miércoles, 1 de abril de 2020


ORFEONES  ASPENSES EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX 
                                                                                 
            Publicado en revista conmemorativa xxv aniversario del orfeón aspense Virgen de las Nieves 1992-2017. 2017

La música es una de las experiencias artísticas que más ennoblecen el espíritu humano. Poseemos la capacidad de percibir la belleza y la sensibilidad de las composiciones musicales que actúan en nosotros enalteciendo nuestros sentimientos. Dentro de las manifestaciones musicales, la voz es un instrumento ancestral que ha permitido agrupar a personas con afinidades estéticas comunes. Una práctica habitual de nuestros antecesores ha sido entornar melodías mientras llevaban a cabo las tareas domésticas o profesionales, circunstancia que les permitía imprimir un aire distendido y alegre en sus vidas.
El interés de los aspenses por fundar agrupaciones de armonización de voces tiene un amplio recorrido histórico. Nuestros vecinos han constituido coros y orfeones que han participado en ceremonias religiosas, cantos devocionales a la Virgen de las Nieves, o han interpretado obras y piezas de zarzuela u ópera.
Rondalla y Orfeón Aspense del V Centenario de la 
Virgen de las Nieves, 1918
Si nos remontamos a las décadas finales del siglo XIX y primeras del siglo XX, los orfeones tuvieron un amplio desarrollo entre la clase obrera, facilitando una vía de escape a las duras condiciones de trabajo, al tiempo que estas asociaciones actuaban como cauces de aprendizaje cultural para los trabajadores. Muchas personas que carecían de formación musical pudieron potenciar las posibilidades expresivas de su voz aplicando una adecuada técnica vocal. Simultáneamente, las sociedades corales fomentaron el movimiento asociativo, desarrollando entre sus miembros el sentimiento de pertenencia a un colectivo que compartía similares propósitos artísticos.
A comienzos del siglo XX Aspe se desenvolvía en un marco social y económico deprimido. Imperaba la escasez de trabajo y muchos aspenses acometieron el camino de la emigración tratando de solventar su modo de vida, mermando la población en las tres primeras décadas de la centuria. Felipe Mejías ha recopilado las distintas formaciones musicales que fructificaron durante los primeros años del siglo XX. Fue una etapa de gran pujanza musical en la que surgieron orfeones, rondallas, solistas de alto nivel, coros parroquiales, la banda de música Arte Musical. El auge de estas manifestaciones musicales estuvo favorecido por el escaso desarrollo de las formas de ocio colectivo, el cine comenzaba a despegar, la televisión todavía era inexistente, el viaje de ocio estaba restringido a una escasa minoría[1].
En este contexto de vitalidad musical surgen las primeras agrupaciones corales en Aspe. En el año 1889 se constituyó un orfeón en vísperas de la celebración de Santa Cecilia, que preparaba sus primicias musicales para interpretarlas en la onomástica de la Santa[2]. Esta agrupación coral tendría un repertorio estrechamente relacionado con las festividades religiosas de la localidad  pero nada más conocemos de este coro. Unos años después, la prensa se hacía eco de la fundación de un nuevo orfeón en 1910, a iniciativa del sector republicano de Aspe: « Los socios del Círculo Republicano de Aspe, están fomentando un orfeón. Es de esperar, por el grande amor que al arte musical profesan los aspenses, que en su día, será un orfeón de primer orden [3]».
