lunes, 13 de abril de 2020


NOTICIAS SOBRE   EL CULTO A LA VIRGEN DE LAS NIEVES EN EL SIGLO XVIII

           
                             Publicado en la revista La Ofra, 2003                                                 


            En el transcurso del siglo XVIII se van a suceder una serie de acontecimientos históricos, y en especial la conversión de la ermita de Ntra. Sra. de las Nieves en Parroquia, que van a modificar la disponibilidad en el traslado y estancia  de la Virgen de las Nieves desde su adoratorio de Hondón a la parroquia de Ntra. Sra. del Socorro.
            El Ayuntamiento de Aspe había ejercido la titularidad del oratorio de los Hondones hasta la primera mitad del siglo XVIII, teniendo a su cargo  el mantenimiento adorno, y culto de la ermita y su venerada Imagen, por lo que el Concejo gozaba de plena autonomía para trasladar la Virgen de las Nieves a la Villa cuando lo consideraba conveniente, ya que el santuario y su Imagen estaban custodiados por un fraile, que era el responsable del mantenimiento del oratorio, y a la vez el capellán que oficiaba las misas testamentarias encomendadas por los vecinos de Aspe en la ermita.
            El clérigo era designado por los Duques de Maqueda-Arcos y percibía una pequeña retribución, probablemente a cargo de las rentas patrimoniales del señorío. En un decreto expedido el 17 de febrero de 1731, la Duquesa de Arcos  hizo designación de un nuevo capellán-custodio para el oratorio, nombrando al padre fr. Teodoro Rico[1], tras el fallecimiento del hermano fr. Gabriel Rico, el cual había servido como encargado de la ermita desde que fuera elegido por su Excelencia el día 24 de diciembre de 1728. En el edicto se expresa:
«...Hallándome informada de la virtud y demás buenas partes que concurren en el padre fr. Theodoro Rico, y que cuidará con el mayor celo de aquel santuario, como Madre Tutora y Gobernadora de la Persona, bienes, y estados del exmo Sr Dn Joachin Cayetano Ponze de Leon  Spinola de la Cerda. Duque de Arcos y Maqueda mi Hijo Primogénito, y del dicho Eximo. Sr. Duque mi Marido que haya Gloria, le elijo y nombro en el referido encargo de Capellán de la expresada Ermita, para que lo sea en la conformidad que lo practicaba el dho fr. Gabriel Rico, y demás sus Antecesores. Y mando se le entreguen todas las Alhajas y ornamentos de dha ermita, y demás perteneciente a ella por Inventario Jurídicamente y que se le acuda con lo que por razón de dho encargo de tal Capellán debiere gozar...»
            El Obispo de Orihuela, Elías Gómez de Terán confirió el rango de Parroquia a la ermita de Ntra. Sra. de las Nieves en el año 1746. El designio estaba motivado por el incremento demográfico que se estaba experimentando en estos parajes,  tras el asentamiento de numerosos pobladores originarios de Monóvar. Estos vecinos quedaban  sin  la debida asistencia religiosa y habitualmente no recibían los santos sacramentos  (bautismo, extremaunción, etc.), que debía administrar un sacerdote, pues esta circunstancia  venía originándose por la lejanía de la parroquia de Aspe.
            Tras el decreto del prelado orcelitano, la parroquia hondonense de Ntra. Sra. de las Nieves quedó bajo la autoridad y jurisdicción de un cura-rector nombrado por el Obispo. El Patrimonio Señorial de los Maqueda-Arcos, único perceptor de los diezmos, debía hacerse cargo de los gastos de mantenimiento del nuevo templo y del salario del párroco y sus ayudantes, al igual que ocurría con la parroquia de Aspe. En dos relaciones extractadas de los libros de cuentas del Señorío, datadas en 1751 y 1760[2] se relacionan los salarios, mercedes y limosnas que costeaba la Casa Señorial en Aspe. El Obispo había estipulado unas cantidades que debía abonar el Duque de Arcos tras la fundación parroquial, consignándose de salario anual al cura párroco de Hondón 1.200 reales de vellón, al vicario 750 r.v., al sacristán 375 r.v., y  para el mantenimiento de la fábrica de la Iglesia  de las Nieves, se dotó con 300 r.v.
