LAS COFRADÍAS DE ASPE EN 1771
Publicado en la revista El Monte nº 15, 2015.
Las cofradías valencianas
surgen en Época Medieval teniendo un doble origen. Por un lado aparecen como
cofradías religiosas, recogiendo los anhelos espirituales de grupos de fieles
interesados en crear una asociación bajo la devoción de una misma advocación y
culto. Por otro lado, surgen las cofradías de oficios, formadas
fundamentalmente por miembros de una misma profesión, que además de desarrollar
sus inquietudes religiosas, reglamentaban las características laborales de una
actividad artesanal. En líneas generales, las cofradías se definen como unas asociaciones
solidarias formadas por personas con intereses en una misma profesión, devoción
o identidad familiar, que se aglutinaban en torno a un ideal religioso de
hermandad[1].
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Virgen del Rosario |
En el caso de
Aspe, el origen de las cofradías se remonta a Época Moderna. Conocemos la
fundación de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús en 1615, a través de los trabajos publicados
por Francisco Pedro Sala Trigueros referentes a las cofradías aspenses[2], y
es muy probable que las cofradías de la Virgen del Rosario y del Santísimo
Sacramento sean coetáneas, instituyéndose en fechas próximas a la del Dulce Nombre
de Jesús, en el transcurso de las primeras décadas del siglo XVII.
Las características religiosas y demográficas
que presentaba Aspe en épocas anteriores al siglo XVII, no propiciaban el
surgimiento de las cofradías. La iglesia de Aspe no llegó a alcanzar el rango
de parroquia hasta 1602, momento en el que el papa Clemente VIII emitió la bula
Apostolici Muneris constituyendo 12
parroquias en el obispado de Orihuela con el objeto de mejorar el adoctrinamiento
de los moriscos. El rango de parroquia conllevaba la residencia permanente de
un rector y un vicario en la parroquial de Aspe, circunstancia que permitía
hacer más efectivas las tareas evangelizadoras. De igual modo, el vecindario aspense mantuvo
un abrumador predominio de población morisca hasta comienzos del siglo XVII, comunidad
poco propicia al adoctrinamiento cristiano, y que practicaba unas fingidas creencias
en la fe católica, siendo finalmente expulsados al norte de África en1609.
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Capilla de la Virgen del Rosario |
Tras la
expatriación morisca y el asentamiento de repobladores cristianos provenientes
de las comarcas vecinas en 1610-1611, el vecindario aspense fue mucho más
homogéneo y receptivo a los preceptos
religiosos emanados desde la Curia Romana. La labor pastoral del clero se
centró en difundir los postulados provenidos del Concilio de Trento. El ideario
de la Contrarreforma fomentó y expandió en el mundo católico la exaltación a la
Eucaristía, la veneración a la Virgen, con especial incidencia en dos cultos
marianos por excelencia: La Inmaculada
Concepción y la Virgen del Rosario, así como la devoción a los Santos, fundamentos
católicos que eran rechazados por la reforma protestante. Por tanto, las devociones de las
cofradías aspenses responden claramente a los principios emanados desde Trento,
la veneración al Santísimo Sacramento, y el culto a la Virgen del Rosario y la
Inmaculada Concepción.
Las cofradías
aspenses seguían al modelo de cofradía devocional, cuyos integrantes
solemnizaban en una capilla el culto a una advocación religiosa, se encargaban
de sufragar la iluminación y el mantenimiento del oratorio en el que se veneraba
la devoción, realizaban oficios religiosos y procesiones, así como ejercían la
caridad entre los miembros de la
cofradía, el auxilio en la enfermedad y el entierro. Las cofradías que tuvieron
mayor pervivencia en el tiempo fueron las del Dulce Nombre de Jesús, Santísimo
Sacramento, Virgen del Rosario e Inmaculada Concepción. Francisco Pedro ha
señalado la existencia de otras cofradías con escaso recorrido temporal bajo
las advocaciones de San Juan Bautista, Degollación de San Juan, San Roque,
Nuestra Señora del Socorro, que en las
últimas décadas del siglo XVII sufragaban misas en la parroquia de Aspe.
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Inmaculada Concepción |
En el último tercio del siglo XVIII las
cofradías se habían convertido en una manifestación social y religiosa de
enorme magnitud, captando poderosamente la atención de las autoridades civiles
y eclesiásticas. En numerosos casos habían desarrollado un desproporcionado
aumento de gastos suntuarios y de culto. Muchas de ellas manejaban importantes
recursos económicos, que escapaban al control y jurisdicción de la Corona por
el carácter hermético de estas instituciones. Los ministros ilustrados de
Carlos III no veían con buenos ojos el vínculo de muchas cofradías con prácticas
profanas, banquetes y diversiones, considerando que era necesaria una reforma
económica y de costumbres. En 1769 el gobierno de Carlos III encargó la
realización de un estudio general sobre las cofradías existentes en España, a
fin de conocer su número, la actividad que realizaban, el origen legal de la
cofradía, especificando si tenían autorización papal, del Real Consejo de
Castilla, o únicamente del párroco, así como la riqueza económica y patrimonial
de que disponían. El objetivo era suprimir las cofradías que careciesen de
licencia, dando inicio a un paulatino proceso de desamortización de las
cofradías, que culminaría en 1837 con las promulgaciones de Mendizábal. En
1773, el contador del Consejo de Castilla, Manuel de Navarro contabilizó 19.024
cofradías en la Corona de Castilla, y 6.557 en la Corona de Aragón, aunque se
estima que el número era más elevado, en torno a las 30.000 cofradías, pues
algunos informes fueron omitidos a causa del escaso interés y tardanza de
algunos corregidores y arzobispos en trasmitir los datos al Real Consejo[3].
