miércoles, 1 de abril de 2020


LAS COFRADÍAS DE ASPE EN 1771
                                                                 
                                                                      Publicado en la revista El Monte nº 15, 2015.
           
Las cofradías valencianas surgen en Época Medieval teniendo un doble origen. Por un lado aparecen como cofradías religiosas, recogiendo los anhelos espirituales de grupos de fieles interesados en crear una asociación bajo la devoción de una misma advocación y culto. Por otro lado, surgen las cofradías de oficios, formadas fundamentalmente por miembros de una misma profesión, que además de desarrollar sus inquietudes religiosas, reglamentaban las características laborales de una actividad artesanal. En líneas generales, las cofradías se definen como unas asociaciones solidarias formadas por personas con intereses en una misma profesión, devoción o identidad familiar, que se aglutinaban en torno a un ideal religioso de hermandad[1].
Virgen del Rosario
En el caso de Aspe, el origen de las cofradías se remonta a Época Moderna. Conocemos la fundación de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús  en 1615, a través de los trabajos publicados por Francisco Pedro Sala Trigueros referentes a las cofradías aspenses[2], y es muy probable que las cofradías de la Virgen del Rosario y del Santísimo Sacramento sean coetáneas, instituyéndose en fechas próximas a la del Dulce Nombre de Jesús, en el transcurso de las primeras décadas del siglo XVII.
 Las características religiosas y demográficas que presentaba Aspe en épocas anteriores al siglo XVII, no propiciaban el surgimiento de las cofradías. La iglesia de Aspe no llegó a alcanzar el rango de parroquia hasta 1602, momento en el que el papa Clemente VIII emitió la bula Apostolici Muneris constituyendo 12 parroquias en el obispado de Orihuela con el objeto de mejorar el adoctrinamiento de los moriscos. El rango de parroquia conllevaba la residencia permanente de un rector y un vicario en la parroquial de Aspe, circunstancia que permitía hacer más efectivas las tareas evangelizadoras.  De igual modo, el vecindario aspense mantuvo un abrumador predominio de población morisca hasta comienzos del siglo XVII, comunidad poco propicia al adoctrinamiento cristiano, y que practicaba unas fingidas creencias en la fe católica, siendo finalmente expulsados  al norte de África en1609.
Capilla de la Virgen del Rosario
Tras la expatriación morisca y el asentamiento de repobladores cristianos provenientes de las comarcas vecinas en 1610-1611, el vecindario aspense fue mucho más homogéneo y  receptivo a los preceptos religiosos emanados desde la Curia Romana. La labor pastoral del clero se centró en difundir los postulados provenidos del Concilio de Trento. El ideario de la Contrarreforma fomentó y expandió en el mundo católico la exaltación a la Eucaristía, la veneración a la Virgen, con especial incidencia en dos cultos marianos por excelencia: La Inmaculada Concepción y la Virgen del Rosario, así como la devoción a los Santos, fundamentos católicos que eran rechazados por la reforma  protestante. Por tanto, las devociones de las cofradías aspenses responden claramente a los principios emanados desde Trento, la veneración al Santísimo Sacramento, y el culto a la Virgen del Rosario y la Inmaculada Concepción.
Las cofradías aspenses seguían al modelo de cofradía devocional, cuyos integrantes solemnizaban en una capilla el culto a una advocación religiosa, se encargaban de sufragar la iluminación y el mantenimiento del oratorio en el que se veneraba la devoción, realizaban oficios religiosos y procesiones, así como ejercían la caridad entre los  miembros de la cofradía, el auxilio en la enfermedad y el entierro. Las cofradías que tuvieron mayor pervivencia en el tiempo fueron las del Dulce Nombre de Jesús, Santísimo Sacramento, Virgen del Rosario e Inmaculada Concepción. Francisco Pedro ha señalado la existencia de otras cofradías con escaso recorrido temporal bajo las advocaciones de San Juan Bautista, Degollación de San Juan, San Roque, Nuestra Señora del Socorro, que  en las últimas décadas del siglo XVII sufragaban misas en la parroquia de Aspe.
Inmaculada Concepción
 En el último tercio del siglo XVIII las cofradías se habían convertido en una manifestación social y religiosa de enorme magnitud, captando poderosamente la atención de las autoridades civiles y eclesiásticas. En numerosos casos habían desarrollado un desproporcionado aumento de gastos suntuarios y de culto. Muchas de ellas manejaban importantes recursos económicos, que escapaban al control y jurisdicción de la Corona por el carácter hermético de estas instituciones. Los ministros ilustrados de Carlos III no veían con buenos ojos el vínculo de muchas cofradías con prácticas profanas, banquetes y diversiones, considerando que era necesaria una reforma económica y de costumbres. En 1769 el gobierno de Carlos III encargó la realización de un estudio general sobre las cofradías existentes en España, a fin de conocer su número, la actividad que realizaban, el origen legal de la cofradía, especificando si tenían autorización papal, del Real Consejo de Castilla, o únicamente del párroco, así como la riqueza económica y patrimonial de que disponían. El objetivo era suprimir las cofradías que careciesen de licencia, dando inicio a un paulatino proceso de desamortización de las cofradías, que culminaría en 1837 con las promulgaciones de Mendizábal. En 1773, el contador del Consejo de Castilla, Manuel de Navarro contabilizó 19.024 cofradías en la Corona de Castilla, y 6.557 en la Corona de Aragón, aunque se estima que el número era más elevado, en torno a las 30.000 cofradías, pues algunos informes fueron omitidos a causa del escaso interés y tardanza de algunos corregidores y arzobispos en trasmitir los datos al Real Consejo[3].
Capilla de la Inmaculada Concepción
            La villa de Aspe se encontraba administrativamente adscrita en el Corregimiento de Orihuela, que englobaba varios pueblos del Medio Vinalopó y la Vega Baja. El expediente fue remitido por el corregidor oriolano Juan Francisco de Bernal el 3 de mayo de 1771 al conde de Aranda, anotando la existencia de 43 cofradías en el Corregimiento de Orihuela[4] y opinando que las circunstancias que concurrían no alentaban a la supresión de alguna de las cofradías, ya que gozaban de modestos ingresos aportados fundamentalmente por los fieles. Sí que precavía sobre el peligro y abuso de ciertos regocijos profanos que se realizaban en las festividades de las cofradías como eran los fuegos y bailes, aconsejando una estricta normativa para su regulación. Respecto a la celebración de danzas en Aspe, tenemos constancia de las limosnas de las dansas que recaudaba la cofradía del Dulce Nombre de Jesús durante varios años, recopiladas por Francisco Pedro[5].