            A lo largo de la centuria, los vecinos de Aspe demandaron reiteradamente la presencia de la venerada Imagen en el municipio, para poder realizar rogativas en pro de lluvias, o para el cese de calamidades y enfermedades públicas, o en acciones de gracias y festejos. El Consistorio aspense, tras acuerdo del pleno municipal, determinaba la fecha de la venida de la Imagen a la parroquial de Ntra. Sra. del Socorro, participándoselo al clero, y también fijaba la jornada de retorno a su santuario. Tras la nueva demarcación eclesiástica, el Concejo aspense debía avenirse con el cura-rector de las Nieves, para compartir la preciada Imagen, aunque hasta ese momento se carecía de una normativa específica que regulara la conducción y permanencia de la Virgen en la Villa.
           La escasez documental impide conocer con detalle las estancias de la Virgen en Aspe, aunque la presencia de la venerada Imagen está documentada en la calamitosa epidemia de fiebres tifoideas que se desata en el municipio a principios de agosto de 1757, siendo Ntra. Sra. de las Nieves trasladada. en rogativa a Aspe y procesionando por las calles de la  Villa para implorar  el cese de las dolencias[3].

            En los libros de cabildos de 1764-72, únicas actas del siglo XVIII que se conservan en el archivo municipal de Aspe, se incluyen algunos acuerdos municipales que hacen referencia al traslado y culto de la estimada Imagen al templo de Ntra. Sra. del Socorro. El síndico procurador de la villa, solía exponer en el pleno municipal las demandas populares para que se trasladara la imagen a Aspe. Así en el cabildo de 10 de marzo de 1764, el síndico expone la urgente necesidad de lluvias que tenían los campos, estando a punto de perderse las simientes, por lo que suplicaba al Concejo municipal lo siguiente:
«... y pidiendo eficasmente a dhos señores se dignasen determinar traer de Rogativas a la Milagrosa Imagen de Nra. Señora de las Nieves, Patrona de esta villa, de quien confiaban intercediese con su preciosísimo hijo, nuestro Redentor jesuchristo, para que aplicando su justa indignasion se sirva franquearnos sus divinas misericordias en el abundante Rosio que por la intercesion de dha soberana reyna esperan conseguir...»[4]
            Tras haberse reconocido las tierras que conformaban el término y haberse verificado la apremiante necesidad de agua, las autoridades acordaron en el cabildo de 13 de marzo, que se trajera a Ntra. Sra. de las Nieves de rogativa el domingo, 18 de marzo, en la forma acostumbrada, pasándole recado al clero parroquial de la Villa y realizando bando público para conocimiento de todos los vecinos.
            En una nueva junta municipal celebrada el 27 de marzo, el Concejo resuelve retornar la imagen a su templo serrano el lunes 2 de abril, tras haber llovido y ante la inminencia de la Semana Santa, festejándose la despedida a la Virgen con una solemne ceremonia de acción de gracias e  iluminando los vecinos la población durante tres días:
«...que siendo notorio havernos la divina Magestad favorecido mediante la intercesión de su santissima Madre bajo el titulo de las Nieves, con el Rosio del agua que tanto deseabamos, y siendo preciso dar las gracias en el modo possible a esta divina señora, y que concluida dha funcion atendiendo a la proximidad de la semana santa, por cuyo motivo no podía esta gran Reyna permaneser por mas tiempo en esta Parroquial, le parezia combeniente se determinase dia para dha funcion de gracias y assi mismo para llevarse dha soberana Ymagen a su templo del partido del Ondón, lo que oido por sus Mercedes determinaron el día Domingo primero de Abril para dha función de gracias que se haga con la mayor solemnidad de Missa, sermon y tedeum Laudamus, para lo qual pase dho Procurador sindico con el aviso correspondiente a el Rdo Clero de esta Villa, y que en los dias veinte y nueve, treinta y treinta y uno se pongan luminarias universales en esta Villa, baxo la pena de treinta Rs a el que no lo ejecute de la orasion en adelante, lo que se haga saber por bando en la forma acostumbrada, llevandose dha soberana Ymagen a su cassa el lunes, dos de Abril...[5]
            La persistente falta de precipitaciones en nuestras tierras, constantemente impelía a los vecinos para demandar la presencia de la patrona en la Villa y ser agraciados con el beneficio de la lluvia. Así en el Cabildo de 30 de marzo de 1765, el síndico vuelve a proponer:
  « ...que siendo grave, la necesidad, que  tienen los campos de agua, pues por su falta, estan para perderse los simenteros, y estando clamando todo el pueblo, por que se traiga en rogativa la milagrosa imagen de Nra Sra de las Nieves, patrona de esta Ilustre Villa...»[6]
            El consistorio acordó que como al día siguiente era Domingo de Ramos, y en Semana Santa no se podía traer a la venerada Imagen, sería el tercer día de Pascua de Resurrección, 9 de abril,  nombrándose a dos comisarios encargados de las gestiones y participándose la noticia al clero de la villa. Se realizaría la rogativa acostumbrada a la Virgen implorando el socorro de la lluvia durante los tres días de Pascua de Resurrección, y una vez concluida la misa conventual que se oficiaba.
