GINÉS ALBEROLA BOTELLA, BAJO
EL PODEROSO INFLUJO DE CASTELAR.
Este artículo se publicó en las actas del XL Congreso de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales celebrado en Oviedo en septiembre de 2014.
Ginés Alberola Botella es un personaje que ha tenido escaso reconocimiento
en la sociedad alicantina, pese a que desarrolló una intensa labor periodística,
literaria y política en las últimas décadas del siglo XIX y primer tercio del
siglo XX. Estuvo al frente de la secretaría personal de Emilio Castelar durante
13 años, y consagró toda su vida al servicio del ideario republicano y
democrático.
Alberola nació en Aspe, provincia de Alicante, el 16 de enero de 1855 en el seno
de una modesta familia, sus progenitores fueron Ginés Alberola Alcaraz y
Antonia Botella Alcaraz[1].
Inició estudios de perito mercantil en Novelda, pero su madre fallece
prematuramente a los 31 años dejando tres hijos en menor edad: Ginés con 11 años, Antonia y Dolores. La familia se
encontraba en una situación de precariedad económica, hecho que impone a Ginés
abandonar los estudios.
Desde joven mostró convicciones liberales que le condujeron a enrolarse voluntario en una milicia urbana que
combatía a las facciones carlistas. La columna liberal tuvo una confrontación bélica con los partidarios
de Carlos VII en el paraje aspense del Peñón de la Ofra. En la contienda resultaron fallecidos varios
amigos de Ginés, suceso que dejaría huella en su vida. Posteriormente abandona el
pueblo, encontrando trabajo como dependiente de comercio en Játiva, y más tarde
en Valencia. Se asienta en Cartagena
hasta el asedio de los revolucionarios cantonales a la ciudad, suceso que le
hace regresar a Aspe en 1873[2].
Emilio Castelar
frecuentaba la villa de Aspe, donde mantenía una estrecha amistad con Francisco
Galvañ Candelas, empresario de carruajes, cuya compañía realizaba el trayecto
entre la estación de Novelda y Murcia. En el verano de 1876, el expresidente de
la I República disfrutaba de unas jornadas de reposo en San Pedro del Pinatar,
pero ante la insistencia de su amigo Galvañ, se traslada a Aspe para quedarse
unos días en las fiestas de agosto. Entre los comisionados que concurren a la
recepción del insigne político se encontraba el joven Alberola, que cuando oye
comentar a don Emilio el intenso trabajo que soportaba, se ofrece a ayudarle en
la correspondencia. El gran tribuno se marcha a Madrid haciéndole promesa de
buscarle un trabajo en la capital, transcurre el tiempo y parece que Castelar
ha disipado su ofrecimiento. Al año siguiente Alberola parte a Madrid, encontrando
que Castelar está en Paris. El gran orador le escribe interesándose por el modo
de vida de Ginés en la capital, y más tarde le participa su regreso a Madrid.
Mantienen una entrevista y don Emilio le propone un puesto en el periódico El Globo, pero seguidamente cambia de
opinión, proponiéndole la secretaría particular con una retribución de 250
pesetas mensuales[3].
Ginés acepta la propuesta y establece su residencia en
Madrid a la vera del insigne tribuno. A partir de ese momento, surgirán estrechos lazos de amistad. Castelar le
tutela como un segundo padre, le instruye, le aconseja, y el novel secretario
se convierte en su inseparable ayudante y fiel confidente, acompañándole en los
numerosos viajes que efectúan por el territorio peninsular y el extranjero.
Foto de Emilio Castelar dedicada a su secretario Ginés Alberola |
En las ocasiones en que Castelar recalaba en Aspe, los
vecinos le acogían con gran efusividad, alojándose en casa de su amigo Galvañ.
Sus adeptos le brindaban honores de alta
personalidad del Estado, como acontece en la visita que efectúa en 1880,
Castelar fue recibido por un considerable número de comisiones republicanas de distintos pueblos que
le testimoniaron sus mejores plácemes. Durante
dos noches fue agasajado con serenatas musicales interpretadas por las bandas
de música de Crevillente y Jumilla, y se le obsequió con un castillo de fuegos
artificiales que culminó con el encendido de un letrero de luces de bengala,
que expresaba: SALUD AL ILUSTRE TRIBUNO[4].
La influencia del excelso político determinará el
pensamiento y la vida de Ginés. El joven secretario adquirirá una vasta cultura
e irá perfeccionando sus cualidades periodísticas y literarias bajo la
influencia de Castelar. De igual modo, don Emilio imprimirá un vigoroso
compromiso en su ayudante a favor del ideario republicano que quedará forjado de
por vida. Su secretario será un inquebrantable seguidor de la línea ideológica posibilista
fundada y dirigida por Castelar, cuyos postulados propugnaban una evolución democrática desde la
monarquía constitucional hacia la República.
Alberola inicia su andadura periodística en el diario madrileño
El Globo, órgano doctrinario del
partido posibilista. Publicó su primer libro Variedades
en 1881, donde muestra una enorme sensibilidad por el entorno natural y evidencia
vivaces sentimientos de admiración por la Naturaleza. El 16 de junio de 1881, la
Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Madrid efectúa un evento público
presidido por la Reina. En la entrega de premios y menciones, el novel escritor
recibió un diploma de segunda clase por sus relatos literarios sobre las aves y
las flores, publicado en su obra Variedades[5].
