LOS CAPELLANES CUSTODIOS DE LA ERMITA DE NTRA. SRA. DE LAS NIEVES EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII.
Publicado en la revista Amanecer nº XVIII (Hondón de las Nieves), 2015-16
Las escuetas
noticias recopiladas en el libro de actas capitulares Má de Consells de la vila i baronia d´Asp (1659-1679) indican que
el Ayuntamiento de Aspe fue el responsable del mantenimiento de la ermita de
Hondón de las Nieves durante el siglo XVII, y que abonaba un estipendio al
religioso o seglar que cuidaba del oratorio. En torno a 1683-85 se acometió una
importante obra de remodelación en la ermita, paralela a la revitalización del
culto a Ntra. Sra. de las Nieves, que había decaído durante buena parte del siglo
XVII en beneficio de Ntra. Sra. del Orito
del Fondó.
Los
duques de Maqueda-Arcos, propietarios de la villa de Aspe, en cuyo término se
integraban los parajes de los Hondones de
la Ermita y de la Balsa, percibían íntegramente el diezmo de cosechas y
ganados, incluido el tercio del diezmo que correspondía a la iglesia. Esta concesión
fue otorgada por el rey Alfonso V a Ximén Pérez de Corella en 1449, y
ratificada en 1451por el pontífice Nicolás V, emitiendo una bula papal,
recompensando los servicios prestados a la Santa Sede. Como contrapartida, el
Conde de Cocentaina contrajo la obligación de dotar de los ornamentos y alhajas
necesarias para el oficio del culto, abonar el sueldo de los religiosos,
entregar una cantidad para el mantenimiento de la fábrica de las iglesias, y en
caso necesario edificar un nuevo templo. Los Duques de Maqueda-Arcos debieron asumir sus
obligaciones de sustentar el culto en la ermita de Hondón de las Nieves, tras
la reforma del oratorio en 1685, nombrando a los capellanes que custodiaban el
santuario y abonándoles un estipendio.
Tras fallecer el duque Joaquín de Guadalupe Ponce en
1729, la duquesa viuda Ana María Spinola, regía el ducado como tutora de su
hijo primogénito Joaquín Cayetano. El 17 de febrero de 1731 emitió un decreto en
el que designaba capellán de la ermita de Nuestra Señora de las Nieves al padre
fray Teodoro Rico. El nombramiento se produjo tras la defunción del padre
Gabriel Rico, religioso que había administrado el culto en la ermita desde el 4
de diciembre de 1728 hasta su óbito el 27 de enero de 1731:
” Hallándome informada de la virtud y buenas partes que concurren en el padre
fray Teodoro Rico, y que cuidará con el mayor celo de aquel santuario, como
madre, tutora y gobernadora de la persona, bienes y estados del Excmo. Sr. don
Joaquín Ponce de León Spinola de la Cerda, duque de Arcos y de Maqueda, mi hijo
primogénito, y del dicho Excmo. Sr. duque mi marido (que haya gloria), le elijo
y nombro en el referido encargo de capellán de la referida ermita, para que lo
sea en la conformidad que lo practicaba el dicho fray Gabriel Rico, y demás sus
antecesores. Y mando se le entreguen todas las alhajas y ornamentos de dicha
ermita, y demás perteneciente a ella por inventario jurídicamente y que se le
acuda, con lo que por razón de dicho encargo de tal capellán debiere gozar…[1]”
Estando vacante el cargo de capellán, los miembros de
la Sitiada Patrimonial del Marquesado de Elche ordenaron la entrega de las
llaves del santuario a fray Teodoro Rico, para que una vez confirmado por la
Duquesa, proporcionase asistencia religiosa a la ermita y su feligresía,
prosiguiendo la labor de engrandecer el culto a la Virgen de las Nieves. En una
carta dirigida a la Duquesa[2],
el padre Teodoro relata el antiguo servicio prestado en el oratorio de Ntra.