            Tras el surgimiento de algunas discrepancias entre el Ayuntamiento de Aspe y el Cura de los Hondones, y después de dos décadas de haber compartido la soberanía de la imagen sin incidentes, las partes implicadas decidieron enviar una petición al Obispado de Orihuela de mutuo acuerdo, para que a través de una resolución judicial, la curia episcopal estipulara unas reglas para el traslado y estancia de la Virgen en la Villa. Los capitulares de Aspe y el párroco de Hondón  Dn Francisco Xavier Bueno otorgaron poderes conjuntamente a Dn Victoriano Gil y a Dn Juan García, procuradores judiciales  de la Curia Eclesiástica de Orihuela a través de una escritura notarial  de 10 de Noviembre de 1768, en la que  expresan:
«... Que en atención a que entre dhos Sres  de este Ayuntamiento y dho Sr Cura se han suscitado algunas dudas, sobre la observancia de la costumbre inmemorial, en que este Ayuntamiento se halla, de que siempre que se ha necesitado traer de rogativa, a esta villa, a la Milagrosa Imagen de Nra. Sra de las Nieves, así por falta de agua, como de salud, se ha juntado el Ilustre Ayuntamiento y determinado el día en que se ha de traer a S. M. avisándole por carta, a el Sr Cura de dha Parroquial de su determinación, para que este prevenida dha soberana Imagen, la que se ha traído en el dia señalado, sin que por el Sr Cura se haya puesto óbice, ni embarazo alguno; Y deseando dhos Sres que en lo sucesivo se guarde la misma conformidad y buena armonía que hasta aquí se ha observado, entre este Ayuntamiento y el Sr Cura de dha Parroquial se han convenido, transigido, y ajustado, en que se de un pedimento de conformidad, que contenga diferentes capítulos y condiciones concernientes a dho fin, , a el M. R. Sr Provisor Oficial y Vicario General del Obispado, a el que recaiga su decreto judicial, que de reglas en dicho asunto...»[7]
            En el pedimento antecedente, los interesados contemplaban la posibilidad de que el Vicario General  nombrara una persona en calidad de comisionado para que recabara información en la instrucción de las diligencias.
            Un nuevo otorgamiento mancomunado por el Ayuntamiento y  el Párroco hondonense fechado el 5 de febrero de 1769[8], otorgaba un poder especial a Dn Francisco Lafuente, vecino de Crevillente para que realizara indagaciones y presentara testigos ante el Cura de Crevillente o su Vicario, que eran los comisionados designados por el Provisor Episcopal, para que alguno de ellos recabara  la necesaria información sobre el pedimento, pero ante la incapacidad del párroco crevillentino para desplazarse a Aspe, y por evitar las crecidas costas de un notario, ambas partes de unánime conformidad, señalaron como apoderado a Dn Francisco Lafuente.
            Un testimonio recopilado en las actas municipales de 4 de Noviembre de 1768[9] hace referencia a la realización de una nueva rogativa a Nra. Sra. de las Nieves en pro de las lluvias, pero no se expresa si se trajo la Imagen a la parroquia aspense. El Cabildo de 1 de febrero de 1769 acuerda que se haga notificación a Francisco Caballero, síndico procurador de la villa en el año anterior, para que compareciera ante el Ayuntamiento, y presentara las cuentas de las limosnas recaudadas  para las rogativas públicas que se hicieron a la Virgen en el año anterior.           