Don Emilio viajaba permanentemente acompañado de su
inquebrantable secretario y de su hermana Concha. En 1885 emprenden un viaje
por Suiza que dejará honda huella en su ayudante. Ginés quiso ampliar su
formación complementando las tareas de la secretaría con el estudio de la carrera
diplomática, pero hubo de desistir en su empeño a causa de los numerosos viajes
y de las intensas labores que generaba el despacho, con una tarea autoimpuesta
por el eminente estadista de redactar 100 cuartillas diarias, cursadas por la
mano de su secretario. A ello se añadía la atención a la correspondencia y
administración personal, la recepción de peticiones sobre las obras literarias
e históricas de Castelar, la asistencia a Congresos, los contactos con
personalidades relevantes, la corrección de discursos en la redacción del
periódico El Globo, etc. Considerables
ocupaciones que absorbían enteramente el tiempo disponible de Alberola, que a
su vez debía compaginar con sus propias aportaciones literarias a periódicos y
revistas. El expresidente republicano depositó una enorme confianza en la
administración económica que regía su secretario y nunca le requirió cuentas.
En ocasiones Ginés refrenaba y suavizaba las impulsivas decisiones de Castelar,
como aconteció con Maisonnave. Don Eleuterio pronunció un discurso en el Teatro
Principal de Alicante, esgrimiendo unas tesis que se alejaban totalmente de la
línea republicana marcada por Castelar. El gran político, impetuoso y frenético,
redactó un telegrama dirigido a los principales periódicos de Madrid, comunicando
la expulsión de Maisonnave del partido republicano, y que hizo entrega a
Alberola para darle curso. Éste, conocedor del impulsivo carácter de don Emilio,
puso a recaudo el telegrama y detuvo el trámite, llevándose una reprimenda de
su jefe, pero que una vez serenado Castelar, desistió de su irreflexiva
determinación[6].
El diligente secretario mantuvo un noviazgo
secreto con la madrileña Pilar Rodríguez Sanz. La familia de la novia debió ser
reticente al compromiso matrimonial y a fines de 1889 la pareja se escapa a Lisboa
y seguidamente recalan en Londres, lugar donde los novios contraen matrimonio civil.
El accidentado enlace debió desagradar a Castelar, que le retira su confianza y
le cesa como secretario[7]. El 6
de febrero de 1890, la madre de Pilar interpuso demanda contra Ginés bajo
acusación de rapto en un juzgado de Madrid[8]. Los recién casados se trasladaron a París,
ciudad en la que se hallaba Castelar, pero éste se niega a recibirles. Los
flamantes novios celebraron esponsales religiosos el 18 de abril de 1890 en la
iglesia parisina de Saint-Gervais, acompañados de amigos franceses y españoles,
siendo agasajados por Rafael Zaldívar, expresidente de la República del
Salvador, que les ofreció un espléndido almuerzo en su residencia[9]. La
cortedad de medios económicos impedía el
regreso de la pareja a Madrid, Alberora se ve precisado a solicitar la ayuda de
Maisonnave, que les envía dinero y billetes de tren.
Trascurrido
un breve lapso de tiempo, Castelar se aviene con su antiguo secretario, y Ginés
vuelve a entrar a su servicio. En esta nueva etapa Alberola no desarrolla su
trabajo en el domicilio particular, sino en una sala del periódico el Globo,
teniendo a su cargo la administración de las obras de Castelar. En esos
momentos Rafael del Val es el hombre de confianza del gran tribuno y la
secretaría particular será ocupada por Joaquín Ferrer. Alberola se siente
importunado y desplazado, y toma la decisión de abandonar Madrid en 1895[10].
La
vuelta de Alberola a tierras alicantinas.
Ginés regresa con su esposa Pilar y una hija a Aspe, donde
había adquirido una finca de 20 tahúllas. Inicia un nuevo modo de vida e instala una fábrica de conservas vegetales en
su propiedad a la que denominó Villa
Pilar. La empresa le exigirá entera dedicación y le proporcionará continuos
quebraderos de cabeza, e incluso tendrá que sortear relaciones comerciales con
timadores. En 1895 interpone una denuncia por estafa a la sociedad Grazzia y Vera de Madrid, cuyos
integrantes eran embaucadores profesionales que le habían escamoteado 80 cajas
de latas de conservas, resultando finalmente detenidos[11].
Pese al indudable
distanciamiento, Alberola y Castelar conservaron cordiales relaciones. El 6 de marzo de 1897 fallece el padre de
Ginés en Aspe, don Emilio había sostenido una firme amistad con el progenitor
de su exsecretario, hombre liberal y activo militante en las filas
republicanas. Castelar estaba al tanto de la enfermedad, y tras el
fallecimiento remitió un telegrama de condolencias a su exsecretario
manifestando: “Siento no acompañarle
ahora en su inmenso dolor, como me acompañó usted a mí en la muerte de Concha.
Debe consolarle con que ha sido usted un modelo de hijo procurando a su padre
vejez feliz y honrada. Yo pierdo entre tantos como ya he perdido un amigo del
alma que lloro como sé llorar a los míos. Miremos al cielo, creamos en Dios y
esperemos en la inmortalidad[12].”