Carlos Carbonell y Francisco Galinsoga Gil
El gran músico aspense Eduardo Gilabert había regresado de Madrid para ayudar a su padre en la administración de la Junta de Aguas. En 1897 era director de la banda de música de Aspe con carácter interino, dirección que asumió hasta 1940. Entre los músicos que formó bajo su tutela, probablemente el más aventajado fue Francisco Galinsoga Gil, apodado El Músico, que asumiría las labores de subdirección de la banda en ausencia de su maestro. Eduardo Gilabert era el organista de la iglesia Ntra. Sra. del Socorro y encargó a su discípulo la dirección del coro parroquial. Otra de las tareas asumidas por Francisco Galinsoga, fue la dirección del himno de salutación a la Virgen de las Nieves que se canta el 3 de agosto de los años pares en la Plaza Mayor, el popular Miradla. En los primeros años era interpretado por un coro de niños, Francisco Galinsoga  realizó arreglos musicales en la partitura que han perdurado hasta nuestros días. Asimismo,  fue requerido para dirigir el Coro del Círculo Republicano de Aspe o Coro de la Casa del Pueblo, centrándose en la dirección de ambas agrupaciones entre 1913 y 1918. Al frente del Coro del Círculo Republicano preparó y estrenó la interpretación del himno La Internacional en Aspe[4].
Eduardo Gilabert reorganizó la banda de música, al tiempo que constituyó una compañía de zarzuela local, que realizó numerosas representaciones del género  lírico en el teatro Viejo de Aspe a lo largo de las dos primeras décadas del siglo XX, sala que se emplazaba en la calle Virgen del Carmen. Pusieron en escena múltiples obras: la Zarina, las Hijas de Cebedeo, la Casita Blanca, El Mismo Demonio, el Mal de Amores, el Cabo Primero, la Mazurca Roja, Sangre Mora, la Tempranica, etc. En diciembre de 1906 funcionaban dos compañías de aficionados en la localidad: Cuadro Artístico, que tenía un contenido más dramático que lírico, y la Corporación Musical de Aspe, orientada al teatro lírico, donde la labor de arreglista, y director de orquesta y coros que desarrollaba Eduardo Gilabert fue fundamental[5].
Con la finalidad de recaudar fondos para los actos conmemorativos del V Centenario de la aparición de la Virgen de las Nieves, el 6 de junio de 1916 se escenificó Maruxa, dirigida por Eduardo Gilabert, con una destacada intervención de la familia Almodóvar. Luís, afamado barítono en plena cúspide; Francisco Javier, bajo; Francisco J. Cremades Almodóvar, tenor, acompañados por un coro de 50 personas, que estuvo bajo la dirección de Francisco Galinsoga[6].
Frasquito el Músico asumió en 1917 la dirección del Orfeón Aspense y la Rondalla del V Centenario, agrupación que estuvo integrada por más de un centenar de personas de ambos sexos y un grupo de instrumentos de cuerda, cuya actividad se centró en actuaciones teatrales y pasacalles por pueblos del entorno comarcal. El repertorio se centró fundamentalmente en temas de zarzuela, la rondalla estrenó dos jotas y una marcha con música compuesta por Galinsoga y letras de Juan Martínez y A. David Giménez Puerto.
Reglamento del Orfeón el Renacer, 1927.

La actividad del Coro de la Casa del Pueblo está poco clarificada y reviste una trayectoria irregular. Es muy probable que un buen número de sus integrantes participasen en las otras masas corales de Aspe, que asimismo dirigía el maestro Galinsoga. Existe constancia de que el orfeón disponía de una sede social en el año 1917. Inmersos en las efemérides organizadas para el V Centenario de la aparición de la Serranica en 1918, el Orfeón Aspense participó entonando por primera vez la Salve Carmelita en honor a la Virgen de las Nieves cuando efectuó su entrada en la plaza el 5 de agosto de 1918, bajo la dirección de Francisco Galinsoga. El  día 6 la agrupación coral interpretó La Misa de la Virgen en el templo parroquial de Ntra. Sra. del Socorro.
El Orfeón Aspense continuó ofreciendo actuaciones. Puso en escena obras a beneficio del Asilo de Aspe: Amores y Amoríos, La Marcha de Cádiz, así como intervino en las fiestas patronales cantando la Salve Carmelitana y participando en ceremonias religiosas en la parroquia. Durante las fiestas patronales de1922 el orfeón interpretó la Misa de Octavo Tono. En los años posteriores la sociedad coral quedaría disuelta.

