BONDAD Y ELOCUENCIA RELIGIOSA:
EL CANÓNIGO GENARO CANDELA ALENDA
Publicado en la revista del Monte nº 13, 2013
El callejero de Aspe contiene los nombres
de varios hijos de la villa de los que poco o nada conocemos, habiendo merecido
tiempo atrás la estima y consideración de nuestros predecesores, al dedicarles una
calle a su memoria. Este trabajo
pretende divulgar la figura de Genaro Candela Alenda, afamado clérigo por su
bondad y brillante oratoria, cuyo nombre designa a una popular calle de Aspe, conocida
popularmente como Calle del Cura o
antaño designada Calle Empedrá.
Nació don Genaro Candela Alenda el
22 de abril de 1845 en la calle Concepción de Aspe. Sus progenitores fueron
José Candela Sánchez, dedicado a las tareas agrícolas y María Vicenta Alenda y
Mira Percebal[1].
Fue sobrino de Genaro Alenda y Mira
Percebal, destacado funcionario de la Biblioteca Nacional, que llegó a alcanzar
la dirección interina de la institución entre marzo de 1883 y octubre de 1884. Desconocemos
donde cursó sus estudios sacerdotales, pero con toda probabilidad sería en el
Seminario Diocesano de San Miguel de Orihuela. Concluida su formación religiosa,
recaló con prontitud en la parroquia de Aspe. En 1875 ocupaba una plaza de presbítero
en la iglesia de Nuestra Señora del Socorro, siendo miembro de la agrupación
“Juventud Católica de Aspe[2]”. El
sacerdote dedicaba parte de su actividad a la docencia, ya que en 1880 figuraba
como director de un colegio de segunda enseñanza en Aspe, denominado San
Luís Gonzaga, recibiendo felicitaciones por parte de la comisión examinadora
del instituto de Alicante, merced al excelente resultado en los exámenes que
habían obtenido los alumnos de su colegio[3].
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Genaro Candela Alenda |
En las fiestas patronales a la Virgen de las Nieves celebradas
en 1884, el padre Candela inicia una prolongada etapa de preeminente orador encargado de pronunciar
las alocuciones de bienvenida a la Serranica[8]. A
principios de julio de 1885 se desató en Aspe una calamitosa epidemia de cólera
morbo. Manuel Cremades[9]
narraba que los vecinos de Aspe, afligidos por la enfermedad y las defunciones,
solicitaron al Ayuntamiento la traslación de la Virgen de las Nieves en
rogativa a Aspe. El Consistorio asignó el día 24 de julio para el traslado,
pero el 21 de julio, un grupo de exaltados e impacientes fieles marcharon a
Hondón para traerse a la Virgen sin contar con las autoridades, impidiéndoselo
los vecinos de Hondón. Se crisparon los ánimos, los de Aspe volvieron al pueblo
para tomar las armas y encaminarse a Hondón, en el Collado les esperaban los
vecinos de Hondón pertrechados con sus armas, entablándose una fuerte
discusión. La rápida y decisiva intervención de don Genaro Candela fue
providencial, marchó al Collado, y con sus esclarecidas palabras logró
apaciguar los intempestivos ánimos de los bandos, evitando una jornada luctuosa
para ambos pueblos. El 2 de agosto se realizó una solemne misa y procesión de
rogativas, nombrando el Ayuntamiento a don Genaro para disertar en las
plegarias. La meritoria labor desempeñada por médicos, sacerdotes y otras
personas en el desarrollo de la epidemia de cólera, hizo que se abrieran
diligencias para instruir un expediente de méritos a favor de los médicos Pablo
Gil Lozano y José Botella Erades, del coadjutor Genaro Candela, y de Juan de Dios Mira, León Bravo del
Castillo y Antonio Penalva[10].
Don Genaro era requerido en multitud de eventos
religiosos. Los festejos celebrados en Petrer entre el 13 y el 15 de mayo de
1887 en honor a San Bonifacio contaron con la participación del padre Candela:”Misa solemne en la Parroquia el sábado,
predicando el sabio orador don Genaro Candela de Aspe, quien hizo el panegírico
del santo mártir con la galadura que él sabe hacerlo[11]”.
En las fiestas patronales de 1888, el Ayuntamiento de Aspe vuelve a designar al
padre Candela para enaltecer con su depurada elocución el sermón de bienvenida
y panegírico a las Virgen de las Nieves en la misa mayor del 5 de agosto[12],
percibiendo una gratificación a cuenta del
Consistorio[13].
