana
Mahón
1890
El Liberal
Impresiones de Viaje
Mahón
1891
La Ilustración Ibérica
Las Cuatro Estaciones I
Barcelona
1891
La Ilustración Ibérica
Las Cuatro Estaciones II
Barcelona
1891
Cartagena
Las Mujeres y las flores
Cartagena
1891
El Álbum Ibero Americano
Las Mujeres y las flores
Madrid
1891
El Álbum Ibero Americano
Lisboa
Madrid
1891
El Álbum Ibero Americano
El estío
Madrid
1891
Cartagena Artística
Las últimas palabras de Cristo
Cartagena
1892
El Álbum Ibero Americano
Consummatum Est
Madrid
1892
El Álbum Ibero Americano
La Primavera y los pájaros
Madrid
1892
El Álbum Ibero Americano
Mitología vegetal
Madrid
1893
El Álbum Ibero Americano
La Penitencia
Madrid
1893
El Álbum Ibero Americano
Las Flores
Madrid
1893
El Álbum Ibero Americano
Los viajes de las Flores I
Madrid
1893
El Álbum Ibero Americano
Los viajes de las Flores II
Madrid
1894
El Álbum Ibero Americano
El Invierno
Madrid
1895
El Álbum Ibero Americano
El oráculo de los Campos
Madrid
1895
El Álbum Ibero Americano
La aventura de las Plantas
Madrid
1896
El Ateneo
La merienda de Pascua
Alicante
1896
El Ateneo
La Cantarera
Alicante
1896
El Ateneo
La Serenata
Alicante
1896
El Ateneo
El Rosario de la Aurora
Alicante
1897
El Ateneo
El anacoreta de Monserrat
Alicante
1897
El Ateneo
El salto del fraile
Alicante
1897
El Graduador
Domingo de ramos
Alicante
1897
El Graduador
La Mona
Alicante
1897
El Graduador
El vil metal
Alicante
1898
El Graduador
Los Jesuitas Desde el nº I hasta IX
Alicante
1899
El Graduador
Una carta del otro mundo
Alicante
1901
El Graduador
Castelar en su despacho
Alicante
1901
El Álbum Ibero Americano
El oro y el trigo
Madrid
1902
El Álbum Ibero Americano
Las Fiesta de la Naturaleza I
Madrid
1902
El Álbum Ibero Americano
La flora de los montes (conclusión)
Madrid
1902
La Correspondencia de Alicante
Paisaje Levantino
Alicante
1904
El Graduador
La Mona
Alicante
1904
El Graduador
La Cantarera alicantina
Alicante
1905
Heraldo de Alcoy
Anécdotas de Castelar
Alcoy
1906
El Álbum Ibero Americano
Mitología Vegetal I
Madrid
1906
El Álbum Ibero Americano
Mitología Vegetal II
Madrid
1906
El Álbum Ibero Americano
Mitología Vegetal III
Madrid
1906
El Álbum Ibero Americano
Mitología Vegetal IV
Madrid
1906
El Álbum Ibero Americano
Mitología Vegetal V
Madrid
1906
El Álbum Ibero Americano
El Estío
Madrid
1908
El Álbum Ibero americano
Mitología Vegetal   El Pino
Madrid
1911
Diana
Intimidades de la Vida. Por qué no se casó Emilio Castelar.

1911
El Motín
Triada Jesuítica

1912
El País
El Cristo de los Jesuitas
Madrid
1912
E Radical
Carlos III y los jesuitas
Alicante
1912
El País
La Tierra de San Ignacio
Madrid
1912
El País
Historia que parece un cuento
Madrid
1912
El País
Maura desorientado
Madrid
1912
El País
Los árboles hablan
Madrid
1912
El País
Árboles parlantes
Madrid
1912
El País
Fruta del tiempo
Madrid
1912
El País
El rey de la leyenda y los jesuitas
Madrid
1912
El País
La longevidad de los árboles
Madrid
1912
El País
La leyenda del Pino
Madrid
1912
La ciudad lineal
Los árboles y las exageraciones
Madrid
1912
El País
Reacción y revolución
Madrid
1913
El País
Árboles Eróticos
Madrid
1913
El País
Alegría justificada
Madrid
1913
El País
La cruz de Cristo en el Calvario
Madrid
1913
El País
Propaganda anticlerical: Socaliñas eclesiásticas
Madrid
1913
El País
La confesión
Madrid
1913
El País
Progresos y supersticiones
Madrid
1913
El País
De mi cartera de Viaje: Recuerdos de San Sebastián
Madrid
1913
El Graduador
Un republicano  de buena cepa
Alicante
1915
La voz de Menorca
Castelar vidente
Mahón
1918
El Luchador
Agosto de 1917. Aniversario Memorable
Alicante
1918
El Luchador
Realidad para la lucha. El plan de Marcelino Domingo.
Alicante
1918
El Luchador
La Revolución de Septiembre
Alicante
1918
Renovación
Falta de Sensibilidad
Barco de Ávila
1918
El Luchador
Urge la Renovación
Alicante
1919
El Ideal
Tres eran tres
Tortosa
1919
El Luchador
Maura, el hombre de la leyenda
Alicante
1924
El Luchador
Castelar. En el vigésimo quinto aniversario de su muerte
Alicante
1924
El Luchador
Higiene Cívica
Alicante
1924
El Luchador
El destierro de Castelar
Alicante
1924
El Luchador
El gran problema
Alicante
1924
El Luchador
Efeméride Gloriosa
Alicante
1925
Diario de Alicante
Un hermoso libro “Alquimia Espiritual”
Alicante
1926
Diario de Alicante
La catarata del Rhin
Alicante
1926
Diario de Alicante
Ideario Político de Maisonnave
Alicante
1926
Diario de Alicante
Perfil de Fernando VII
Alicante
1927
Diario de Alicante
Los Constituyentes de Cádiz y la libertad de imprenta.
Alicante