El Orfeón El Renacer 1926-1939

Una nueva agrupación coral se constituyó en 1926, denominada orfeón El Renacer, cuyos estatutos se presentaron ante el gobierno civil el 26 de marzo de 1926[7]. El reglamento de la nueva sociedad coral estaba constituido por V capítulos, desarrollados en 24 artículos. Referían a los derechos y obligaciones de los socios artistas, las atribuciones de la junta directiva, las asambleas generales y varias disposiciones adiciones. Los estatutos estipulaban los fines de la sociedad, cuyo propósito era posibilitar los medios factibles para fomentar la cultura entre sus integrantes y estrechar lazos de fraternidad. Se estableció una cuota de 10 céntimos semanales, distinguiéndose entre socios artistas y socios protectores. El reglamento no permitía discusiones políticas ni religiosas en la sede social.
 El Renacer estuvo integrado mayoritariamente por personas de la clase obrera de Aspe bajo la dirección de Zenón Vicedo Asensi (1889-1973), músico que aportó al orfeón un elevado nivel artístico, permitiéndole participar en certámenes de ámbito provincial. La agrupación coral dispuso de un variado repertorio interpretativo que comprendía piezas musicales de temática civil, religiosa, así como de contenido político.
 Certamen de orfeones en Cartagena, 1 de abril de 1928
 Las convicciones sociales de la época constreñían a la mujer en el ámbito familiar y laboral, siendo su presencia muy escasa en las actividades sociales del municipio. Conservamos un listado sin fecha precisa, que enumera los nombres de los socios intérpretes que constituían el orfeón El Renacer. Aparecen nominadas 72 personas, 67 eran varones y una reducida participación femenina de 5 mujeres, de ellas dos hijas acompañadas por sus madres.
En unión a otras entidades políticas, culturales y económicas del municipio, El Renacer participó en la reunión convocada en el ayuntamiento de Aspe el 28 de junio de 1927. A iniciativa de Tomás Alenda se había promovido una comisión para rendir homenaje al médico Francisco Candela Pastor. La propuesta planteada era formular una petición al gobierno solicitando la concesión de la medalla al trabajo para el médico Candela por la laboriosidad demostrada durante su dilatada carrera profesional. La resolución acordada fue lanzar un llamamiento al pueblo para que respaldase la iniciativa con sus rubricas, contando con el apoyo del orfeón[8].
El afamado concurso de orfeones celebrado en Cartagena el 1 de abril de 1928 dejó una profunda huella en la memoria colectiva de Aspe. Las agrupaciones corales se desplazaron en tren hasta Cartagena, participando el Orfeón Alicante con 96 concertistas, los orfeones de Elche el Popular Coro Clavé que incorporó 84 intérpretes y el Orfeón Ilicitano con 74 orfeonistas, y El Renacer de Aspe que contó con 61 participantes, cuyas voces se desglosaban en 16 primeros tenores, 16 segundos tenores, 15 barítonos y 14 bajos. Los orfeones tuvieron una efusiva acogida, recibidos en la estación por una banda de música, marcharon  desfilando hasta el ayuntamiento, efectuando una parada en la iglesia de la Caridad para ofrendar flores a la patrona de la ciudad. Una comisión del ayuntamiento de Cartagena y algunos representantes de las entidades artísticas brindaron la bienvenida  a los orfeones en la sala consistorial. Agasajo que fue respondido con palabras de agradecimiento por Pascual Ors, delegado del Orfeón Alicante, representando a todas las agrupaciones corales.
Bendición del pendón del orfeón El Renacer.
Programa 1928

 A las 5 de la tarde comenzó el concurso en la Plaza de Toros. El jurado estaba constituido por 6 miembros, sorteándose el orden de intervención. Previo al certamen, los organizadores habían seleccionado cuatro madrinas que debían apadrinar a sus correspondientes corales. Las madrinas fueron cuatro bellas y distinguidas señoritas, emplazadas en la tribuna, que impusieron una hermosa corbata en los respectivos estandartes de los orfeones.