Con motivo de un artículo publicado en la revista
alicantina La Revelación, profiriendo
descalificaciones a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, la comunidad
católica se movilizó para realizar un multitudinario festejo el 29 de diciembre
de 1889 en desagravio a las ofensas vertidas. La jornada se desarrolló en la
catedral alicantina de San Nicolás, con múltiples actos religiosos que incluyeron
la disertación de emotivos sermones por parte de Luis Calpena y Genaro Candela[14]. A
comienzos de marzo de 1890, las fiestas de Muchamiel, dedicadas a la Virgen de
Loreto, contaron con la participación de
distinguidos oradores, entre los que se incluía Genaro Candela[15].
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Antigua Imagen de la Virgen de las Nieves |
El padre Candela fue un activo partícipe en las
celebraciones de la Semana Santa aspense. Durante los oficios y procesiones
solemnizados en la Cuaresma de 1890, don Genaro compartió púlpito con el
clérigo Arturo Martínez en la predicación del Sermón de las Siete Palabras,
seguidos por una numerosa concurrencia de fieles[16]. De
nuevo, sería nuestro eminente sacerdote el encargado de disertar el sermón de
bienvenida a Ntra. Sra. de las Nieves en las fiestas de 1890: “La elocuente palabra del distinguido orador
sagrado D. Genaro Candela hizo enmudecer los vítores. Si digo que el señor
Candela es hijo de Aspe. Queda dicho el entusiasmo con que daría la bienvenida
a su madre la Virgen de las Nieves…[17]”.
El periódico El Alicantino se
congratulaba por la gran concurrencia de fieles que había asistido a la
parroquia de Nuestra Señora del Socorro durante las predicaciones de la
Cuaresma de 1892. El misionero José Navarro se alternaba en las disertaciones con
el padre Genaro durante el Septenario de la Dolorosa[18]. En
diciembre, el presbítero participó en una velada literaria-musical celebrada en
el colegio de la Inmaculada Concepción de Novelda[19].
La parroquia de Aspe realizó una
novena dedicada a Santa Teresa de Jesús en octubre de 1893, promovida por la
asociación Hijas de María y Teresa de
Jesús. El altar dedicado a la Santa estuvo profusamente iluminado y
adornado por los jóvenes que componían la archicofradía. El solemne sermón en
la onomástica de Santa Teresa corrió a cargo del nuestro ilustrado sacerdote[20]. Nuevamente,
don Genaro ocupó la cátedra apostólica para exhortar el discurso de recepción a
la Virgen de las Nieves y el solemne sermón
en la onomástica de la patrona, durante las celebraciones patronales del
año 1894[21]: “… se puede llamar con justicia notable, así
por los hermosos conceptos que vertió este señor en su discurso, como por la
habilidad con que supo interesar al escogido y numeroso auditorio en el asunto
que versó…[22]”
El afamado sacerdote fue un habitual
colaborador en las veladas literato-musicales que organizaba del Círculo Obrero
Católico de Alicante en pro de la formación de la clase trabajadora. En febrero
de 1895, el padre Candela fue reconocido con una encomiable distinción, siendo
designado Predicador de Su Majestad[23].
La reputación de excelente orador se extendió más allá de tierras valencianas,
siendo invitado a pronunciar sus
homilías en Madrid. En el mes de junio de 1895, la parroquia de Nuestra Señora
de Covadonga –situada en el Barrio matritense de Salamanca-, realizó un novenario en honor al Sagrado
Corazón de Jesús. La nota de prensa que publicitaba los actos religiosos
reseñaba: “Por las mañanas predicarán
diferentes oradores, y todas las tardes ocupará la cátedra sagrada don Genaro
Candela, predicador de S. M., orador elocuente desconocido en esta capital, que
goza de gran fama en el Reino de Valencia[24]”.
Las disertaciones efectuadas por don Genaro en el transcurso de la novena,
encandilaron a la numerosa concurrencia de fieles. Un rotativo manifestaba: “a escuchar y admirar los notables discursos
que pronuncia el distinguido orador sagrado D. Genaro Candela, predicador de S.
M., que por primera vez ha predicado en esta Corte, justificando la fama de
orador que tiene en todo el reino de Valencia[25]”.
El columnista lamentaba las reducidas dimensiones del templo madrileño, ya que una
parroquia más espaciosa hubiera podido albergar una audiencia mayor.
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Iglesia de Santa Justa y Santa Rufina de Orihuela |
La prensa alicantina recoge su nombramiento como cura
ecónomo de la iglesia de San Vicente en mayo de 1897[27].