Sra. de las Nieves durante 14 años. La misiva rememora la pretérita designación
que el difunto duque de Arcos Joaquín de Guadalupe le consignó en torno a 1714,
por la que percibía una asignación anual de 120 reales, y asumía la obligación
de oficiar misa en los días de fiesta. La retribución fue incrementada por la
Casa Señorial en 1717 obteniendo 1 real y ½ por la misa diaria que celebrase,
con la obligación de oficiar 3 misas a la semana por la memoria e intención de
los Duques de Arcos.
Durante su primera etapa en el oratorio de Hondón, el padre Teodoro procuró
embellecer la ermita. En estos años se decoraron algunas capillas con las espléndidas
pinturas murales. Asimismo se esforzó por afianzar las creencias cristianas
entre los feligreses de los Hondones, -y que a
su juicio-, habrían permanecido indiferentes y mal instruidos en la fe, ante la falta
de un pastor que les asistiese en la doctrina católica. El fraile expresaba en
su carta:
“… me mantuve en ella catorce años en los que procuré
adelantarla en ornamentos que compite en los aseos con la más rica iglesia. Y
en la veneración, con el más recoleto santuario haciendo inmensos los concursos
en votos por los Beneficios de la liberal mano de esta gran Reina [Virgen de
las Nieves]. Vivió este tiempo ocupado en instruir en la doctrina Cristiana a
las muchas gentes que viven en aquellos Cortijos, que faltos de quien les
dirigiera no hubiera en ellos de cristianos sino el nombre, y exhortándoles a
la penitencia, se hacía el que menos ejemplar en frecuentar sacramentos…[3]”
El padre Teodoro decidió abandonar
el oratorio y regresar a su retiro conventual en 1728, sustituyéndole como
custodio de la ermita su sobrino fray Gabriel Rico, en quién depositaba su plena
confianza. Fray Gabriel tan sólo permaneció tres años rigiendo el santuario de
Hondón. Falleció prematuramente el 27 de enero de 1731, siendo asistido en sus
postreros días por su tío Teodoro. El padre Gabriel fue persona piadosa y
atenta a los cuidados de la Virgen de las Nieves, recibiendo en su funeral el
reconocimiento de los sacerdotes de la parroquia de Aspe:
“En 27 murió el Reverendo Padre fr. Gabriel Rico
religioso de San Francisco de
Paula, Capellán de la ermita de Nra. Sra. de las Nieves, término de esta Villa
y habiendo recibido los Santos Sacramentos
se hizo entierro General sin pago, en atención al buen ejemplo que dio y
asistencia a Nuestra Señora[4].”
A fines de 1732
fray Teodoro Rico decidió renunciar nuevamente a su cargo de capellán en el santuario de Hondón de las Nieves para retornar
a su convento. El 20 de diciembre de 1732 la duquesa Ana María designó como capellán
de la ermita de Ntra. Sra. de las Nieves al licenciado Joseph Fuentes, vecino
de Aspe. La Junta y Sitiada Patrimonial ilicitana expidió una misiva a
Francisco Areco, baile de la villa de Aspe, notificándole el nombramiento de Joseph
Fuentes y ordenando se le hiciera entrega de los ornamentos y alhajas del
oratorio de Hondón mediante la redacción de un inventario, teniendo en
consideración el último listado realizado tras el retorno del padre Teodoro[5]. El
7 de enero de 1733 la Sitiada remitió una carta de reconocimiento a fray
Teodoro expresando:
“Muy Señor Mío, mi
Señora Dios la guarde, ha condescendido a la petición que le hizo vuestra
reverencia de querer retirarse a su religión nombrando en lugar de vuestra
reverencia, para capellán de esa ermita a el señor licenciado Joseph Fuentes
que pasa a ejercitar su ministerio y entregarse de los ornamentos y alhajas de
Nuestra Señora y la ermita, lo que participamos a vuestra reverencia, dándole
muchas gracias por su celo y aplicación con que ha cuidado del obsequio de la
Virgen, aumento de la ermita y beneficio espiritual de los vecinos de su
cercanía y asegurando vuestra reverencia nuestro seguro afecto en todo tiempo, deseamos
ocasiones de complacerle y que nuestro Señor le guarde a vuestra reverencia
muchos años como puede[6].”