Tras el desfile de las masas corales ante la tribuna del jurado, se inició la competición interviniendo en primer lugar el Popular Coro Clavé de Elche, seguido del Orfeón Ilicitano, el Orfeón Alicante y el Renacer de Aspe. La pieza musical de concurso obligatorio fue Bella Natura del maestro Ricardo Giménez, interpretada por todas las agrupaciones, complementado con una composición de libre elección. El Popular Coro Clavé entonó como pieza voluntaria Ecos del Turia, el Orfeón Ilicitano vocalizó La fiesta del Pueblo, el Orfeón Alicante Gran Jota Aragonesa y por último el Renacer interpretó Tonada de Ronda León. El veredicto del jurado otorgó el primer premio dotado con 4000 pesetas y una bandera al Orfeón Ilicitano, el segundo premio con 3000 pesetas y una batuta al Popular Clavé, el tercer premio con 2000 pesetas y un objeto de arte al Orfeón de Alicante. Se creó un accésit de 1500 pesetas para el Renacer de Aspe. El dictamen del jurado fue muy controvertido para buena parte de la opinión pública. El orfeón alicantino lo consideró injusto y no aceptó el premio, los cantantes regresaron el día siguiente a Alicante, permaneciendo una comisión para expresar al alcalde cartagenero, que el gesto de los alicantinos no debía entenderse como un desaire a Cartagena y a sus hospitalarios vecinos[9].
Días más tarde continuaba el debate en la prensa sobre el certamen de Cartagena. El diario El Luchador reconocía la buena intervención del orfeón El Renacer, dentro de su modestia y reducidos medios. Destacaban la actuación del Orfeón Alicante, que había recibido la ovación más extensa del público, y a juicio del periodista, merecedor del primer premio por haber consumado una gran interpretación de la pieza obligatoria. El método de calificación fue una puntuación sobre faltas cometidas, que anotaba el jurado en el transcurso de las actuaciones. Por alguna indiscreción se supo que la puntuación fue variando desde el lugar de celebración del certamen, hasta la definitiva redacción de las actas en la sede del Ayuntamiento, y que dos miembros del jurado dimitieron antes de celebrarse el concurso por las discrepancias surgidas. En la pieza de temática libre erró el tenor solista de Alicante y el periódico reconocía que este premio debía haberse concedido al Renacer de Aspe[10].
El sentimiento general en la población de Aspe fue que el orfeón había merecido mejor calificación, y para algunos debía haber ganado, pero la pertenencia a una localidad modesta, imposibilitó que obtuviera mejores resultados. Los valentines –copleros populares – no tardaron en componer una tonadilla que decía:

                                         Ya viene el orfeón
                                          muy triste y lleno de pena
                                          viene de dar un concierto
                                          del pueblo de Cartagena
                                          Ay Sanduga, Sanduga que desatino
                                          que en el mundo no hay cristiano
                                          si no tiene padrino.

El Renacer estaba plenamente integrado en la actividad cultural de Aspe, buena muestra es el acentuado protagonismo que tuvo en las fiestas patronales del año 1928. El 4 de agosto de 1928 se ofició una misa rezada en la parroquia de Ntra. Sra. del Socorro, llevándose a cabo la ceremonia de bendición del estandarte del orfeón, apadrinado por María Calatayud Botella y Odón González Ochoa, secretario del ayuntamiento. En el día de la patrona, finalizada la procesión  y llegado el momento en que la imagen de la Serranica efectuó su entrada en la Plaza Mayor, fue recibida  por el orfeón que entonó la Salve Carmelitana. En el día 15, la agrupación coral participó en todos los actos religiosos y el 19 cantaron un Himno de Despedida a la Virgen de las Nieves[11].