Fugaz sería su estancia en San Vicente, ya que fue designado cura párroco
interino para la iglesia de Santa Justa y Santa Rufina de Orihuela a mediados
de diciembre del mismo año[28], y
tomó cargo del curato durante los primeros días de enero de 1898[29]. Su
reputación se había extendido por tierras murcianas. A primeros de junio de
1900 regresó de Cartagena, tras predicar diez sermones en la iglesia de Santo
Domingo, glorificando a Santa Rita de
Casia, añadiendo nuevos éxitos a su fecunda oratoria en la cátedra sagrada[30].
Una real orden de 11 de abril de 1901 le concedía la
plaza en propiedad de la iglesia de Santa Justa, la noticia fue acogida en
Orihuela con gozo: “Ha sido muy bien
recibido en toda esta población el nombramiento en propiedad del virtuoso
sacerdote y elocuente orador sagrado D. Genaro Candela, para el curato de Santa
Justa, que hasta aquí venía desempeñando como regente. Muchos fieles piensan
obsequiar a tan respetable sacerdote con una brillante serenata musical el día
de su toma de posesión, que tendrá lugar para últimos del mes actual[31]”.
El 26 de mayo se llevaron a cabo los solemnes actos de toma de posesión del
curato de Santa Justa y Santa Rufina por el padre Candela[32].
Don Genaro alternaba su residencia
en Orihuela con numerosa visitas a Aspe. El acreditado orador fue partícipe el
8 de septiembre de 1906 en los solemnes actos de inauguración de una capilla
emplazada en una finca de la Nía, propiedad del médico Francisco Hernández
Almodóvar pronunciando un sugestivo sermón. Unos días más tarde, se realizó una
multitudinaria fiesta en Orihuela conmemorando el centenario de la Virgen de
Monserrate. Nuestro esclarecido orador sería el oficiante de una misa de
campaña solemnizada en la avenida de la Estación, y ante una audiencia de más
de 10.000 personas, disertó una emotiva plática que arrancó apasionadas
aclamaciones a la patrona de la villa y a Orihuela[33].
Genaro Candela sería reconocido con
una nueva distinción religiosa. Un real decreto del Ministerio de Gracia y
Justicia publicado en la Gaceta Real de 20 de enero de 1908, le nombrada
canónigo de la catedral de Orihuela. Venía a ocupar la canonjía vacante por defunción de Antonio
Vidal[34]. La
designación tuvo una acogida muy favorable en la ciudad de Orihuela, tal como
verifica la prensa: “El nombramiento para
canónigo de esta catedral, hecho en el ejemplar y virtuoso sacerdote don Genaro
Candela Alenda, párroco que fue de la iglesia de Santa Justa, ha producido en
la ciudad excelente efecto. Todo, absolutamente todo el vecindario aplaude sin
reserva el acto de justicia realizado por el ministro. El agraciado con tan
importante cargo es persona de vastísima ilustración, afable en su trato y de
humildad ejemplar. Durante muchos años viene desempeñando humildes cargos en
las parroquias más pobres, conquistándose el aprecio y estimación en cuantos
pueblos desempeñó las sagradas funciones de su ministerio. Pocos nombramientos
han producido en la opinión pública tan entusiasta acogida como el presente[35]”. Tomó posesión de su canonjía el 5 de
febrero de 1908 ante una distinguida concurrencia[36]. Unos
meses más tarde, durante los festejos bienales dedicados a la patrona de Aspe,
sería otra vez el orador elegido para pronunciar el sermón a las glorias de la
Virgen de las Nieves en la misa solemne del día 5 de agosto[37]. El 2 de septiembre, la junta directiva de obreros
católicos de Aspe celebró una gala literaria-musical en el recinto del teatro
viejo de Aspe, destinada a conmemorar el primer centenario de la independencia
española y el jubileo del papa Pio X. Tomaron parte activa en el homenaje
distinguidos personalidades de la sociedad aspense: Genaro Candela, Vicente
Calatayud Bonmatí, Pedro Galipienso, Francisco Calatayud, el párroco Manuel
Hernández, el sacerdote Antonio Soria, etc., a lo largo de una dilatada velada
que se prolongó durante 4 horas[38].
