domingo, 5 de abril de 2020


 LA EPIDEMIA DE 1757

                                         Publicado en la revista la Serranica nº 43, 1998.
            En el verano y otoño de 1757 un brote epidémico de tifus azotó Aspe, provocando un elevado número de enfermos y algunas decenas de defunciones.
           Dada la carencia de Actas Municipales y libros de difuntos de este período, conocemos el acontecer de esta dolencia por los fondos del Archivo de Orihuela[1], ya que el Corregidor de la ciudad, Dn Pedro de Narváez, compiló un expediente al respecto. El corpus del expediente lo forman 29 cartas, que se desglosan en: 8 emanadas del Capitán General del Reino de Valencia; 1 del Obispo de Cartagena; 2 de miembros de la Corte; 3 de los Capitulares Aspenses; 1 del Vicario de la Parroquial; 3 del Capitán Pablo Cerdán; 7 del Dr Bartolomé Gómez, médico oriolano enviado a socorrer a los enfermos y 4 borradores de cartas del Corregidor.
            La Época Moderna en Aspe, presenta unos rasgos demográficos afines al Reino de Valencia. En los siglos XV y XVI el crecimiento estuvo estancado, fundamentado principalmente por las hambrunas y el persistente azote de la peste negra. A principios del XVII, Aspe sufrió una notable regresión, perdiendo 4/5 partes de sus efectivos con la expulsión de los moriscos, y pese a la venida de repobladores, el número de habitantes era exiguo, ascendiendo a 975 habitantes (195 vecinos x 5) en 1646[2]. Las últimas décadas del XVII y el  XVIII propiciarán un crecimiento espectacular en el municipio, alcanzando los 5.025 habitantes en el Censo de Floridablanca de 1787, por lo que esta afección aparece en un período de incremento neto de los efectivos, donde han mejorado las condiciones económicas y sanitarias.
            La epidemia debió originarse en la primera quincena de agosto. Estuvo causada al ingerir los vecinos aguas contaminadas de la habitual fuente de abastecimiento situadas en la plaza Mayor que tomaba aguas de las nacimientos del río Tarafa, conducidas a través de una cañería. En el deterioro del agua concurrieron varias circunstancias:
1º- El emplazamiento de la toma de aguas no era el idóneo, pues inmediata a ella había un camino transitado por animales, cuyos excrementos podían verterse al agua.
            2º-  La base y paredes circundantes a la fuente eran de tierra, y al producirse des-        prendimientos, el agua se retenía y discurría con mayor dificultad.
            3º-  El calor y la luz del sol en los meses estivales aceleraron la adulteración del agua remansada.
            Las autoridades locales, comarcales y del Reino procedieron a establecer el  pertinente cordón sanitario y  determinaron una serie de  medidas para  aliviar la situación. Seguimos las vicisitudes de la enfermedad a través de una crónica sintetizada de los hechos que nos ofrecen los documentos:
          20/8.   El Corregidor ordena a la Compañía de Carabineros Reales que debía instalarse en Aspe, buscar un nuevo acomodamiento en otra plaza.
            30/8.    El Conde de Valdeparaiso, ministro de hacienda, comunica que ha informado a la Real Junta de Sanidad, de las enfermedades que se padecen en la Villa y tiene constancia de los atrasos experimentados sobre el pago de contribuciones, por si se determinara su posible remisión.
            01/9.   El Obispo de Cartagena, componente de la Suprema Junta de Sanidad, requiere que los  médicos  enviados a auxiliar a la villa,  realicen un informe  para consultarlo con el Real  Protomendicato ( médico de la Corte), a fin de concretar la mejor curación.
            03/9.   El Dr. Bartolomé Gómez realizó un dictamen, atribuyendo  las dolencias a las aguas adulteradas del río y fuente, indicando una serie de actuaciones:    
                - Eliminar las aguas estancadas en el río, pues los vapores desprendidos por el calor, viciaban el aire y podían ocasionar trastornos.
            - Terraplenar los hondos en el río, dándole la suficiente pendiente para que no se
rebalsara el agua.
            - Eliminar de la fuente las paredes de tierra, y edificarlas de cal y canto, para que no se precipitaran sobre el manantial.