El partido Fusión
Republicana decidió participar en las elecciones a diputados nacionales que
se iban a celebrar el 27 de marzo de 1898. Presentó candidaturas en 8
circunscripciones alicantinas, a fin de propiciar un cauce legal a los votantes
de aspiraciones republicanas. Ginés Alberola fue designado por unanimidad candidato
para el distrito de Alicante, en cuya demarcación se elegían tres diputados, englobando
las poblaciones de la huerta de Alicante, el Medio y Bajo Vinalopó[13]. Ginés
marchó a Madrid para entrevistarse con Castelar a fin de contribuir al mejor
resultado posible. Se reunieron con el Ministro de la Gobernación y Castelar
solicitó la neutralidad del Gobierno en los comicios, a lo que el ministro
alegó que era inviable, pues tenían un candidato predilecto[14]. Celebradas las elecciones, Alberola obtuvo un
quinto lugar en número de votos sin opción a ser diputado.
Villa
Pilar se convirtió en un lugar de encuentro y reposo de literatos y políticos republicanos
de Alicante. En una nueva estancia por tierras alicantinas efectuada en 1898, Castelar
pernocta el 21 junio en Novelda y dos días después marcha a Aspe, donde
permanece varias jornadas en Villa Pilar, residencia de su antiguo secretario[15]. Un
asiduo visitante de Villa Pilar era Antonio Galdó, director del periódico republicano
alicantino El Graduador, con quién Alberola sostenía una cordial amistad.
Ginés acudía con asiduidad a Alicante a fin de
mantener contactos con sus congéneres republicanos y amigos de la prensa. En
febrero de 1900, el rotativo alicantino El
Republicano rememoró el vigésimo
séptimo aniversario de la I República,
editando un número especial que contó con la participación del escritor aspense,
a la vez que los republicanos de Alicante se congregaron en el hotel Roma para
conmemorar el evento con la asistencia de Ginés[16].
Asimismo los periodistas alicantinos dispensaron una animada despedida al año
1900 celebrando una confraternal fiesta de la prensa, llevaba a cabo en el Hotel
Iborra de Alicante participando
Alberola.
Emilio Castelar
falleció en San Pedro del Pinatar el 25 de mayo de 1899. Los grupos
republicanos se movilizaron para erigir una estatua al distinguido estadista en
Madrid. A últimos de febrero de 1902 se constituye en Alicante una junta
provincial republicana, cuya finalidad era recaudar fondos económicos para dicho objetivo.
Ginés integra el comité provincial en calidad de vocal y constituye una junta
local en Aspe[17].
El monumento sería implantado en el paseo madrileño de la Castellana en 1908,
esculpido por el gran maestro valenciano Mariano Benlliure.
Alberola no desdeñó
las tareas políticas en el ámbito
municipal, mientras otros políticos anhelaban cargos de mayor trascendencia. A
fines de 1903 fue elegido concejal republicano
en el Ayuntamiento Aspe, tomando posesión de la concejalía a comienzos de 1904.
Responsabilidad que simultaneaba ejerciendo el cargo de secretario del círculo
republicano de Aspe, año en que se evocó el trigésimo aniversario de la I República
en multitud de localidades. Durante el año siguiente se adscribe en calidad de afiliado a la asociación de la prensa de Alicante.
En vísperas de la Navidad de 1907, la fábrica de
conservas vegetales era publicitada en la prensa. Hacía gala de haber obtenido medallas de oro y diplomas de Honor en las
exposiciones de Paris y Londres. La empresa envasaba pimientos, tomates,
melocotones, albaricoques en almíbar, etc., productos hortícolas que no contenían
aditivos químicos. Al mismo tiempo, Alberola había adquirido maquinaria
especializada e instaló una nueva sección industrial en su factoría, destinada a
la fabricación de juguetes y otros objetos de hojalata labrada, especialmente
indicados para el día de los Reyes Magos[18]. No
obstante, los constantes desperfectos que se producían en la maquinaria de la
empresa, provocados por la impericia de los operarios, la irresponsabilidad de
los contratistas que no cumplían sus compromisos, el creciente aumento de las
deudas, le obligaron a hipotecar Villa Pilar al Banco Matritense,
circunstancias que le condujeron a una situación ruinosa, viéndose finalmente abocado
a clausurar la fábrica.
Su ideario liberal y democrático frente al clero
reaccionario le propició un desagradable incidente en la iglesia parroquial de
Aspe que pudo costarle la vida. En 1911, el padre Solá fue invitado a
pronunciar varios sermones en la parroquia. Las pláticas del padre Solá eran
furibundos discursos de propaganda carlista. Informado por un amigo, Alberola
acudió al templo escuchando las disertaciones del orador, que vertía frenéticas
ideas expresando la cobardía de los católicos franceses y portugueses por no haberse
alzado contra los gobiernos republicanos de sus respectivos países, o bien que
muchos pueblos antiguos habían tenido un tirano, recalcando que un dictador es
lo que España necesitaba. El discurso del padre Solá fue interrumpido por
Alberola, exclamando a viva voz: ¡Un Nerón que se alumbraba con antorchas
humanas! Se produjo un enorme revuelo en la parroquia y un fanático agazapado
en una escalerilla esgrimió un puñal abalanzándose sobre Ginés, que no llegó a
herirle porque le detuvo el sacristán. Al día siguiente Alberola editó un
impreso en el pueblo, que denominó Vindicación, relatando los sucesos y
justificando su actuación[19].