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Catedral del Salvador de Orihuela |
Desde su condición republicana y laica, el aspense
Ginés Alberola, -antiguo secretario de
Emilio Castelar- redactó un artículo loando
las virtudes de don Genaro Candela, al que señalaba como sacerdote ejemplar,
expresando: “Por su carácter jovial, por
su parla amena, por lo llano y democrático de sus costumbres, por sus virtudes
cívicas y privadas, por lo franco y noble de su trato, hasta por la gallardía y
prestancia de su figura y la brillantez y profundidad de su mirada que revelan
fortaleza e inteligencia nada vulgares, D. Genaro Candela resulta uno de los
sacerdotes más atrayentes y simpáticos que ha nacido de madre, desde que el
mundo es mundo.
Profundamente
penetrado de su altísimo ministerio a que se consagrara por inclinación natural
y no por egoísmo, cual muchos de su clase, nuestro distinguido amigo, fiel
imitador de Aquel que iba descalzo y harapiento por los desiertos de Palestina,
odia las riquezas y el lujo (…), en su exhausto y escuálido bolsillo no guarda
ni siquiera las monedas de cobre necesarias para hacer cantar a un ciego.
La práctica
de todas las virtudes cristianas le son tan peculiares a este sacerdote
ejemplar, que las considera como cosa corriente y sin ningún valor. Consagra
las primeras horas del día a socorrer al pobre, a consolar al triste, a visitar
al enfermo, a sostener a los vivos, a rezar por los muertos, y luego de haber
derramado con santa unción evangélica tanto bien entre sus semejantes, torna a
su casa mohíno y cabizbajo, y hasta disgustado de sí mismo, porque su penuria
irremediable no ha podido, con generoso desprendimiento cual fuera su anhelo,
acudir a todos los desgraciados (…)[41].
Don Genaro llegaría a desempeñar el grado de Canónigo Magistral en el cabildo
catedralicio oriolano, siendo el sacerdote encargado de pronunciar los solemnes
discursos en las liturgias oficiadas en la catedral. Entre los parientes de don
Genaro, se encontraban María Cremades Candela y su hija María Botella Cremades,
las grandes impulsoras de la construcción del Asilo de Caridad. El padre
Candela fue el sacerdote que dispensó las aguas bautismales a María Botella en 1876, y el oficiante de la
misa de corpore insepulto a la infortunada María en 1913[42]. El 15
de agosto de 1916 se inauguraron las instalaciones del Asilo con toda
solemnidad. Don Genaro sería el sacerdote encomendado para celebrar la misa
inaugural en la capilla del Asilo[43].
En conversaciones con Antonio y Carlos Sánchez Prieto,
parientes de don Genaro por línea materna, - ya que su abuelo Pedro Prieto Candela era sobrino del sacerdote, al
igual que sus hermanos Francisca, María y
Antonio Prieto Candela, éste último, padre del insigne actor Antonio Prieto
Puerto - , me han relatado la estrecha amistad que unió a don Genaro con don José
María Alcaraz Alenda. En una trascendente elección que concernía al sacerdote
don José María Alcaraz, fue participe don Genaro. Dado su cargo de canónigo
catedralicio debía presentarse en el Obispado de Orihuela para concurrir en la
votación que diera paso al nombramiento de un nuevo canónigo para una plaza
vacante; la elección estaba muy comprometida puesto que los nominados a la
canonjía disponían de títulos y doctorados similares a los que poseía su paisano José
María Alcaraz. Don Genaro se encontraba en cama y con fiebre, motivado por una
gripe. Conociendo que con esa justificada ausencia perjudicaba
irremediablemente el nombramiento de canónigo a favor de su paisano, en contra
de los consejos de su médico y familia, hizo acto de presencia en ese pequeño
cónclave y con su voto inclinó a favor del
padre Alcaraz Alenda ese merecido nombramiento. En
1916 don José María obtendría la canonjía de Penitenciario de la diócesis, tras
una brillante oposición. Años después, don José María
Alcaraz sería consagrado obispo en Orihuela el 13 de marzo de 1930, en un solemne acto
presidido por el Nuncio papal monseñor Tedeschini. Las trayectorias religiosas
de don Genaro Candela y don José María Alcaraz fueron ejemplares, coincidiendo en su entrega al servicio
de la Iglesia, y sobre todo, en la ayuda prestada a los más necesitados durante
las épocas de penuria que les tocó vivir.
El virtuoso sacerdote falleció el día 27 de enero de 1924 en Aspe a
los 78 años de edad. La Corporación
municipal reunida el 31 de enero de 1924, dedicó un afectuoso recuerdo a la memoria de don Genaro:
“hijo piadoso de esta villa de Aspe, que
siempre se distinguió por su amor a sus semejantes, y que por sus estudio y merito
debidos a su laboriosidad, había alcanzado el puesto que ocupaba,
distinguiéndose por su altruismo en bien de los necesitados, que siempre
encontraron en él un padre amoroso, socorriéndole con prodigalidad, cualidades
éstas que hacen perdurable su recuerdo…”. Por iniciativa del concejal
Francisco Calatayud Gil, el pleno acordó reemplazar el nombre de la calle
Méndez Álvaro –antigua calle Empedrada–
por la designación de canónigo Genaro Candela Alenda[44].