Se asignó al
nuevo capellán Fuentes un salario de 3 sueldos diarios y la dotación anual de
aceite que donaba la Casa Señorial para la lámpara de la ermita.
Unos años después el capellán custodio de la ermita
era mosén Juan Cerdán. En 1740 Francisco Tortosa e Isabel Ana Cerdá, propietarios
de tierras de cultivo en los Hondones, interpusieron una demanda contra el Ayuntamiento
de Aspe pretendiendo demostrar que residían eventualmente en la pedanía de
Hondón de las Nieves, y que eran vecinos permanentes de Monóvar. Entre las
pruebas alegadas por el Consistorio aspense para demostrar su vecindad en los
Hondones, se aportó un memorial remitido por Francisco Tortosa, Isabel Ana
Cerdá, Damián Vicedo y Diego Prieto, dirigido a los capitulares aspenses y signado
el 15 de mayo de 1740, que en calidad de vecinos en el Hondón de Ntra. Sra. de
las Nieves, solicitaban que se ampliase el servicio de misas los domingos y
festivos en el oratorio de Hondón, pues por las obligaciones que imponían las
tareas agrícolas, algunos habitantes de los Hondones quedaban sin la debida
asistencia religiosa:
“Que hallándonos asistidos a toda
satisfacción del nuevo capellán de la ermita mosén Juan Cerdán de Beneit, tanto
en lo espiritual como en lo temporal, se experimenta que en tiempo de sementera
y otras labores que precisan decir la misa antes del día, como en las demás
fiestas del año, faltan precisamente a ella muchos que tienen sus casas y
labranzas algo distantes, y aunque venga alguno a tiempo, es preciso que quede
otro a guardarla cuidando de sus averías, que regularmente quedan sin misa, que
dicho inconveniente se evitará suplicando Vuestras Señorías al Sr. Obispo
conceda a dicho capellán u a otro en su defecto la facultad de decir dos misas
todos los domingos y fiesta del año...[7]”
El historiador Montesinos
recopila el acta de fundación de la parroquia de Hondón de las Nieves acaecida en
1746. En la visita practicada por el obispo de Orihuela, Juan Elías Gómez de
Terán, el 9 de octubre de 1746 a la ermita de Hondón, el mitrado constató que
la feligresía de los Hondones había aumentado considerablemente, alcanzando las
112 casas de vecinos, -originarios en
su mayoría de Monóvar-, y que los
servicios religiosos que prestaba la rectoría de Aspe resultaban insuficientes
para cubrir las necesidades de la vecindad, estando los feligreses expuestos a
fallecer sin que hubieran recibido los Santos Sacramentos. Por tanto, el
prelado Gómez de Terán emitió un decreto fechado el 29 de octubre de 1746 fundando
la parroquia de Ntra. Sra. de las Nieves en los Hondones, segregándola de la
jurisdicción eclesiástica de la parroquia de Aspe, y ordenando que se colocara
el Santísimo Sacramento, la pila bautismal, los vasos sagrados y demás
insignias propias de una parroquia[8].
Tras
instituirse la parroquia de Ntra. Sra. de las Nieves, el rector fue designado
por el obispo oriolano mediante oposición y su sueldo sería remunerado por el erario de los duques de Arcos-Maqueda,
perceptores íntegros de los diezmos. El primer párroco hondonense fue el
licenciado Francisco Tachón, natural de Aspe, al que el prelado oriolano asignó
una retribución anual de 1.200 reales de vellón. El párroco contaba con la
asistencia de un sacristán que percibía un salario de 375 reales anuales, y el
santuario obtenía una dotación económica anual de 300 reales de vellón para el
mantenimiento de la fábrica del templo, cuyos desembolsos corrían por cuenta de
la Casa Señorial[9].