Ginés realizaba frecuentes desplazamientos a Madrid, en
especial para asistir a la presentación de sus libros editados en la capital.
En abril de 1911 se encuentra en Madrid para presentar su tratado San Ignacio y los Jesuitas, donde vierte
una vehemente crítica a la orden jesuítica[20].
Pese a sus numerosos textos anticlericales, el escritor aspense fue un hombre
de convicciones religiosas, que se postuló frente a la clerecía fanática y
reaccionaria, denunciando sus maniobras y maquinaciones, pero respetaba y
ensalzaba a los clérigos que profesaban su ministerio con amor y vocación de
servicio a sus semejantes.
Clausurada la fábrica de conservas, abandona Aspe en
torno a 1916 y establece su domicilio en Alicante. Llega a la ciudad con
escasos recursos, trata de sobrevivir a través del periodismo, hasta que
ingresa como contable en la fábrica de Tabacos de Alicante. Participa
activamente en la política alicantina y es colaborador habitual en la prensa
republicana redactando artículos en los periódicos El Graduador, El Luchador y El
Correo. En 1917 Ginés presenta una instancia al Ayuntamiento
de Alicante solicitando una subvención para editar su obra Tierra Levantina, un compendio turístico-cultural de las excelentes
cualidades de Alicante.
A comienzos de 1918 se promovieron en Alicante manifestaciones en contra de
la carestía de alimentos, causándose graves altercados, la guardia civil empleó
sus armas de fuego ocasionando varios fallecidos. Alberola, testigo presencial
de los hechos, manifestó su indignación relatando la muerte de un muchacho, que
conceptuó como asesinato de la guardia civil en un artículo editado en El Luchador. Fue procesado por un
tribunal militar acusado de injurias a la benemérita. El rotativo El País hizo defensa del encausado,
protestando contra la ley de enjuiciamiento criminal y publicando una carta de
Ginés[21]. El 13 de mayo de 1918 se
celebró un consejo de guerra ordinario en el cuartel Princesa Mercedes de
Alicante con presagios pesimistas para el procesado[22]. Finalmente fue absuelto
al aplicársele la ley de amnistía[23].
En 1919 ve la luz Marcelino Domingo,
publicación que dedica a Álvaro Botella, presidente de la Juventudes
Republicanas de Alicante, con las que el escritor aspense mantenía un estrecho
contacto, participando en las veladas literarias que organizaban. El rotativo El País comenta el libro reseñando que pese
a ser Alberola un longevo republicano, era una persona de pensamiento fresco y
juvenil:” En ideas es socialista, es
autonomista, no tiene nada de conservador, se burla, recordando una frase de
Castelar, de la accidentalidad de las formas de gobierno. El alma grande,
generosa, noble del veterano Ginés Alberola vibra con este libro[24].”
Por dimisión de la directiva que conformaba la Asociación de la Prensa de
Alicante, una junta extraordinaria celebrada el 28 de agosto de 1927, eligió
por votación la candidatura de la que formaba parte Alberola como Censor, cuyo
mandato concluiría a final de año[25]. Su actividad
periodística se prolongó hasta fines de 1930 en el rotativo alicantino El Globo,
redactando artículos de temática histórica, política y costumbrista.
Florentino Elizaicin director del periódico El Correo instó una petición al Ayuntamiento de Alicante en mayo de
1934, solicitando la rotulación de dos calles a insignes republicanos, uno de
ellos Ginés Alberola. Dicha pretensión debía franquear el criterio establecido
por la Corporación alicantina de no asignar calles a personajes que estuvieran
en vida[26]. El asunto se sometió a
estudio de una comisión desconociendo el desenlace.
Tras toda una vida en defensa del ideal republicano y democrático, y
habiendo sido testigo de innumerables acontecimientos políticos, Ginés Alberola
falleció en Alicante el 21 de enero de 1935 recibiendo un amplio reconocimiento
por parte de la sociedad alicantina. Fue hombre bondadoso, íntegro, de vida austera que demostró un sincero afecto
hacia los desvalidos. No medró en política para buscar posiciones acomodadas,
sino que fue un consecuente republicano hasta el ocaso de su vida, donde todavía contendía por la defensa de sus ideales. La prensa reseñaba
sobre su persona:”Ha sido durante toda su
vida, don Ginés Alberola un ciudadano ejemplar, trabajador, honrado, austero y
bueno en la más amplia acepción de la palabra. Ha muerto como vivió, rodeado de
consideraciones y de afectos hondos que
mereció cumplidamente por su hombría de bien y por su significada actuación
ciudadana[27]”.
La comitiva funeraria fue presidida por su viuda Pilar y su hijo Ginés
Alberola Rodríguez, acompañados de José Vives, jefe la fábrica de Tabacos de
Alicante y altos cargos de la empresa[28]. Su hijo Ginés perpetuó la carrera periodística paterna
publicando a fines de 1935 un opúsculo dedicado a su padre, bajo el título: Una vida al servicio de la República[29].
En el libro le define como un hombre de carácter jovial, alegre y comunicativo,
dinámico, dotado de gran voluntad y sensibilidad[30].