El Renacer llevó a cabo espectáculos que combinaban la puesta en escena de comedias teatrales con la interpretación de piezas musicales. Testimonio de ello es la representación de la comedia Las cosas de Gómez en el teatro Wagner el 28 de noviembre de 1928, complementada con el canto de varias piezas corales. De igual modo el Wagner acogió el 5 de febrero de 1931 la escenificación de las comedias El Sueño Dorado, Salvarse en una tabla y Monotonía torera, cerrando la gala tres composiciones musicales interpretadas por el orfeón.
Pendón del orfeón El Renacer, 1928
La hermandad y compenetración entre distintos orfeones propiciaba las funciones compartidas entre varias sociedades corales. El domingo 27 de enero de 1929, la asociación Coro Clavé de Elche actuó en Aspe. Los ilicitanos fueron recibidos por los asociados de El Renacer y un abundante público, dirigiéndose a la sede de la agrupación, situada en la calle San José, recibiendo las atenciones de los aspenses. El espectáculo se desarrolló en el teatro Wagner, hallándose abarrotado de público y con todas las localidades vendidas. Los ilicitanos representaron la comedia La del Molino, que tuvo una gran acogida entre los asistentes. Prosiguió Peral Vicente recitando una bella composición poética dedicada a la mujer aspense, más otras hermosas poesías. El orfeón ejecutó El canto a Murcia de la zarzuela La Parranda, que fue repetida por aclamación del público, y el Himno a Valencia. El orfeón Coro Clavé entonó las piezas Bacarolas de la Mar, Lamentos del Corazón y Retreta Militar. El solista del Coro Clavé, Pedro Vives interpretó una romanza de La del Soto del Parral, siendo muy aplaudida, resultando una admirable jornada de fraternidad entre los dos pueblos[12].
Los componentes del Renacer visitaron Alicante en la velada del 18 de marzo de 1930 ofreciendo serenatas en distintos lugares de la ciudad. Concurrieron a las instalaciones del Orfeón Alicante, siendo recibidos cordialmente por la junta directiva y sus asociados. Los aspenses agradaron enormemente a los orfeonistas alicantinos. Entonaron un pasodoble militar con gran afinación, un fragmento de la zarzuela La Parranda y el Himno Regional, melodías recibidas con entusiastas aplausos y unánimes elogios. El orfeón desistió de dar serenatas al gobernador civil y a José Terol Romero, propietario del teatro Wagner de Aspe, en atención al luto que guardaban. Sí que agasajaron con una serenata al alcalde de Alicante, Florentino de Elizaizin, transmitiendo una magnífica impresión en sus comprovincianos alicantinos, que les brindaron calurosas felicitaciones[13].
A comienzos de septiembre de 1930, una comisión del Orfeón Alicante perpetró una visita a Elche y Aspe. El propósito era formular una invitación oficial a las agrupaciones corales de estas poblaciones para que participasen en un tributo al músico Luis Torregrosa[14]. El homenaje trataba de realzar la brillante trayectoria que el maestro Torregrosa había desarrollado dirigiendo la banda municipal de Alicante, y al propio tiempo sirviera de lazo fraternal entre las entidades artísticas de Alicante y su provincia. El orfeón Alicante estrenaría el Himno a Jijona de López Fajardo y los grupos corales interpretarían una obra de su repertorio y posteriormente la famosa pieza « Les fogueres de San Chuan  (sic)», finalizando con el Himno regional[15].
Zenón Vicedo Asensi, director del orfeón 
El Renacer. 