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Capilla de la Inmaculada Concepción |
La
villa de Aspe se encontraba administrativamente adscrita en el Corregimiento de
Orihuela, que englobaba varios pueblos del Medio Vinalopó y la Vega Baja. El
expediente fue remitido por el corregidor oriolano Juan Francisco de Bernal el
3 de mayo de 1771 al conde de Aranda, anotando la existencia de 43 cofradías en
el Corregimiento de Orihuela[4] y
opinando que las circunstancias que concurrían no alentaban a la supresión de alguna
de las cofradías, ya que gozaban de modestos ingresos aportados
fundamentalmente por los fieles. Sí que precavía sobre el peligro y abuso de
ciertos regocijos profanos que se realizaban en las festividades de las
cofradías como eran los fuegos y bailes, aconsejando una estricta normativa
para su regulación. Respecto a la celebración de danzas en Aspe, tenemos
constancia de las limosnas de las dansas
que recaudaba la cofradía del Dulce Nombre de Jesús durante varios años,
recopiladas por Francisco Pedro[5].
El informe de
corregidor Bernal anota 4 cofradías en Aspe, cuyas advocaciones eran similares
a numerosas parroquias de nuestro entorno. Teníamos idénticas devociones que
Elda, superándonos esta villa con una cofradía más, dedicada a Ntra. Sra. de
los Dolores. Las cofradías aspenses en 1771 eran:
-
La cofradía del Santísimo Sacramento
establecida con autoridad pontificia y aprobación real. Sus miembros elegían
mayordomos -responsables
principales- , estaba constituida
por 72 cofrades, carecía de patrimonio propio y se financiaba con las limosnas
de los cofrades y las aportaciones de los mayordomos. Velaba por administrar la
Eucaristía a los enfermos que se encontraban en peligro de muerte. Sufragaba
los gastos de cera en el monumento al Santísimo, así como en el culto al Cristo
Sacramentado -Minerva-, la misa cantada y sermón,
actividades que suponían un gasto anual de 132 libras.
-
La cofradía del Dulce Nombre de Jesús,
fundada con licencia del párroco, sus miembros elegían mayordomos que costeaban
la misa y el sermón con las limosnas de los frutos recogidos entre los vecinos,
supliendo el déficit de sus propios haberes. El desembolso anual se evaluaba en
70 libras que cubría el gasto de velas, el aceite para una lámpara en la
capilla, y se desconocía el número de integrantes.
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Santísimo Sacramento expuesto en la Basílica de la Capilla de Comunión |
-
La cofradía de la Virgen del Rosario,
fundada igualmente con licencia del párroco, los mayordomos eran designados
anualmente por el rector parroquial. Cada cofrade pagaba anualmente 3 reales de
vellón que unido a las limosnas de frutos recogidas, servían para sufragar las
misas ordinarias, misas cantadas y de aniversario de difuntos, las velas, el aceite
de la lámpara para la capilla y el organista que acompañaba en las misas, con
un desembolso anual que ascendía a 83 libras. La componían 300 cofrades. Sus
miembros tenían derecho de enterramiento en la capilla parroquial donde se
albergaba la imagen de la Virgen del Rosario.
-
La cofradía de la Purísima Concepción
estaba fundada con bula pontificia y aprobación del párroco, sus miembros
designaban a los mayordomos. Las misas cantadas y sermones se financiaban con
las limosnas de la recolección de frutos y las aportaciones de los cofrades,
que pagaban 12 cuartos anuales -48 maravedís-. Tenía inscritos 300 cofrades y
el cómputo anual de gastos ascendía a 72 libras. Nos consta que esta cofradía
se fundó en 1741 en la ermita de la Concepción, añadiéndose una segunda
advocación a dicha cofradía, la Virgen de la Asunción.
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Capilla de Comunión de la Basílica |
Finalmente,
las cuatro cofradías acabarían desapareciendo a lo largo del siglo XIX. Las
actividades de la Cofradía del Santísimo Sacramento perdurarían hasta
aproximadamente 1842. Nominada como Archicofradía del Santísimo Sacramento en
1840, cursó un oficio a la Corporación
invitándole a la misa y procesión del día del Corpus, propuesta que fue
aceptada por los munícipes[6].