Sin lugar a dudas, fue una figura clave dentro del
republicanismo alicantino, eslabón entre la veterana generación de la I
república y la nueva militancia que alcanzaría la II República. Ginés pudo colmar su anhelos políticos con la restitución de la II
República en España, pero en sus últimos años le faltó el reconocimiento
cordial y la admiración que merecía por sus grandes virtudes y permanente lucha
por el avance democrático y republicano.
La obra literaria de Ginés Alberola Botella.
Alberola desarrolló una intensa y prolífica labor periodística
y literaria a lo largo de medio siglo.
Es autor de cerca de veinte libros y de cientos de artículos literarios,
políticos e históricos. Inició su actividad intelectual en Madrid al auspicio
de Castelar, siendo redactor en el
periódico El Globo fundado por Maisonnave,
más tarde obtuvo la dirección del periódico matritense El Sábado, de efímera existencia, clausurado en 1883[31]. Sus numerosos artículos se editaron en multitud de revistas y diarios de
Madrid, Barcelona, Mallorca, Menorca, Ávila, Cartagena, Alicante, etc.
Ginés desarrolló su actividad literaria en el periodo
de auge de la novela realista, pero su estilo está más próximo al desenfado
optimista de Mesonero Romanos[32].
Vicente Ramos, cronista de la provincia de Alicante, expresaba: Fue
uno de los primeros escritores alicantinos en hacer sustancia literaria
explícita de la Naturaleza. Ya en 1888 escribió: “Nada en el mundo despierta
sentimientos tan vivos en el alma como el estudio y la contemplación de la
Naturaleza[33]”. En los primeros escritos de Alberola alborea el hilozoísmo –la materia está animada– y la técnica humanizadora que luego abundará
en Gabriel Miró y Azorín[34]. Un contemporáneo escribía en 1902: “Ginés Alberola admira y ama la naturaleza por instinto y por
convicción, se recrea en ella, siente sus encantos, y percibe directamente sus
armonías, soñador e impresionable experimenta la necesidad de comunicar sus
impresiones; pinta con la pluma los cuadros animados que le embelesan y canta las
melodías que hallan eco en su alma sensible y apasionada[35].”
![]() |
Ginés Alberola Botella |
Uno de los recursos literarios más valorados en la
obra de Ginés es la plasmación de cuadros costumbristas alicantinos,
especialmente de Aspe, su pueblo natal, describiendo el juego de la pelota valenciana, la cantarera, las serenatas, el rezo del
Rosario de la Aurora, las meriendas de Pascua, etc. Dedicó numerosos artículos a glosar la figura de
Emilio Castelar, y muchos ensayos serían las tesis precedentes para un
desarrollo posterior en libro. Por el contenido temático, podemos clasificar
los libros de Alberola en cuatro apartados:
1º. Temática de la Naturaleza en las publicaciones: Variedades, El Templo de Flora, Mitología Vegetal. 2º. Libros de viajes, historia y costumbres: A orillas del Rhin, Caleidoscopio literario, Guillermo Tell, Una noche en el tren. 3º. Literatura anticlerical: Piscolabis, El Sochantre de mi Pueblo, San
Ignacio y los jesuitas. 4º. Biografías
Políticas: Semblanza de Castelar, Marcelino
Domingo, Eleuterio Maisonnave, Rafael del Riego. En orden cronológico publicó los siguientes libros:
-Variedades, (Madrid, 1881) colección de 9 artículos con temática
variada sobre naturaleza, folclore e ideas castelarinas.
- A orillas del Rhin (Madrid, 1885), Tras efectuar un viaje por Suiza, describe sus impresiones
relatando la majestuosa naturaleza de la república Helvética, y recopila una
colección de diez leyendas populares suizas. Alberola remitió una ejemplar al
presidente suizo, señor Dencher, obteniendo de éste una calurosa felicitación[36].
-Guillermo Tell o la fundación de la República Helvética
(Madrid 1887), novela histórica en homenaje a la antigua Helvecia y a sus
instituciones, paradigma de la libertad. Perfila al héroe suizo como un
personaje noble y valeroso de convicciones demócratas y republicanas. De igual
modo, el presidente de la Confederación Helvética Mr. Droz manifestó al
escritor aspense la profunda emoción que sintió leyendo la obra, matizándole
que el lenguaje explícito usado por los personajes no se ajustaría a la época, aunque la expresión de los
sentimientos era muy emotiva[37]. Recibió críticas
atribuyéndole un estilo emulador de las alocuciones de Castelar, con el
despliegue de una literatura retórica, ampulosa y recargada, característica de
oradores, con personajes idealizados que enunciaban discursos impropios de su
condición social, pero conminándole a desarrollar un estilo propio pues no
carecía de recursos literarios[38].
-El Templo de Flora (Madrid 1888), es un himno épico
a la naturaleza, que sigue el modelo oratorio inspirado en Castelar, utilizando
una prosa castiza que ensalza las estaciones, las flores y los pájaros[39].
-Piscolabis (Madrid 1889), recopilación de artículos periodísticos sobre
supersticiones, historia de comunidades religiosas, textos bíblicos, etc.,
donde evidencia su visible anticlericalismo y una manifiesta oposición a la Compañía
de Jesús. Tuvo una gran resonancia, ya que a los pocos días se agotó la edición[40].
-El sochantre de mi
pueblo (Madrid 1890), escrita con mayor sencillez, marca un
estilo personal más elegante y ameno. Novela folletinesca de tintes
anticlericales.
