martes, 31 de marzo de 2020


LOS CAPELLANES  CUSTODIOS  DE  LA ERMITA DE NTRA. SRA. DE LAS NIEVES EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII.
                   
            Publicado en la revista Amanecer nº XVIII (Hondón de las Nieves), 2015-16

         Las escuetas noticias recopiladas en el libro de actas capitulares Má de Consells de la vila i baronia d´Asp (1659-1679) indican que el Ayuntamiento de Aspe fue el responsable del mantenimiento de la ermita de Hondón de las Nieves durante el siglo XVII, y que abonaba un estipendio al religioso o seglar que cuidaba del oratorio. En torno a 1683-85 se acometió una importante obra de remodelación en la ermita, paralela a la revitalización del culto a Ntra. Sra. de las Nieves, que había decaído durante buena parte del siglo XVII en beneficio de Ntra. Sra. del Orito del Fondó. 
            Los duques de Maqueda-Arcos, propietarios de la villa de Aspe, en cuyo término se integraban los parajes de los Hondones de la Ermita y de la Balsa, percibían íntegramente el diezmo de cosechas y ganados, incluido el tercio del diezmo que correspondía a la iglesia. Esta concesión fue otorgada por el rey Alfonso V a Ximén Pérez de Corella en 1449, y ratificada en 1451por el pontífice Nicolás V, emitiendo una bula papal, recompensando los servicios prestados a la Santa Sede. Como contrapartida, el Conde de Cocentaina contrajo la obligación de dotar de los ornamentos y alhajas necesarias para el oficio del culto, abonar el sueldo de los religiosos, entregar una cantidad para el mantenimiento de la fábrica de las iglesias, y en caso necesario edificar un nuevo templo. Los Duques de Maqueda-Arcos debieron asumir sus obligaciones de sustentar el culto en la ermita de Hondón de las Nieves, tras la reforma del oratorio en 1685, nombrando a los capellanes que custodiaban el santuario y abonándoles un estipendio.