La velada artística en homenaje al maestro Torregrosa se celebró el 13 de septiembre en la Plaza de Toros de Alicante. Participaron los orfeones El Renacer de Aspe; el Popular Coro Clavé, Orfeón Ilicitano, y Coro Clavé de Elche; el Orfeón crevillentino y su rondalla de cuerda Fraternidad Obrera; y el Orfeón Alicante. Se llevó a cabo un desfile que partió desde el parque de Canalejas; las comisiones de los orfeones fueron recibidas en los salones del Ayuntamiento de Alicante. Desde la sala consistorial partieron las agrupaciones hacia la Plaza de Toros ondeando sus pendones, siendo ovacionados por un público que llenaba las calles. Abrió el concierto el orfeón El Renacer que interpretó la obra Amanecer, seguidos de los otros grupos corales. Intervino el tenor orcelitano Pedro Sánchez Soler, un dulzainero y la banda municipal de Alicante dirigida por el maestro Luis Torregrosa. Seguidamente todos los orfeones al unísono interpretaron el popularísimo pasodoble Les fogueres de San Joan, compuesta por Torregrosa, concitando un gran entusiasmo y vivas ovaciones al maestro, obligando el púbico a visar  otra vez la pieza. Concluyó la velada con el Himno Regional interpretado por todas las masas corales a los acordes de la banda municipal, resultando un éxito apoteósico[16].
Los acontecimientos que se originaron en Aspe durante la huelga general de diciembre de 1930 desencadenaron un fuerte represión policial que provocó 3 fallecidos y la reclusión de varios vecinos de Aspe en la prisión provincial de Alicante. El 16 de marzo de 1931, el  teatro Wagner acogió una velada artística pro-presos registrando un lleno completo. Participaron la agrupación artística Blanco y Negro de Elche, la banda Arte Musical de Aspe y el orfeón El Renacer. Los ilicitanos representaron el drama en tres actos y verso La Dolores; el orfeón entonó varias obras de su repertorio y la banda Arte Musical amenizó el espectáculo con sus compases. El acto estuvo organizado por el comité pro ayuda a las familias necesitadas de los presos políticos encarcelados. Los reclusos emitieron un manifiesto de agradecimiento que no se pudo leer[17].
Instaurada la II República el 14 de abril de 1931, una delegación de la directiva del orfeón Alicante viajó hasta Aspe el 14 de julio de 1931, acompañada del alcalde Lorenzo Carbonell. Se había preparado una jornada de confraternización con las autoridades civiles y representantes culturales de Aspe, que incluía la imposición de galardones honoríficos a la banda de música Arte Musical y al orfeón El Renacer, en reconocimiento al desinteresado concurso que prestaron en el homenaje al maestro Torregrosa. Se instaló un templete en la plaza de la República, la banda Arte Musical ejecutó varias piezas y conjuntamente con el orfeón interpretaron el popular pasodoble de las hogueras de San Juan. Hubo parlamentos del alcalde de Aspe, Juan Martínez, agradeciendo la distinción que el orfeón alicantino confería a las entidades artísticas de Aspe y del alicantino Lorenzo Carbonell, que enalteció el acto de hermandad entre los dos pueblos. Finalmente intervino el presidente del orfeón Alicante, Pascual Ors Pérez, glosando los discursos precedentes y a los acordes del Himno de Riego y la Marsellesa, impuso las corbatas distintivas en las banderas y estandartes de las dos sociedades musicales de Aspe. El acto fue aprovechado para requerir al alcalde el apoyo del Ayuntamiento al orfeón de Aspe.[18]
Unos meses después, el concejal Mira Pujalte propuso en un pleno municipal celebrado el 20 de octubre de 1931, que el Consistorio asignase una subvención al orfeón El Renacer. El alcalde Juan Martínez denegó la propuesta argumentando que sentaría precedente en las exhaustas arcas municipales. No obstante, el alcalde argumentó que el orfeón recibiría apoyo municipal tomando parte en las fiestas organizadas por el Ayuntamiento, gratificándole por su trabajo. Y de igual modo, recibiría ayudas económicas cuando realizase algún viaje para asistir a un certamen  y le eximirían del pago de todos los arbitrios municipales[19].