-Caleidoscopio literario. (Madrid
1891), describe el vivir y las bellezas de Lisboa, París, Burgos y tierras de
Irlanda y el País Vasco.
-Mitología Vegetal. Madrid (Madrid
1892). Leyendas sobre las plantas.
-Semblanza de Castelar (Madrid 1904), un acercamiento biográfico a la figura del político
republicano con admiración y cariño, fue traducido a otras lenguas.
-San Ignacio y los
jesuitas (Madrid 1911). Acervada crítica a la compañía de
Jesús delatando los siniestros procedimientos utilizados por los jesuitas a lo
largo de la historia, su singular moralidad, etc.
-Una noche en el tren (Madrid 1916), toma como
escenario una velada en tren desde Madrid-Alicante, en la que tres personajes
van narrando amenos y ocurrentes cuentos durante el trayecto, salpicados con
tintes humorísticos.
-Tierra Levantina (Alicante 1917), monografía alicantina dirigida a promocionar las bellezas
y bondades de las tierras alicantinas, con el objeto de promocionar su turismo.
-Marcelino Domingo (Alicante 1919), En aquel tiempo, biografía
de un joven diputado republicano, que llegaría a ser ministro de Instrucción
Pública, Agricultura, y de Industria y Comercio durante la II República, sobre
el que Ginés depositaba su confianza para dirigir el partido republicano y
ensalzaba su ideario.
-Eleuterio Maisonnave (Madrid 1920), biografía de exministro de la I República y preclaro
alicantino ligado al partido republicano posibilista de Castelar.
-Rafael del Riego (Alicante 1923), biografía del militar liberal y constitucional que se
alzó en Cabezas de San Juan contra el rey absoluto Fernando VII.
-Cansonera Valenciana (Valencia 1926). Comedia
valenciana.
-L´amo y el señor o
refranera valensiana (Valencia 1927). Comedia valenciana[41].
ARTÍCULOS LITERARIOS Y PERIODÍSTICOS
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AÑO
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REVISTA-PERIÓDICO
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TÍTULO
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CIUDAD
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1880
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La Provincia
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Las Flores
|
Alicante
|
1882
|
Revista Hispano Americana
|
La música y los cantos populares españoles
|
Madrid
|
1882
|
Ilustración Española y Americana
|
Influencia del Harem en el pueblo turco
|
Madrid
|
1882
|
Ilustración Artística
|
Canciones Populares Españolas
|
Barcelona
|
1882
|
La Moda Elegante
|
Los ojos de las mujeres
|
Madrid
|
1884
|
El Balear
|
La iluminación de los Alpes
|
Palma de Mallorca
|
1884
|
El Globo
|
La poesía popular
|
Madrid
|
1884
|
El Globo
|
La primavera y los pájaros
|
Madrid
|
1884
|
La Ilustración Ibérica
|
El estío y los vegetales
|
Barcelona
|
1884
|
La Ilustración Ibérica
|
El aniversario de los muertos
|
Barcelona
|
1885
|
La Ilustración
|
Las Flores
|
Barcelona
|
1885
|
La Ilustración Ibérica
|
Cosas del mundo
|
Barcelona
|
1885
|
La Ilustración Ibérica
|
Guerra de la Independencia
|
Barcelona
|
1885
|
La ilustración Ibérica
|
Gruta de los enamorados (conclusión)
|
Barcelona
|
1885
|
La Moda Elegante
|
Castigo del Cielo I
|
Madrid
|
1885
|
La Ilustración Ibérica
|
La Maldición de Dios I
|
Barcelona
|
1885
|
La Ilustración Ibérica
|
La Maldición de Dios II
|
Barcelona
|
1885
|
La Ilustración Ibérica
|
La Maldición de Dios III
|
Barcelona
|
1886
|
La América
|
La aventura de las Plantas
|
Madrid
|
1886
|
La América
|
El poder de los ojos I
|
Madrid
|
Revista de España
|
Madrid
|
||
1888
|
El Invierno
|
Mahón
|
|
1888
|
Noticiario
|
El Cantón de Schwitz
|
Mahón
|
1889
|
El Liberal
|
El monasterio de Monserrat
|
Mahón
|
1889
|
El Liberal
|
Una sidrería guipuzcoana
|
Mahón
|
1890
|
El Liberal
|
Impresiones de Viaje
|
Mahón
|
1891
|
La Ilustración Ibérica
|
Las Cuatro Estaciones I
|
Barcelona
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1891
|
La Ilustración Ibérica
|
Las Cuatro Estaciones II
|
Barcelona
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1891
|
Cartagena
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Las Mujeres y las flores
|
Cartagena
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1891
|
El Álbum Ibero Americano