Tras fallecer el duque Joaquín de Guadalupe Ponce en 1729, la duquesa viuda Ana María Spinola, regía el ducado como tutora de su hijo primogénito Joaquín Cayetano. El 17 de febrero de 1731 emitió un decreto en el que designaba capellán de la ermita de Nuestra Señora de las Nieves al padre fray Teodoro Rico. El nombramiento se produjo tras la defunción del padre Gabriel Rico, religioso que había administrado el culto en la ermita desde el 4 de diciembre de 1728 hasta su óbito el 27 de enero de 1731:
Hallándome informada de la virtud y buenas partes que concurren en el padre fray Teodoro Rico, y que cuidará con el mayor celo de aquel santuario, como madre, tutora y gobernadora de la persona, bienes y estados del Excmo. Sr. don Joaquín Ponce de León Spinola de la Cerda, duque de Arcos y de Maqueda, mi hijo primogénito, y del dicho Excmo. Sr. duque mi marido (que haya gloria), le elijo y nombro en el referido encargo de capellán de la referida ermita, para que lo sea en la conformidad que lo practicaba el dicho fray Gabriel Rico, y demás sus antecesores. Y mando se le entreguen todas las alhajas y ornamentos de dicha ermita, y demás perteneciente a ella por inventario jurídicamente y que se le acuda, con lo que por razón de dicho encargo de tal capellán debiere gozar…[1]
Estando vacante el cargo de capellán, los miembros de la Sitiada Patrimonial del Marquesado de Elche ordenaron la entrega de las llaves del santuario a fray Teodoro Rico, para que una vez confirmado por la Duquesa, proporcionase asistencia religiosa a la ermita y su feligresía, prosiguiendo la labor de engrandecer el culto a la Virgen de las Nieves. En una carta dirigida a la Duquesa[2], el padre Teodoro relata el antiguo servicio prestado en el oratorio de Ntra. Sra. de las Nieves durante 14 años. La misiva rememora la pretérita designación que el difunto duque de Arcos Joaquín de Guadalupe le consignó en torno a 1714, por la que percibía una asignación anual de 120 reales, y asumía la obligación de oficiar misa en los días de fiesta. La retribución fue incrementada por la Casa Señorial en 1717 obteniendo 1 real y ½ por la misa diaria que celebrase, con la obligación de oficiar 3 misas a la semana por la memoria e intención de los Duques de Arcos.
Durante su primera etapa en el oratorio de Hondón, el padre Teodoro procuró embellecer la ermita. En estos años se decoraron algunas capillas con las espléndidas pinturas murales. Asimismo se esforzó por afianzar las creencias cristianas entre los feligreses de los Hondones, -y que a su juicio-, habrían permanecido indiferentes y mal instruidos en la fe, ante la falta de un pastor que les asistiese en la doctrina católica. El fraile expresaba en su carta:
“… me mantuve  en ella catorce años en los que procuré adelantarla en ornamentos que compite en los aseos con la más rica iglesia. Y en la veneración, con el más recoleto santuario haciendo inmensos los concursos en votos por los Beneficios de la liberal mano de esta gran Reina [Virgen de las Nieves]. Vivió este tiempo ocupado en instruir en la doctrina Cristiana a las muchas gentes que viven en aquellos Cortijos, que faltos de quien les dirigiera no hubiera en ellos de cristianos sino el nombre, y exhortándoles a la penitencia, se hacía el que menos ejemplar en frecuentar sacramentos…[3]
            El padre Teodoro decidió abandonar el oratorio y regresar a su retiro conventual en 1728, sustituyéndole como custodio de la ermita su sobrino fray Gabriel Rico, en quién depositaba su plena confianza. Fray Gabriel tan sólo permaneció tres años rigiendo el santuario de Hondón. Falleció prematuramente el 27 de enero de 1731, siendo asistido en sus postreros días por su tío Teodoro. El padre Gabriel fue persona piadosa y atenta a los cuidados de la Virgen de las Nieves, recibiendo en su funeral el reconocimiento de los sacerdotes de la parroquia de Aspe:
“En 27 murió el Reverendo Padre fr. Gabriel Rico religioso de San Francisco  de Paula, Capellán de la ermita de Nra. Sra. de las Nieves, término de esta Villa y habiendo recibido los Santos  Sacramentos se hizo entierro General sin pago, en atención al buen ejemplo que dio y asistencia a Nuestra Señora[4].”
A fines de 1732 fray Teodoro Rico decidió renunciar nuevamente a su cargo de capellán  en el santuario de Hondón de las Nieves para retornar a su convento. El 20 de diciembre de 1732 la duquesa Ana María designó como capellán de la ermita de Ntra. Sra. de las Nieves al licenciado Joseph Fuentes, vecino de Aspe. La Junta y Sitiada Patrimonial ilicitana expidió una misiva a Francisco Areco, baile de la villa de Aspe, notificándole el nombramiento de Joseph Fuentes y ordenando se le hiciera entrega de los ornamentos y alhajas del oratorio de Hondón mediante la redacción de un inventario, teniendo en consideración el último listado realizado tras el retorno del padre Teodoro[5]. El 7 de enero de 1733 la Sitiada remitió una carta de reconocimiento a fray Teodoro expresando:
“Muy Señor Mío, mi Señora Dios la guarde, ha condescendido a la petición que le hizo vuestra reverencia de querer retirarse a su religión nombrando en lugar de vuestra reverencia, para capellán de esa ermita a el señor licenciado Joseph Fuentes que pasa a ejercitar su ministerio y entregarse de los ornamentos y alhajas de Nuestra Señora y la ermita, lo que participamos a vuestra reverencia, dándole muchas gracias por su celo y aplicación con que ha cuidado del obsequio de la Virgen, aumento de la ermita y beneficio espiritual de los vecinos de su cercanía y asegurando vuestra reverencia nuestro seguro afecto en todo tiempo, deseamos ocasiones de complacerle y que nuestro Señor le guarde a vuestra reverencia muchos años como puede[6].”
Se asignó al nuevo capellán Fuentes un salario de 3 sueldos diarios y la dotación anual de aceite que donaba la Casa Señorial para la lámpara de la ermita.
Unos años después el capellán custodio de la ermita era mosén Juan Cerdán. En 1740 Francisco Tortosa e Isabel Ana Cerdá, propietarios de tierras de cultivo en los Hondones, interpusieron una demanda contra el Ayuntamiento de Aspe pretendiendo demostrar que residían eventualmente en la pedanía de Hondón de las Nieves, y que eran vecinos permanentes de Monóvar. Entre las pruebas alegadas por el Consistorio aspense para demostrar su vecindad en los Hondones, se aportó un memorial remitido por Francisco Tortosa, Isabel Ana Cerdá, Damián Vicedo y Diego Prieto, dirigido a los capitulares aspenses y signado el 15 de mayo de 1740, que en calidad de vecinos en el Hondón de Ntra. Sra. de las Nieves, solicitaban que se ampliase el servicio de misas los domingos y festivos en el oratorio de Hondón, pues por las obligaciones que imponían las tareas agrícolas, algunos habitantes de los Hondones quedaban sin la debida asistencia religiosa:
 Que hallándonos asistidos a toda satisfacción del nuevo capellán de la ermita mosén Juan Cerdán de Beneit, tanto en lo espiritual como en lo temporal, se experimenta que en tiempo de sementera y otras labores que precisan decir la misa antes del día, como en las demás fiestas del año, faltan precisamente a ella muchos que tienen sus casas y labranzas algo distantes, y aunque venga alguno a tiempo, es preciso que quede otro a guardarla cuidando de sus averías, que regularmente quedan sin misa, que dicho inconveniente se evitará suplicando Vuestras Señorías al Sr. Obispo conceda a dicho capellán u a otro en su defecto la facultad de decir dos misas todos los domingos y fiesta del año...[7]
El historiador Montesinos recopila el acta de fundación de la parroquia de Hondón de las Nieves acaecida en 1746. En la visita practicada por el obispo de Orihuela, Juan Elías Gómez de Terán, el 9 de octubre de 1746 a la ermita de Hondón, el mitrado constató que la feligresía de los Hondones había aumentado considerablemente, alcanzando las 112 casas de vecinos, -originarios en su mayoría de Monóvar-, y que los servicios religiosos que prestaba la rectoría de Aspe resultaban insuficientes para cubrir las necesidades de la vecindad, estando los feligreses expuestos a fallecer sin que hubieran recibido los Santos Sacramentos. Por tanto, el prelado Gómez de Terán emitió un decreto fechado el 29 de octubre de 1746 fundando la parroquia de Ntra. Sra. de las Nieves en los Hondones, segregándola de la jurisdicción eclesiástica de la parroquia de Aspe, y ordenando que se colocara el Santísimo Sacramento, la pila bautismal, los vasos sagrados y demás insignias propias de una parroquia[8].