                                                        Gonzalo Martínez Español
                                              Cronista de la villa de Aspe (Alicante)



[1] Archivo Municipal de Aspe. Libro de nacimientos 1853-55.
[2] ALBEROLA RODRÍGUEZ, Ginés: Una vida al servicio de la República. Alicante, 1935. p. 16-17.
[3] PAVÍA PAVÍA, Salvador: ”Ginés Alberola: Un gran aspense en el olvido”. Revista La Serranica 1984. s/p
[4] Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. (En adelante BVPH) El Graduador, 7 de agosto de 1880.
[5] BVPH, El Campo, 1 de julio de 1881.
[6] ALBEROLA RODRÍGUEZ, Ginés: Una vida al servicio de la República. Alicante, 1935, p. 34-35.
[7] Hemeroteca Digital Biblioteca Nacional de España (En adelante HDBNE), La República, 15 de noviembre de 1889. La Época, 18 de noviembre de 1889.
[8] HDBNE, Diario Oficial de Avisos de Madrid, 10 de febrero de 1890
[9] Ídem, El Día, 21 de abril de 1890.
[10] PAVÍA PAVÍA, Salvador:” Ginés Alberola: Un gran aspense en el olvido”. Revista La Serranica 1984. s/p
[11] HDBNE. La Iberia, 15 de abril de 1895.
[12] BVPH. El Graduador, 11 de marzo de 1897.
[13] Ídem. El Liberal, 9 de marzo de 1898.
[14] ALBEROLA RODRÍGUEZ, Ginés: Opus. Cit. p. 23-24.
[15] BVPH. El Graduador, 23 de junio de 1898.
[16] Ídem. La Correspondencia Alicantina, 11 de febrero de 1900.
[17] Ídem. El Graduador, 28 de febrero de 1902.
[18] BVPH. El Graduador, 14 de diciembre de 1907 y 12 de enero de 1908.
[19] ALBEROLA RODRÍGUEZ, Opus Cit. p. 35-36.
[20] HDBNE. El País, 25 de abril de 1911.
[21] BVPH. Correspondencia de Alicante, 8 de febrero de 1918. HDBNE. El País, 16 de febrero de 1918.
[22] Ídem. La Correspondencia de Alicante, 13 de mayo de 1918.
[23] Ídem. La Correspondencia de España, 28 de mayo de 1918.
[24] HDBNE. El País, 5 de marzo de 1919
[25] BVPH. El Luchador, 29 de agosto de 1927.
[26] Ídem. El Luchador, 5 y 7 de mayo de 1934.
[27] Ídem. El Luchador, 21 de enero de 1935.
[28] Ídem, El Luchador, 22 de enero de 1935. Diario de Alicante, 23 de enero de 1935.
[29] Ídem, El Luchador, 15 de noviembre de 1935.
[30] ALBEROLA RODRÍGUEZ, Opus Cit. p. 24.
[31] Hemeroteca Digital del Archivo Municipal de Murcia. La Luz, 22 de abril de 1883.
[32] PAVÍA PAVÍA, Salvador : “Literatura Aspense”,  en Aspe Medio Físico y Aspectos Humanos, Aspe, 1998, p. 387.
[33] RAMOS PÉREZ, Vicente: Literatura alicantina, 1839-1939. Alicante, 1966, p. 127.
[34] PAVÍA PAVÍA, Salvador: “Literatura Aspense”, en Aspe Medio Físico… p. 387.
[35] BVPH. El Graduador, 17 de agosto de 1902.
[36] BVPH. La Correspondencia de España, 17 de mayo de 1886.
[37] Ídem.  La Correspondencia de España, 22 de junio de 1887. El Graduador, 2 de julio de 1887.
[38] Ídem. El Liberal, 13 de diciembre de 1887.
[39] HDBNE. Revista de España, Enero-Febrero de 1888.
[40] BVPH. El Constitucional, 31 de mayo de 1889
[41] RAMOS PÉREZ, Vicente: Literatura alicantina, 1839-1939. Alicante, 1966, p. 130-131.

                  UNA CRECIDA DEL VINALOPÓ QUE OCASIONÓ VÍCTIMAS EL 12-09-1897             Durante los meses de septiembre y octubre en nues...