Mi agradecimiento a los hermanos Antonio
y Carlos Sánchez Prieto por la información y fotografía facilitada de don Genaro para
complementar este artículo.
NOTAS.
[1] Archivo
Municipal de Aspe. Registro civil de nacimientos 1845-48, anotación nº 114.
[2] El
Constitucional, 24 de julio de 1875.
[3] El
Graduador, 4 de julio de 1880.
[4] El Eco
de la provincia, 1 de agosto de 1883.
[5] La
Unión Democrática, 27 de septiembre de 1883
[6] El
Eco de la provincia, 9 de octubre de 1883.
[7] El Semanario
Católico nº 682, 29 de diciembre de 1883.
[8] El Semanario
Católico nº 715, 16 de agosto de 1884.
[9]
CREMADES CREMADES, Manuel (1966): Aspe,
Novelda y Monforte, p. 184.
[10] El
Constitucional, 19 de marzo de 1886; El Graduador, 12 de marzo de 1886. El
Serpis, 20 de marzo de 1886
[11] El
Constitucional, 18 de mayo de 1887.
[12] El
Alicantino, 2 y 12 de agosto de 1888.
[14] El
Alicantino, 16 de enero de 1890.
[15] El
Alicantino, 23 de febrero de 1890.
[16] El
Alicantino, 9 de abril de 1890.
[17] El
Alicantino, 10 de agosto de 1890.
[18] El
Alicantino, 6 de abril de 1892.
[19] El
Alicantino, 29 de diciembre de 1892.
[20] El
Alicantino, 24 de octubre de 1893.
[21] El
Alicantino, 3 de agosto de 1894.
[22] El
Alicantino, 10 de agosto de 1894.
[23] El
Alicantino, 20 de febrero de 1895.
[24] La
Correspondencia de España, 20 de junio de 1895.
[25] La
Correspondencia de España, 29 de junio de 1895.
[26] El
nuevo Alicantino, 23 de agosto de 1896.
[27] El
Graduador, 29 de mayo de 1897; El Nuevo Alicantino 27 de mayo de 1897. La
Correspondencia Alicantina, 27 de mayo de 1897. Correspondencia de Alicante, 27
de mayo de 1897.
[28] El
Graduador, 14 de diciembre de 1897.
[29] La
Correspondencia Alicantina, 14 de enero de 1898. El Graduador, 15 de enero de
1898.
[30] El
Diario de Murcia, 3 de junio de 1900.
[31] La
Correspondencia de Alicante, 11 de mayo de 1901.
[32] El
Graduador, 26 de abril de 1901. La Correspondencia de Alicante, 18 y 31 de mayo
de 1901.
[33] La
Voz de Alicante, 14 y 20 de septiembre de 1906.
[34] El
Lábaro, 20 de enero de 1908. Heraldo Alavés, 20 de enero de 1908. Diario de
Comercio, 22 de enero de 1908. El defensor de Córdoba, 22 de enero de 1908.
Heraldo de Tarragona, 22 de enero de 1908. La Correspondencia de España, 21 de
enero de 1908.
[35] La
Correspondencia de España, 22 de enero de 1908.
[36] La
Voz de Alicante, 5 de febrero de 1908.
[37] El
Alicantino, 30 de julio de 1908.
[38] La
Voz de Alicante, 14 de septiembre de 1908.
[39] El
pueblo de Alicante, 28 de noviembre de 1910.
[40]
Revista Iris, 30 de julio de 1912, p. 323.
[41] El
País, 5 de agosto de 1912. “Rara Avis, el padre Candela”.
[42]
AZNAR PAVÍA, Carlos (2004): “María Botella Cremades presente en el IV
centenario de la constitución de la parroquia de Nuestra Señora del Socorro”.
En Estudios sobre la parroquia de Nuestra
Señora del Socorro en el IV Centenario de su fundación. Aspe, Ayuntamiento.
[43] Hoja
Impresa “La Inauguración del Asilo”. Imprenta de Leocricio Alcaraz, 1916. Aspe.
[44]
Archivo Municipal de Aspe, Libro de Actas 1924-25, Pleno de 31 de enero de 1924,
fol. 8.
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