En una instancia cursada por el rector parroquial al Ayuntamiento de Aspe en
1842, requiriendo ayuda económica para iluminar el Monumento, el párroco manifiesta: “Que el Señor Regente del Reino
y su superior le recomiendan se solemnice las festividades de la Semana Santa,
a fin de eliminar las malignas consecuencias de los enemigos de su alteza. Que
siendo otro de los gastos [de] la festividad en estos días, el alumbrado en el
reservado de la Eucaristía en el monumento, no habiendo incluido este gasto en
el presupuesto, ni siendo posible que como hasta aquí se costeen por la
Cofradía del Santísimo Sacramento que está extinguida, espera que se tomarán
las disposiciones convenientes para que se continúe dicho alumbrado en esta
festividad y la del Corpus, según las prácticas religiosas que hasta aquí se
observaron…[7]”.
El Cabildo convino que el presupuesto para fiestas ya estaba cerrado y por
tanto se tendría en cuenta para el nuevo cómputo, y que se suplicase al
Gobernador Civil permitiera la continuación de la Cofradía del Sacramento,
refiriéndole los gastos que costeaban los cofrades.
Entre los actos
de culto anual, la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús celebraba la festividad
del 3 de mayo o día de la Cruz. En 1799 surgió una fuerte controversia recogida
por Manuel Cremades[8].
El 2 de mayo los mayordomos de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús instaron
una petición al Ayuntamiento expresando: “Que
dicha cofradía celebra todos los años el día tres de mayo la función de la
Santa Cruz en dicha Parroquial en cuyo día por su mañana ha salido y sale procesión
para el sitio del Calvario, de donde después de cantarse los Santos Evangelios
se restituía a la Parroquia con la Cruz y Arco de Ramos construido a expensas
de la Cofradía y habiéndose notado por los mayordomos que de pocos años a esta
parte se había mudado la procesión dirigiéndose ésta a la Cruz de Alicante, no
alcanzando las causas o motivos de esta nueva operación, y no siendo justo que
se le prive a la Cruz de Orihuela donde se halla el Vía Crucis, del derecho y
posesión inmemorial que ha tenido de dirigirse esta dicha procesión y ser la
calle más recta y proporcionada…[9]“

Los componentes
del Cabildo manifestaron sus dictámenes emitiendo un voto personal. El alcalde
primero consideraba que los mayordomos del Jesús eran los que costeaban la misa
y procesión, y por tanto les correspondía designar el lugar donde debía encaminarse
la procesión. Estimaba que los mayordomos de la calle de la Cruz no tenían
derecho a exigir el destino de la comitiva procesional. El alcalde segundo se
abstuvo porque el contencioso había entrado en su tribunal de justicia y
posteriormente tendría que dictaminar sentencia. El regidor primero manifestó
que para evitar discordias entre los mayordomos
de la calle la Cruz y del Jesús, el Consistorio acordase conducir la procesión
a las orillas del pueblo en dirección al Puente del Baño. El segundo regidor
emitió el mismo parecer que el primero, y el tercer regidor no había asistido
al cabildo. Por tanto, el Ayuntamiento acordó por mayoría simple de votos, que
la procesión se condujera al Puente del Baño, pasando oficio al párroco,
acuerdo que desagradó al clero. Desconocemos la pervivencia de la Cofradía del
Dulce Nombre de Jesús, si bien los registros del libro de la Cofradía alcanzan hasta
el año 1806.
Respecto a la
Cofradía de la Virgen del Rosario no tenemos constancia de la fecha en que
cesaron sus actividades. La Cofradía de la Purísima Concepción mantuvo sus
prácticas hasta 1873, con algún periodo intermedio inactivo.
Gonzalo
Martínez Español
NOTAS
[1]
BENITEZ BOLORINOS, Manuel, 1999:”Las Cofradías Medievales en el reino de
Valencia (1329-1458)”. Revista de
Historia Medieval, nº 12, pp. 261-287.
[2]”SALA
TRIGUEROS, Francisco Pedro: “Las Cofradías de Aspe en los siglos XVII y XVIII”
(2004), p. 23-25; “La ermita de la Concepción y su cofradía”, p. 40-42 (2005); Actividades
de una Cofradía Aspense de hace 300 años (2012) p.54-56, todos en Revista Semana Santa nº 4, 5, 12.
[3]
DÍAZ SAMPREDO, Braulio, 2011: “La investigación histórica y jurídica de las
Cofradías y Hermandades de Pasión en Andalucía”. Revista Foro, Nueva Época nº 12.
[4]
Archivo Histórico Nacional. Consejos 7105, Expediente 63, documento nº 9. Relación de Cofradías y Hermandades
correspondientes a Orihuela junto con los lugares de su partido. 1771.
[5]
SALA TRIGUEROS, Francisco Pedro, 2005: “La Música y las Danzas en el siglo
XVIII en Aspe”. Revista Ateneo nº 1, p. 16-17. Aspe
[6] Archivo
Municipal de Aspe. Acta de 15 de junio de 1840, fol. 46v.
[7]
Archivo Municipal de Aspe. Acta de 21 de marzo de 1842, fol. 42v.
[8] CREMADES
CREMADES, Manuel: Aspe, Novelda y
Monforte. Alicante, 1966, p. 92-93.
[9] Archivo
Municipal de Aspe. Actas 1798-99 (Fotocopias). Acta de 2 de mayo de 1799.
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