En el primer aniversario de las víctimas de la huelga general de 1930, los grupos políticos de centro izquierda convocaron una procesión cívica que culminó en el cementerio, participando más de 7.000 personas. Los asistentes ofrendaron flores rojas en las tumbas de las víctimas, interviniendo la banda de música  Arte Musical que interpretó una marcha fúnebre titulada A la memoria de mi Padre y el orfeón, que ejecutó dos obras de sentimiento religioso. El acto se cerró con un breve discurso del alcalde[20].
Programa de mano del Renacer
De nuevo, El Renacer fue invitado a  ofrecer un recital en Alicante. El 9 de febrero de 1932 actuó en el Ayuntamiento de la capital, así como en el Casino Circulo Radical, en el Casino de Benalúa y otros lugares. Estuvo acompañado de la Rondalla, ejecutando una pieza ante la redacción del periódico Diario de Alicante[21]. En las fiestas patronales que Novelda organizó en 1932 se contrató la participación del orfeón Alicante, y se gestionaba la participación del orfeón de Aspe, para que conjuntamente interpretasen Les fogueres de San Joan, dirigidos por el maestro Torregrosa[22].
Los salones del orfeón acogieron una velada literaria y cultural el sábado 25 de marzo de 1933. Se cumplía el séptimo aniversario de la fundación de El Renacer, la gala estuvo presidida por el notario y literato Gonzalo Galipienso, que impartió los nombramientos de socios honorarios del orfeón a favor de Antonio Pérez Galvañ y Antonio Botella Cerdán. Intervino Antonio Botella en una breve alocución, agradeciendo el reconocimiento y considerando que dicho homenaje era excesivo. Rememoró en su intervención a José Anselmo Clavé, impulsor del movimiento asociativo del canto coral en España, recibiendo una gran ovación de los asistentes. La tertulia prosiguió con la participación del docente Pedro Galipienso, que presentó ante el auditorio al niño Pepito Verdú Gimeno, quien disertó una concisa conferencia sobre el trabajo. Desde su perspectiva infantil y con ternura, departió sobre el valor del trabajo y la entrega que los obreros debían tener a sus tareas. El acto concluyó con una poesía titulada El amor y los corderos, recitada por Gonzalo Galipienso. Seguidamente intervino el barítono José Urios, interpretando la romanza de La del Soto del Parral, recibiendo una enorme ovación, la tertulia continuó con animados bailes a los compases musicales que interpretaba la orquesta Katiuska de Aspe.[23].
En vísperas de cumplirse el II aniversario de la República en 1933, el Ayuntamiento de Aspe organizó la conmemoración de la efeméride contratando a la banda de música Arte Musical para que llevase a cabo unos pasacalles  e incluyó la participación del orfeón El Renacer [24].
El espíritu de confraternización entre orfeones siguió prevaleciendo durante la II República. En mayo de 1935 el orfeón Alicante convocó una asamblea de masas corales de la provincia con la finalidad de realizar un gran certamen de orfeones. Asistieron delegados de Elche, Crevillente, Aspe, Elda y Torrevieja, aprobándose las bases por las que habría de regirse el certamen. Se eligió la 2ª quincena de agosto para el evento. El ánimo era reforzar los lazos de fraternal hermandad entre los pueblos alicantinos y el fomento del arte en la provincia[25].
Programa de mano del Renacer
Desatada la Guerra Civil, el orfeón El Renacer siguió actuando en el Teatro Wagner en actividades organizadas por el Socorro Rojo, respaldando actos de solidaridad con los combatientes republicanos. La victoria de las tropas franquistas supuso la desaparición del orfeón El Renacer. La sede fue desmantelada, desaparecieron las mesas que estaban fabricadas con pie de forja y tablero de mármol, se prendió fuego a las partituras, el piano fue subido a un carro para algún destino particular pero se desplomó en el traslado y quedó destrozado. El local situado en la calle San José se expropió y fue destinado en la posguerra a ubicar el Auxilio Social, y posteriormente se convirtió en un almacén de maderas. Al presente no existe el edificio y es un descampado anexo al edificio del Ayuntamiento.