            Tras instituirse la parroquia de Ntra. Sra. de las Nieves, el rector fue designado por el obispo oriolano mediante oposición y su sueldo sería remunerado por  el erario de los duques de Arcos-Maqueda, perceptores íntegros de los diezmos. El primer párroco hondonense fue el licenciado Francisco Tachón, natural de Aspe, al que el prelado oriolano asignó una retribución anual de 1.200 reales de vellón. El párroco contaba con la asistencia de un sacristán que percibía un salario de 375 reales anuales, y el santuario obtenía una dotación económica anual de 300 reales de vellón para el mantenimiento de la fábrica del templo, cuyos desembolsos corrían por cuenta de la Casa Señorial[9].
            El 24 de octubre de 1769, el obispo de Orihuela José Tormo y el duque de Arcos Antonio Ponce signaron una concordia. Este acuerdo estipulaba nuevas dotaciones económicas para los rectores de las parroquias, las fábricas de los templos y demás personal asistente en las  iglesias de San Juan de Elche, Crevillente, Santa Pola, Ntra. Sra. del Socorro de Aspe, y Ntra. Sra. de las Nieves de los Hondones. El convenio suscitó algunas dudas sobre el modo en que debía asignarse el 4% de los diezmos del obispado, destinados a  sufragar el seminario de Orihuela y tuvo que ser ratificado por cédulas reales, la última signada el 31 de octubre de 1771 en Aranjuez. Por lo que respecta a la parroquia de Hondón de las Nieves,  la concordia determinaba un aumento en la retribución del rector parroquial, que se incrementaba desde los 100 pesos a 150 pesos -2.250 reales vellón-, una asignación para el sacristán de 35 pesos -525 reales de vellón-, y a la fábrica del templo se le otorgaron 50 pesos -750 reales de vellón- [10].
            Tras surgir discrepancias entre los párrocos de Hondón de las Nieves y Aspe por el traslado y estancia de la Virgen de las Nieves a la parroquial de Aspe, los rectores y el Cabildo de Aspe signaron los primeros acuerdos o concordatos fechados en 1769 y 1776, abriéndose una nueva etapa que reglamentaba la traslación y permanencia de la venerada patrona entre sendas parroquias.

                                                                                             
                                                                                         Gonzalo Martínez Español

NOTAS



[1] Archivo Municipal de Elche. Legajo H 103 nº 17. Nombramiento del religioso Fr. Teodoro Rico como capellán de la ermita de la Virgen de las Nieves. Madrid, 17 de febrero de 1731.
[2] Archivo Histórico Nacional. Diversos. Colecciones 173, nº 1. Representación a su Excelencia que Dios guarde del padre Fr. Teodoro Rico [1731]. No se consigna la fecha pero datamos el documento en 1731 por ser inmediato a la designación de la duquesa, en cuya petición el fraile solicita una retribución diaria de 3 reales vellón.
[3] Ídem.
[4] MARTÍNEZ CERDÁN, C., MARTÍNEZ ESPAÑOL, G., SALA TRIGUEROS, F.P., 2005: Devociones Religiosas y Lugares de Culto en Aspe en la  Época Moderna  (Siglos XVII y XVIII)  p. 28. Ayuntamiento, Aspe.
[5] Archivo Municipal de Elche. Legajo 127 A 2. Copiador de correspondencia de la Sitiada Patrimonial del Marquesado de Elche, 1733. Carta de la Sitiada al baile de Aspe Francisco Areco, 7 de enero de 1733, fol. 12.
[6] Ídem fol. 14.
[7] Archivo del  Reino de Valencia. Bailía. Procesos ante el Intendente, documento nº 1387, fol. 120.
[8] MONTESINOS PÉREZ, Joseph: Compendio Histórico Oriolano. Tomo XVII, c. 26.
[9] Archivo Municipal de Elche. Legajo 53 A, nº 11, Reglamento de los sueldos, limosnas y mercedes  anuales que se pagan en Aspe, 1751. Una retribución similar aparece en el Legajo 127 A nº 5, Relación de los sueldos, limosnas y mercedes que se pagan en Aspe, 1760.
[10] Archivo Municipal de Elche. Legajo H 47, nº 43. Concordato entre el obispo de Orihuela y el Duque de Arcos con aprobación de su Majestad. Madrid, 12 de mayo de 1773.

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