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Las Mujeres y las flores
|
Madrid
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1891
|
El Álbum Ibero Americano
|
Lisboa
|
Madrid
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1891
|
El Álbum Ibero Americano
|
El estío
|
Madrid
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1891
|
Cartagena Artística
|
Las últimas palabras de Cristo
|
Cartagena
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1892
|
El Álbum Ibero Americano
|
Consummatum Est
|
Madrid
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1892
|
El Álbum Ibero Americano
|
La Primavera y los pájaros
|
Madrid
|
1892
|
El Álbum Ibero Americano
|
Mitología vegetal
|
Madrid
|
1893
|
El Álbum Ibero Americano
|
La Penitencia
|
Madrid
|
1893
|
El Álbum Ibero Americano
|
Las Flores
|
Madrid
|
1893
|
El Álbum Ibero Americano
|
Los viajes de las Flores I
|
Madrid
|
1893
|
El Álbum Ibero Americano
|
Los viajes de las Flores II
|
Madrid
|
1894
|
El Álbum Ibero Americano
|
El Invierno
|
Madrid
|
1895
|
El Álbum Ibero Americano
|
El oráculo de los Campos
|
Madrid
|
1895
|
El Álbum Ibero Americano
|
La aventura de las Plantas
|
Madrid
|
1896
|
El Ateneo
|
La merienda de Pascua
|
Alicante
|
1896
|
El Ateneo
|
La Cantarera
|
Alicante
|
1896
|
El Ateneo
|
La Serenata
|
Alicante
|
1896
|
El Ateneo
|
El Rosario de la Aurora
|
Alicante
|
1897
|
El Ateneo
|
El anacoreta de Monserrat
|
Alicante
|
1897
|
El Ateneo
|
El salto del fraile
|
Alicante
|
1897
|
El Graduador
|
Domingo de ramos
|
Alicante
|
1897
|
El Graduador
|
La Mona
|
Alicante
|
1897
|
El Graduador
|
El vil metal
|
Alicante
|
1898
|
El Graduador
|
Los Jesuitas Desde el nº I hasta IX
|
Alicante
|
1899
|
El Graduador
|
Una carta del otro mundo
|
Alicante
|
1901
|
El Graduador
|
Castelar en su despacho
|
Alicante
|
1901
|
El Álbum Ibero Americano
|
El oro y el trigo
|
Madrid
|
1902
|
El Álbum Ibero Americano
|
Las Fiesta de la Naturaleza I
|
Madrid
|
1902
|
El Álbum Ibero Americano
|
La flora de los montes (conclusión)
|
Madrid
|
1902
|
La Correspondencia de Alicante
|
Paisaje Levantino
|
Alicante
|
1904
|
El Graduador
|
La Mona
|
Alicante
|
1904
|
El Graduador
|
La Cantarera alicantina
|
Alicante
|
1905
|
Heraldo de Alcoy
|
Anécdotas de Castelar
|
Alcoy
|
1906
|
El Álbum Ibero Americano
|
Mitología Vegetal I
|
Madrid
|
1906
|
El Álbum Ibero Americano
|
Mitología Vegetal II
|
Madrid
|
1906
|
El Álbum Ibero Americano
|
Mitología Vegetal III
|
Madrid
|
1906
|
El Álbum Ibero Americano
|
Mitología Vegetal IV
|
Madrid
|
1906
|
El Álbum Ibero Americano
|
Mitología Vegetal V
|
Madrid
|
1906
|
El Álbum Ibero Americano
|
El Estío
|
Madrid
|
1908
|
El Álbum Ibero americano
|
Mitología Vegetal El Pino
|
Madrid
|
1911
|
Diana
|
Intimidades de la Vida. Por qué no se casó Emilio
Castelar.
|
|
1911
|
El Motín
|
Triada Jesuítica
|
|
1912
|
El País
|
El Cristo de los Jesuitas
|
Madrid
|
1912
|
E Radical
|
Carlos III y los jesuitas
|
Alicante
|
1912
|
El País
|
La Tierra de San Ignacio
|
Madrid
|
1912
|
El País
|
Historia que parece un cuento
|
Madrid
|
1912
|
El País
|
Maura desorientado
|
Madrid
|
1912
|
El País
|
Los árboles hablan
|
Madrid
|
1912
|
El País
|
Árboles parlantes
|
Madrid
|
1912
|
El País
|
Fruta del tiempo
|
Madrid
|
1912
|
El País
|
El rey de la leyenda y los jesuitas
|
Madrid
|
1912
|
El País
|
La longevidad de los árboles
|
Madrid
|
1912
|
El País
|
La leyenda del Pino
|
Madrid
|
1912
|
La ciudad lineal
|
Los árboles y las exageraciones
|
Madrid
|
1912
|
El País
|
Reacción y revolución
|
Madrid
|
1913
|
El País
|
Árboles Eróticos
|
Madrid
|
1913
|
El País
|
Alegría justificada
|
Madrid
|
1913
|
El País
|
La cruz de Cristo en el Calvario
|
Madrid
|
1913
|
El País
|
Propaganda anticlerical: Socaliñas eclesiásticas
|
Madrid
|
1913
|
El País
|
La confesión
|
Madrid
|
1913
|
El País
|
Progresos y supersticiones
|
Madrid
|
1913
|
El País
|
De mi cartera de Viaje: Recuerdos de San Sebastián
|
Madrid
|
1913
|
El Graduador
|
Un republicano
de buena cepa
|
Alicante
|
1915
|
La voz de Menorca
|
Castelar vidente
|
Mahón
|
1918
|
El Luchador
|
Agosto de 1917. Aniversario Memorable
|
Alicante
|
1918
|
El Luchador
|
Realidad para la lucha. El plan de Marcelino Domingo.