El
24 de octubre de 1769, el obispo de Orihuela José Tormo y el duque de Arcos Antonio
Ponce signaron una concordia. Este acuerdo estipulaba nuevas dotaciones económicas
para los rectores de las parroquias, las fábricas de los templos y demás
personal asistente en las iglesias de
San Juan de Elche, Crevillente, Santa Pola, Ntra. Sra. del Socorro de Aspe, y
Ntra. Sra. de las Nieves de los Hondones. El convenio suscitó algunas dudas sobre
el modo en que debía asignarse el 4% de los diezmos del obispado, destinados a sufragar el seminario de Orihuela y tuvo que
ser ratificado por cédulas reales, la última signada el 31 de octubre de 1771 en
Aranjuez. Por lo que respecta a la parroquia de Hondón de las Nieves, la concordia determinaba un aumento en la
retribución del rector parroquial, que se incrementaba desde los 100 pesos a
150 pesos -2.250 reales
vellón-, una asignación
para el sacristán de 35 pesos -525 reales de
vellón-, y a la fábrica
del templo se le otorgaron 50 pesos -750
reales de vellón- [10].
Tras
surgir discrepancias entre los párrocos de Hondón de las Nieves y Aspe por el
traslado y estancia de la Virgen de las Nieves a la parroquial de Aspe, los
rectores y el Cabildo de Aspe signaron los primeros acuerdos o concordatos
fechados en 1769 y 1776, abriéndose una nueva etapa que reglamentaba la
traslación y permanencia de la venerada patrona entre sendas parroquias.
Gonzalo
Martínez Español
NOTAS
[1] Archivo Municipal de Elche.
Legajo H 103 nº 17. Nombramiento del
religioso Fr. Teodoro Rico como capellán de la ermita de la Virgen de las
Nieves. Madrid, 17 de febrero de 1731.
[2]
Archivo Histórico Nacional. Diversos. Colecciones 173, nº 1. Representación a su Excelencia que Dios
guarde del padre Fr. Teodoro Rico [1731]. No se consigna la fecha pero datamos el documento en
1731 por ser inmediato a la designación de la duquesa, en cuya petición el
fraile solicita una retribución diaria de 3 reales vellón.
[3]
Ídem.
[4] MARTÍNEZ CERDÁN, C.,
MARTÍNEZ ESPAÑOL, G., SALA TRIGUEROS, F.P., 2005: Devociones Religiosas y Lugares de Culto en Aspe en la Época Moderna (Siglos XVII y XVIII) p. 28. Ayuntamiento, Aspe.
[5]
Archivo Municipal de Elche. Legajo 127 A 2. Copiador
de correspondencia de la Sitiada Patrimonial del Marquesado de Elche, 1733. Carta de la Sitiada al
baile de Aspe Francisco Areco, 7 de enero de 1733, fol. 12.
[6] Ídem
fol. 14.
[7]
Archivo del Reino de Valencia. Bailía. Procesos ante el Intendente, documento
nº 1387, fol. 120.
[8]
MONTESINOS PÉREZ, Joseph: Compendio
Histórico Oriolano. Tomo XVII,
c. 26.
[9]
Archivo Municipal de Elche. Legajo 53 A, nº 11, Reglamento de los sueldos, limosnas y mercedes anuales que se pagan en Aspe, 1751. Una retribución
similar aparece en el Legajo 127 A nº 5, Relación
de los sueldos, limosnas y mercedes que se pagan en Aspe, 1760.
[10]
Archivo Municipal de Elche. Legajo H 47, nº 43. Concordato entre el obispo de Orihuela y el Duque de Arcos con
aprobación de su Majestad. Madrid, 12 de mayo de 1773.
No hay comentarios:
Publicar un comentario