El informe de corregidor Bernal anota 4 cofradías en Aspe, cuyas advocaciones eran similares a numerosas parroquias de nuestro entorno. Teníamos idénticas devociones que Elda, superándonos esta villa con una cofradía más, dedicada a Ntra. Sra. de los Dolores. Las cofradías aspenses en 1771 eran:
            - La cofradía del Santísimo Sacramento establecida con autoridad pontificia y aprobación real. Sus miembros elegían mayordomos -responsables principales- , estaba constituida por 72 cofrades, carecía de patrimonio propio y se financiaba con las limosnas de los cofrades y las aportaciones de los mayordomos. Velaba por administrar la Eucaristía a los enfermos que se encontraban en peligro de muerte. Sufragaba los gastos de cera en el monumento al Santísimo, así como en el culto al Cristo Sacramentado  -Minerva-, la misa cantada y sermón, actividades que suponían un gasto anual de 132 libras.
            - La cofradía del Dulce Nombre de Jesús, fundada con licencia del párroco, sus miembros elegían mayordomos que costeaban la misa y el sermón con las limosnas de los frutos recogidos entre los vecinos, supliendo el déficit de sus propios haberes. El desembolso anual se evaluaba en 70 libras que cubría el gasto de velas, el aceite para una lámpara en la capilla, y se desconocía el número de integrantes.
Santísimo Sacramento expuesto en la Basílica de la Capilla de Comunión
            - La cofradía de la Virgen del Rosario, fundada igualmente con licencia del párroco, los mayordomos eran designados anualmente por el rector parroquial. Cada cofrade pagaba anualmente 3 reales de vellón que unido a las limosnas de frutos recogidas, servían para sufragar las misas ordinarias, misas cantadas y de aniversario de difuntos, las velas, el aceite de la lámpara para la capilla y el organista que acompañaba en las misas, con un desembolso anual que ascendía a 83 libras. La componían 300 cofrades. Sus miembros tenían derecho de enterramiento en la capilla parroquial donde se albergaba la imagen de la Virgen del Rosario.
            - La cofradía de la Purísima Concepción estaba fundada con bula pontificia y aprobación del párroco, sus miembros designaban a los mayordomos. Las misas cantadas y sermones se financiaban con las limosnas de la recolección de frutos y las aportaciones de los cofrades, que pagaban 12 cuartos anuales -48 maravedís-. Tenía inscritos 300 cofrades y el cómputo anual de gastos ascendía a 72 libras. Nos consta que esta cofradía se fundó en 1741 en la ermita de la Concepción, añadiéndose una segunda advocación a dicha cofradía, la Virgen de la Asunción.
Capilla de Comunión de la Basílica
            Finalmente, las cuatro cofradías acabarían desapareciendo a lo largo del siglo XIX. Las actividades de la Cofradía del Santísimo Sacramento perdurarían hasta aproximadamente 1842. Nominada como Archicofradía del Santísimo Sacramento en 1840,  cursó un oficio a la Corporación invitándole a la misa y procesión del día del Corpus, propuesta que fue aceptada por los munícipes[6]. En una instancia cursada por el rector parroquial al Ayuntamiento de Aspe en 1842, requiriendo ayuda económica para iluminar el Monumento,  el párroco manifiesta: “Que el  Señor Regente del Reino y su superior le recomiendan se solemnice las festividades de la Semana Santa, a fin de eliminar las malignas consecuencias de los enemigos de su alteza. Que siendo otro de los gastos [de] la festividad en estos días, el alumbrado en el reservado de la Eucaristía en el monumento, no habiendo incluido este gasto en el presupuesto, ni siendo posible que como hasta aquí se costeen por la Cofradía del Santísimo Sacramento que está extinguida, espera que se tomarán las disposiciones convenientes para que se continúe dicho alumbrado en esta festividad y la del Corpus, según las prácticas religiosas que hasta aquí se observaron…[7]. El Cabildo convino que el presupuesto para fiestas ya estaba cerrado y por tanto se tendría en cuenta para el nuevo cómputo, y que se suplicase al Gobernador Civil permitiera la continuación de la Cofradía del Sacramento, refiriéndole los gastos que costeaban los cofrades.
Entre los actos de culto anual, la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús celebraba la festividad del 3 de mayo o día de la Cruz. En 1799 surgió una fuerte controversia recogida por Manuel Cremades[8]. El 2 de mayo los mayordomos de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús instaron una petición al Ayuntamiento expresando: “Que dicha cofradía celebra todos los años el día tres de mayo la función de la Santa Cruz en dicha Parroquial en cuyo día por su mañana ha salido y sale procesión para el sitio del Calvario, de donde después de cantarse los Santos Evangelios se restituía a la Parroquia con la Cruz y Arco de Ramos construido a expensas de la Cofradía y habiéndose notado por los mayordomos que de pocos años a esta parte se había mudado la procesión dirigiéndose ésta a la Cruz de Alicante, no alcanzando las causas o motivos de esta nueva operación, y no siendo justo que se le prive a la Cruz de Orihuela donde se halla el Vía Crucis, del derecho y posesión inmemorial que ha tenido de dirigirse esta dicha procesión y ser la calle más recta y proporcionada…[9]
Los mayordomos del Dulce Nombre de Jesús solicitaban que la procesión se restituyera a la primitiva costumbre de dirigirse a la Cruz de Orihuela. Por otro lado, los mayordomos o representantes de la calle de la Cruz presentaron un pedimento al Cabildo solicitando que no se innovase en la práctica de los últimos años y la procesión se dirigiese a la Cruz de Alicante, requiriendo se les amparase en la solicitud.
Los componentes del Cabildo manifestaron sus dictámenes emitiendo un voto personal. El alcalde primero consideraba que los mayordomos del Jesús eran los que costeaban la misa y procesión, y por tanto les correspondía designar el lugar donde debía encaminarse la procesión. Estimaba que los mayordomos de la calle de la Cruz no tenían derecho a exigir el destino de la comitiva procesional. El alcalde segundo se abstuvo porque el contencioso había entrado en su tribunal de justicia y posteriormente tendría que dictaminar sentencia. El regidor primero manifestó que para evitar discordias entre los mayordomos  de la calle la Cruz y del Jesús, el Consistorio acordase conducir la procesión a las orillas del pueblo en dirección al Puente del Baño. El segundo regidor emitió el mismo parecer que el primero, y el tercer regidor no había asistido al cabildo. Por tanto, el Ayuntamiento acordó por mayoría simple de votos, que la procesión se condujera al Puente del Baño, pasando oficio al párroco, acuerdo que desagradó al clero. Desconocemos la pervivencia de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, si bien los registros del libro de la Cofradía alcanzan hasta el año 1806.
Respecto a la Cofradía de la Virgen del Rosario no tenemos constancia de la fecha en que cesaron sus actividades. La Cofradía de la Purísima Concepción mantuvo sus prácticas hasta 1873, con algún periodo intermedio inactivo.
                                                