Afortunadamente, volvieron a formarse nuevos orfeones en nuestro pueblo que han conservado la afición de los aspenses por la armonización coral. Actualmente, la entidad que canaliza a nuestros paisanos amantes de la polifonía coral es el orfeón Virgen de las Nieves, al que felicitamos por su 25 aniversario. Tengo por dicha que algunos de mis familiares fueron miembros fundadores del orfeón Virgen de las Nieves. Mi padre, José Martínez Sánchez, conocido en Aspe como Pepito, fue un gran aficionado al canto. Recibió un homenaje en compañía de Antonio Pastor El Litri y Antonio Villa el 4 de julio del año 2004 en el teatro Wagner. Otro integrante de mi familia que formó parte de los interpretes fundadores del orfeón Virgen de las Nieves es mi suegra Consuelo Martínez Martínez, dotada de unas cualidades innatas para la interpretación vocal. Al mismo tiempo, aprovecho para formular un llamamiento a nuestros vecinos con aptitudes para el canto, con el objeto de que participen y engrandezcan nuestro orfeón, precisado de nuevas voces.
Por último, deseo expresar mi agradecimiento a Pepe Torres y a Pedro Pastor Barrachina, gran admirador del orfeón el Renacer, cuyo testimonio e imágenes me han permitido completar este trabajo.

                                                                                         Gonzalo Martínez Español

NOTAS



[1] MEJÍAS LÓPEZ, F., 1992: « Historia de la Música en Aspe: 1900-1936 ». Valle de las Uvas, Vol. I. pp. 8-19. Asociación Cultural Upanel, Aspe.
[2] Archivo Virtual de Prensa Histórica, El Alicantino, 22/5/1889.
[3] AVPH,  El Popular, 21/5/1910
[4] SEGURA PELLÍN, J.M., 1985: «Francisco Galinsoga Gil, el Músico: Breve crónica a una existencia de 89 años ». Trabajo Mecanografiado.
[5] MEJÍAS LÓPEZ, F., Op. cit., p. 12.
[6] ALBEROLA GILABERT, F.: « Reflejos del 1918. Resumen de dos vidas ». La Serranica 1982, s.p.
[7] Reglamento de la Sociedad Coral Aspense el Renacer. Imprenta Agulló, Elche, 1927.
[8] AVPH, El Luchador 22/7/ 1927.
[9] AVPH, El Luchador, 2/4/1928, Diario de Alicante, 2/4/1928
[10] AVPH, El luchador, 9/4/1928
[11] Programa de fiestas patronales de 1928. Ayuntamiento de Aspe.  MEJÍAS LÓPEZ, F., Op. cit., p.17.
[12] AVPH, Diario de Alicante 29/01/1929
[13] AVPH, El luchador 20/3/1930, Diario de Alicante, 20/3/1930.
[14] AVPH, El luchador, 2/9/1930
[15] AVPH, El luchador 10/09/1930; Diario de Alicante 11/9/1930
[16] AVPH, Diario de Alicante 13/9/1930; El Luchador 15/9/1930
[17] AVPH, El Luchador 25/3/1931, Diario de Alicante 27/3/1931
[18] AVPH, El Luchador 15/7/1931, Diario de Alicante, 16/7/1931
[19] Archivo Municipal de Aspe.  Sig. 1-58-2. Actas Capitulares 1931-32, sesión de 20 de octubre de 1931, ff. 65-65v.
[20] AVPH Diario de Alicante, 26/12/1931
[21] AVPH, Diario de Alicante, 10/2/1932
[22] AVPH El Luchador 17/7/1931?
[23] AVPH. El Luchador, 20/3/1933
[24] A.M.A. Sig. 1-58-5. Actas Capitulares 1933, sesión de 7 de abril de 1933, f. 32.
[25] AVPH, El Luchador, 22/05/1935.

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