            Las actas municipales de 1769 insertaban el denominado «Primer Concordato»,  que fue publicado y comentado  por Juan Pedro Asencio Calatayud[10], al igual que los posteriores de 1776 y 1848. En el referido concordato, el Vicario episcopal dictaminaba las normas que debían regir en la traslación y estancia de la Virgen en Aspe. El Concordato esta dividido en dos apartados:
            En el primer apartado, el Ayuntamiento de Aspe alegaba sus derechos por haber sido el patrón que cuidaba del culto, del adorno formal y material de la ermita y de las obras de su habitación contigua. También expresaba el notable incremento experimentado en la comarca en pro del culto a la Virgen de las Nieves.
            En el segundo apartado quedaba manifiesta la sentencia del vicario eclesiástico del obispado, en la que reconocía el derecho de los habitantes de Aspe a trasladar la patrona a la Iglesia de Aspe, con la prevención  de que el Consistorio debía solicitar por escrito el traslado al párroco de Hondón, incluyendo las  siguientes obligaciones:
            - Al salir del templo la Virgen debía ser alumbrada por al menos 20 luces.
            - En el ingreso a Aspe, la Imagen tenía que ser recibida por el cura, clero y Ayuntamiento de la Villa, con la solemnidad debida.
            - El periodo de estancia no debía sobrepasar los 15 días en cada ocasión, procurándose el mayor culto a la Patrona.
            -  Se habría de efectuar idéntica ceremonia en el regreso a Hondón.
            La urgente necesidad de lluvias concitó el ánimo de los labradores, que nuevamente requirieron al Concejo la traslación de la Virgen en rogativa durante la primavera de 1770. El Ayuntamiento, reunido el 18 de abril, acordó que se realizara el traslado de la venerada Imagen el jueves 26 de abril y dictaminó algunas propuestas[11]:
            - Se eligieron dos comisarios que debían comunicar al síndico del clero las resoluciones adoptadas, para que al día siguiente comenzasen las rogativas que precedían a la traída de la Virgen, siendo el Consistorio el que abonaría los derechos parroquiales que se devengasen durante la celebración de las rogativas.
          
  - La recaudación de las limosnas estaría a cargo del síndico procurador de la villa, y el clero parroquial tendría que designar un representante que alternara diariamente con el delegado del Ayuntamiento en la petición de limosnas para las rogativas, teniendo cada uno que delimitar la parte del pueblo en la que iban a solicitar la caridad vecinal.
            Estas propuestas necesitaban del visto bueno del clero, y si eran aceptadas, quedarían establecidas en lo sucesivo como  norma y pauta. El clero respondió favorablemente a las proposiciones del Cabildo. Al día siguiente el Consistorio remitió carta al cura de Hondón para que tuviera conocimiento de la resolución del Ayuntamiento y dispusiera la Imagen para su traslado con el vestido acostumbrado. El párroco respondió cordialmente, quedando conforme y a disposición de las autoridades municipales.
            Unos días más tarde, el Concejo aspense expidió una carta datada el 8 de mayo dirigida al Vicario General del Obispado, suplicando la concesión de una prórroga, ya que al día siguiente expiraba el plazo de la quincena concedida y persistía la sequía, queriendo los vecinos continuar las rogativas. En las actas municipales de 11 de mayo se declara el excesivo gasto que estaba provocando al erario municipal las rogativas y la insuficiencia de fondos recaudados por la escasez de limosnas. En una nueva misiva enviada al Vicario General, los Capitulares exponen la imposibilidad de restituir la Virgen a su templo el 25 de Mayo, fecha de finalización de la prórroga, por tener que atender inexorablemente asuntos del servicio Real durante los días 26 y 27, lo que les imposibilitaba para poder asistir a la preceptiva procesión, y se  proponía al Vicario para retornar la preciada Imagen el lunes 28, incidencia que fue concedida por el provisor episcopal.