Gonzalo Martínez Español


NOTAS



[1] BENITEZ BOLORINOS, Manuel, 1999:”Las Cofradías Medievales en el reino de Valencia (1329-1458)”. Revista de Historia Medieval, nº 12, pp. 261-287.
[2]”SALA TRIGUEROS, Francisco Pedro: “Las Cofradías de Aspe en los siglos XVII y XVIII” (2004), p. 23-25; “La ermita de la Concepción y su cofradía”, p. 40-42 (2005); Actividades de una Cofradía Aspense de hace 300 años (2012) p.54-56, todos en Revista Semana Santa nº 4, 5, 12.
[3] DÍAZ SAMPREDO, Braulio, 2011: “La investigación histórica y jurídica de las Cofradías y Hermandades de Pasión en Andalucía”. Revista Foro, Nueva Época nº 12.
[4] Archivo Histórico Nacional. Consejos 7105, Expediente 63, documento nº 9. Relación de Cofradías y Hermandades correspondientes a Orihuela junto con los lugares de su partido. 1771.
[5] SALA TRIGUEROS, Francisco Pedro, 2005: “La Música y las Danzas en el siglo XVIII en Aspe”. Revista Ateneo nº 1,  p. 16-17. Aspe
[6] Archivo Municipal de Aspe. Acta de 15 de junio de 1840, fol. 46v.
[7] Archivo Municipal de Aspe. Acta de 21 de marzo de 1842, fol. 42v.
[8] CREMADES CREMADES, Manuel: Aspe, Novelda y Monforte. Alicante, 1966, p. 92-93.
[9] Archivo Municipal de Aspe. Actas 1798-99 (Fotocopias). Acta de 2 de mayo de 1799.

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