|
Alicante
|
1918
|
El Luchador
|
La Revolución de Septiembre
|
Alicante
|
1918
|
Renovación
|
Falta de Sensibilidad
|
Barco de Ávila
|
1918
|
El Luchador
|
Urge la Renovación
|
Alicante
|
1919
|
El Ideal
|
Tres eran tres
|
Tortosa
|
1919
|
El Luchador
|
Maura, el hombre de la leyenda
|
Alicante
|
1924
|
El Luchador
|
Castelar. En el vigésimo quinto aniversario de su muerte
|
Alicante
|
1924
|
El Luchador
|
Higiene Cívica
|
Alicante
|
1924
|
El Luchador
|
El destierro de Castelar
|
Alicante
|
1924
|
El Luchador
|
El gran problema
|
Alicante
|
1924
|
El Luchador
|
Efeméride Gloriosa
|
Alicante
|
1925
|
Diario de Alicante
|
Un hermoso libro “Alquimia Espiritual”
|
Alicante
|
1926
|
Diario de Alicante
|
La catarata del Rhin
|
Alicante
|
1926
|
Diario de Alicante
|
Ideario Político de Maisonnave
|
Alicante
|
1926
|
Diario de Alicante
|
Perfil de Fernando VII
|
Alicante
|
1927
|
Diario de Alicante
|
Los Constituyentes de Cádiz y la libertad de
imprenta.
|
Alicante
|
Gonzalo Martínez Español
Cronista de la villa de Aspe (Alicante)
[1] Archivo
Municipal de Aspe. Libro de nacimientos 1853-55.
[2] ALBEROLA
RODRÍGUEZ, Ginés: Una vida al servicio de
la República. Alicante, 1935. p. 16-17.
[3] PAVÍA
PAVÍA, Salvador: ”Ginés Alberola: Un gran aspense en el olvido”. Revista La Serranica 1984. s/p
[4]
Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. (En adelante BVPH) El Graduador, 7 de agosto
de 1880.
[5] BVPH, El
Campo, 1 de julio de 1881.
[6] ALBEROLA
RODRÍGUEZ, Ginés: Una vida al servicio de
la República. Alicante, 1935, p. 34-35.
[7]
Hemeroteca Digital Biblioteca Nacional de España (En adelante HDBNE), La
República, 15 de noviembre de 1889. La Época, 18 de noviembre de 1889.
[8] HDBNE,
Diario Oficial de Avisos de Madrid, 10 de febrero de 1890
[9] Ídem, El
Día, 21 de abril de 1890.
[10] PAVÍA
PAVÍA, Salvador:” Ginés Alberola: Un gran aspense en el olvido”. Revista La Serranica 1984. s/p
[11] HDBNE.
La Iberia, 15 de abril de 1895.
[12] BVPH.
El Graduador, 11 de marzo de 1897.
[13] Ídem.
El Liberal, 9 de marzo de 1898.
[14]
ALBEROLA RODRÍGUEZ, Ginés: Opus. Cit. p. 23-24.
[15] BVPH.
El Graduador, 23 de junio de 1898.
[16] Ídem.
La Correspondencia Alicantina, 11 de febrero de 1900.
[17] Ídem.
El Graduador, 28 de febrero de 1902.
[18] BVPH.
El Graduador, 14 de diciembre de 1907 y 12 de enero de 1908.
[19]
ALBEROLA RODRÍGUEZ, Opus Cit. p. 35-36.
[20] HDBNE.
El País, 25 de abril de 1911.
[21] BVPH.
Correspondencia de Alicante, 8 de febrero de 1918. HDBNE. El País, 16 de
febrero de 1918.
[22] Ídem.
La Correspondencia de Alicante, 13 de mayo de 1918.
[23] Ídem.
La Correspondencia de España, 28 de mayo de 1918.
[24] HDBNE.
El País, 5 de marzo de 1919
[25] BVPH.
El Luchador, 29 de agosto de 1927.
[26] Ídem. El
Luchador, 5 y 7 de mayo de 1934.
[27] Ídem.
El Luchador, 21 de enero de 1935.
[28] Ídem,
El Luchador, 22 de enero de 1935. Diario de Alicante, 23 de enero de 1935.
[29] Ídem,
El Luchador, 15 de noviembre de 1935.
[30]
ALBEROLA RODRÍGUEZ, Opus Cit. p. 24.
[31]
Hemeroteca Digital del Archivo Municipal de Murcia. La Luz, 22 de abril de 1883.
[32]
PAVÍA PAVÍA, Salvador : “Literatura Aspense”,
en Aspe Medio Físico y Aspectos
Humanos, Aspe, 1998, p. 387.
[33] RAMOS
PÉREZ, Vicente: Literatura
alicantina, 1839-1939. Alicante, 1966, p. 127.
[34]
PAVÍA PAVÍA, Salvador: “Literatura Aspense”, en Aspe Medio Físico… p. 387.
[35] BVPH. El Graduador, 17 de agosto de 1902.
[36] BVPH.
La Correspondencia de España, 17 de mayo de 1886.
[37]
Ídem. La Correspondencia de España, 22
de junio de 1887. El Graduador, 2 de julio de 1887.
[38] Ídem.
El Liberal, 13 de diciembre de 1887.
[39] HDBNE.
Revista de España, Enero-Febrero de 1888.
[40] BVPH.
El Constitucional, 31 de mayo de 1889
[41] RAMOS
PÉREZ, Vicente: Literatura
alicantina, 1839-1939. Alicante, 1966, p. 130-131.