            Las rogativas no se vieron recompensadas con el beneficio de la lluvia, ya que en las actas municipales de primero de junio se realizó una propuesta para solicitar la rebaja de impuestos al Intendente General del Reino: «...atendiendo a la escasez de cosecha por no haber llovido y haverse quemado las viñas en los dos años anteriores...»[12]
            Al año siguiente, en el pleno consistorial de 17 de julio de 1771, el síndico procurador propone la celebración de la festividad de Ntra. Sra. de las Nieves en el día de su onomástica, cinco de Agosto, asistiendo las autoridades municipales al santuario de Hondón, como era costumbre. Unos días antes de que el Ayuntamiento asistiera a celebrar la festividad de Ntra. Sra. de las Nieves en la parroquia de Hondón, se produjo un hecho novedoso, pues el Consistorio recibió un recado del obispo para que suspendiera el festejo, pues primeramente debía ser celebrado por los mayordomos de la pedanía de Hondón. El alcalde ordinario Francisco Cremades, el escribano y el abogado Manuel Beltrán acudieron a Monforte el día  1 de Agosto para entrevistarse con el Obispo y conocer el motivo de tal variación. Tras las conversaciones mantenidas con el Prelado, informaron a los integrantes del pleno municipal en la junta municipal de 2 de agosto y el Ayuntamiento resolvió lo siguiente:
«...Que se trajese dicha milagrosa Imagen el Domingo cuatro del corriente de madrugada con la mayor devoción y sin vanidad ni estrépito manteniéndola en esta Parroquial hasta que su Ilma. venga a visita a ella, lo que oido por dichos señores acordaron que sin que este acto les sirva de perjuicio del derecho inmemorial y posesion anticuada que tiene adquirida esta Villa para celebrar la función de Nra. Sa. de las Nieves en su propio día y Parroquia del “Ondon” cuado llegue el caso de no traerse en funcion de rogativa o gracias y permanezca en aquel como siempre lo ha ejecutado esta Villa antes y despues de ser Parroquia, y sin perjuicio también del derecho a la habitación que contigua a dicha Parroquia en el expresado partido del “ondon”, y en la casa del mismo Rdo cura  de el tiene a sus expensas construida esta Villa y con reserva de todos los demas derechos que esta tiene sobre asuntos de Nra. Sra. que dejan ilesos, desde luego se conforman se traiga a Nra. Sa en el día referido con la pompa correspondiente y acostumbrada sin que se mude estrepito de tiros ni otros alborotos que pertuben la devoción, y para la devida inteligencia a el reverendo clero de la Parroquia de esta Villa en esta parte se le pase recado de esta resolución conforme con la de su Ilustrisima y a el Reverendo cura del “ondon” se le despache el aviso correspondiente por medio de carta que se dirija en el día de mañana, dando la disposición que siempre se ha acostumbrado en cuanto a vestir a nuestra Sa, y para que la devoción de los fieles no quede con el desconsuelo de la retardación de esta noticia in continenti se salga de este Ayuntamiento se publique en la forma acostumbrada para que se prevengan de luces los que quisieren llevarlas y finalmente que para el mayor abundamiento que en semejantes ocasiones se ha observado se ponga de manifiesto la corcordia que hay de auto definitivo del Rdo Sr Provisor de esta obispado sobre el modo y con que circunstancias deba traerse Nra Sra a esta Villa...»[13]
            Al parecer, tras la designación de don Agustín Hernández como rector de la parroquia de Hondón, cesó la cordialidad precedente que regía entre el Ayuntamiento y el párroco hondonense. El acta capitular antecedente constata las disputas surgidas, ya que el cura de Ntra. Sra. de las Nieves había pretendido interferir en el acceso del Consistorio aspense a la parroquia de Hondón, e imposibilitar la conmemoración  de la festividad de la Virgen de las Nieves en el día de su onomástica,  y confería la preferencia a los mayordomos del «Ondon», pero tras dialogar con el obispo, éste determinó la conducción de la  Virgen a Aspe el 4 de agosto, y su permanencia hasta la visita del prelado, sin que el Cabildo aspense acepte la merma de sus derechos adquiridos ante tal novedad.
            Estas tensiones y disputas se van a prolongar durante cinco años, teniéndose que establecer una nueva concordia tripartita signada por el cura de Aspe, el Ayuntamiento y el cura de Hondón, denominado «Segundo Concordato», que estaba insertado en la actas capitulares de 6 de mayo de 1776. Esta nueva reglamentación revalida la cláusulas consensuadas en el concordato de 1769, y estipula normas complementarias recopiladas en un corpus de ocho capítulos, que básicamente normalizan la ubicación y presidencia de los sacerdotes de ambas parroquias en el cortejo procesional que acompañaba a la Virgen de las Nieves en las venidas y retornos de Aspe a Hondón, con delimitación de sus demarcaciones jurisdiccionales. En los artículos se estipulan algunos requisitos, como que hubiera una persona encargada de vestir a la Imagen, que se llevara un libro donde se hiciera anotación de las alhajas y enseres de la Virgen, etc.
            El Capítulo nº 4 resuelve uno de los puntos discordantes. En él se fija la preeminencia del Ayuntamiento sobre cualquier particular para celebrar la onomástica de la Virgen y costear la fiesta en la parroquia de Hondón, teniendo el Cabildo un asiento en banco distinguido y preferencial en el lado de la Epístola del templo de manera permanente.
            En esta concordia se hace alusión a un decreto expedido por el Obispo en 16 de enero de 1776, en el que concede permiso para que se restituyera la Virgen de las Nieves a su templo de Hondón, con la salvedad de que las partes implicadas debían conciliar previamente un acuerdo, pues con el beneplácito del Obispo, la venerada Imagen de Nra. Sra. de las Nieves había permanecido cinco años en la parroquia de Nra. Sra. del Socorro, hasta resolverse el contencioso surgido tras las disputas.
            En la centuria siguiente y tras la escisión de Hondón de las Nieves de la jurisdicción municipal de Aspe, se rubricó un nuevo acuerdo en 1848 denominado Tercer Concordato, que con su peculiar  periodicidad bienal rige actualmente el traslado y permanencia de la Virgen en ambos pueblos.

                                                                      Gonzalo Martínez Español.



[1]Archivo Municipal de Elche. Legajo H-108  doc. nº 17. Nombramiento de Fr. Teodorico Rico como capellán de la Ermita de la Virgen de las Nieves. Madrid, 17 de Febrero de 1731.
[2] Archivo Municipal de Elche. Legajo nº 53-A doc. nº 11 y Legajo 127-A doc. nº 5. Relaciones de sueldos, mercedes y limosnas que se pagaban en Aspe. Madrid, 4 de julio de 1751 y Madrid, 2 de mayo de 1760.
 [3] PAVÍA PAVÍA, Salvador: “Un Exlibris de 1757”. Revista la Serranica 2002, p. 86. Ayuntamiento, 2002.
[4] Archivo Municipal de Aspe. Libro de Actas Capitulares. 1764-66. Cabildo de 10 de marzo de 1764.
[5] Archivo Municipal de Aspe. Libro de Actas Municipales de 1764-66. Cabildo de 27 de marzo de 1764.
[6] Ídem,  Cabildo de 30 de marzo de 1765.
[7]Archivo Municipal de Novelda. Protocolo de Jacinto Amaro de Villela 1767-69. Escritura de poder otorgada por el Ayuntamiento de Aspe y el Cura de Hondón a favor de Victoriano Gil y Juan García Jiménez. Aspe, 10 de noviembre de 1768.
[8]A.M.N. Protocolo de Jacinto Amaro de Villela 1767-69. Escritura de poder especial otorgada por el Ayuntamiento de Aspe y el Cura de Hondón a favor de Francisco Lafuente.
[9]A.M.A. Libro de Actas Capitulares de 1767-68, Testimonio de 4 de noviembre de 1768.
[10] ASENCIO CALATAYUD, J. P.: “Introducción”, fols. XVI-XVIII,  en Aspe, Antología Documental, Diputación Provincial de Alicante. 1982.
[11] A.M.A. Libro de Actas Capitulares 1771-72. Cabildo de 18 de abril de 1770.
[12] Ídem, Cabildo de 1 de junio de 1770.
[13] A.M.A. Libro de Actas Capitulares 1771-72. Cabildo de 2 de agosto de 1771.

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