            El Ayuntamiento agradece al Corregidor los 2 médicos enviados y le hace patente la coincidencia de criterios entre los médicos de Orihuela y un análisis anterior hecho por los médicos de Novelda y Orito, que  atribuían la enfermedad a las aguas estancadas. Además, informan que se ha experimentado un aumento y reincidencia de la afección, alcanzado la cifra de 900 enfermos y expresan que a la Villa no le es posible abonar las Reales Contribuciones, rogando que se solicite en instancias superiores la exclusión.
          11/9.   El capitán Pablo Cerdán corrobora que ha aumentado el nº de enfermos y advierte que hay muchos que peligran. Se está asistiendo a los pobres en su manutención y se ha traído a la Virgen de las Nieves en rogativa.
           12/9.   El médico notifica que la Villa ha resuelto contribuir con los medios que  disponga para aliviar a los afectados (incluidos los convalecientes), fundamentalmente aumentando la cantidad de carne para que los pucheros sean más sustanciosos.
            El Ayuntamiento ratifica la escasa mejoría producida, y considera imprescindible la presencia de los 2 médicos hasta que aminoren los enfermos.
            14/9.   El Corregidor trasmite al Consejo Superior las necesidades de la Villa, siendo básicamente:
            - Limpiar el cauce del río, evacuando las aguas detenidas por la riada ocasionada en años anteriores.
          - Aumentar los recursos para la manutención de los enfermos pobres, pues se están produciendo malas  convalecencias y recaídas por la falta de alimentos. En estos momentos se alimentan con limosnas y cortos arbitrios de la Villa que resultan insuficientes para tanto enfermo.
            17/9. El Dr. Gómez manifiesta que el número de aquejados es de 640, incluyéndose bastantes recaídas por el uso de inadecuados alimentos, según dictamen de los facultativos; por lo que solicitan que se traten a los convalecientes  como actuales enfermos, auxiliándolos con la misma limosna de carne, pan y dinero, hasta transcurridos 20 días desde la última calentura.
            En la asistencia a los enfermos se está dando, si es uno 8 dineros de carne, 4 dineros para  guisar el  puchero y una  ración de pan. Si son dos 1 sueldo de carne, 6 dineros para guisar el puchero y dos raciones de pan., multiplicándose raciones y dinero al aumentar los enfermos por casa.
              El Duque de Arcos está pagando las medicinas para los pobres; y desde mediados de Junio, el número de  difuntos es  aproximadamente 40, en su mayoría de avanzada edad, estando incluidos algunos fallecidos no provocados por la epidemia. El Dr. Gómez pide retornar a Orihuela para no perder su clientela.
            24/9.  El Cabildo ha recibido autorización del Duque para repartir a los enfermos las creces del Montepío de Granos de los años 1754-56[3] . Se han censado el número de pacientes y son menos de 300, los difuntos 60. La falta de medios no ha permitido sanear la infraestructura del río. El Capitán Pablo Cerdán advierte al Corregidor que el Dr. Gómez disminuye el nº de enfermos por los deseos que tiene de marcharse.
            1/10.   Las precipitaciones producidas en estos días han limpiado el cauce del río, la fuente todavía no se ha arreglado. El Dr. Gómez ratifica la veracidad de su anterior informe sobre el descenso de los afectados, poniendo como ejemplo, que en la calle la  Ermita habían más de 100 enfermos y ahora no llegaban a 30, también se  habían aminorado mucho en la calle Empedrada y en la que bajaba hasta el puente, no teniendo él, más de 40. El Dr. López tenía menos de la  tercera parte y también le habían disminuido al médico de la Villa, sumando enfermos y convalecientes pobres 226.
            El Consistorio comunica al Corregidor, que con autorización del Duque de Arcos, se ha socorrido con la mitad del aumento del Montepío de Granos del presente año, y siendo  escaso, se ha concedido los  incrementos de los 3 años anteriores, lo consideran insuficiente, porque se distribuye a diario más de 14 pesos de limosna y sólo cubrirá unos pocos días. Exponen las estrecheces que atraviesan y lo dilatado y preciso que debe ser el socorro a los enfermos. Asimismo  ruegan que persevere para concluir a
feliz término la remisión del Equivalente[4] que tienen suplicada.

          11/10.  El Corregidor reseña a sus superiores el descenso de los enfermos, los convalecientes siguen siendo numerosos,  dilatándose su recuperación; ya que los recursos aportados por el Duque y las limosnas recogidas, resultan insuficientes para mantenerlos. Esta falta de caudales y los malos alimentos retardan la salubridad del pueblo. Los médicos demandan parte de sus dietas, que son elevadas en más de 50 días de trabajo, no teniendo medios el Ayuntamiento ni los afectados para correr con los gastos, por lo que solicitan se estime la manera de obtener algún remedio.
            15/10.  La epidemia está bastante disminuida; el Dr. Gómez visita 27 pacientes, el Dr. López 24, y se ignoran los que tiene el  de la Villa. Los médicos consideran que ya se habría extinguido: si los enfermos usaran de los alimentos conducentes, y no de paniso, uvas, melones, pimentones, tomates, migas, arros y otras  cosas semejantes...[5]
            8/11.   Carta de la Corte, manifestando que tienen constancia del cese de la epidemia, donde las gentes pobres y jornaleros en su gran mayoría han sido los implicados. Informado el rey (por entonces Fernando VI), ha desestimado las peticiones de perdonar una parte (la de los humildes) o el total de los impuestos para el alivio del pueblo, y encargan  al Corregidor que informe de lo que estime más  oportuno al respecto sin contravenir al rey.
          16/11.  Conocedor de la decisión real, el Corregidor se encarga de practicar con sigilo las diligencias conducentes a la mejoría de los afectados, informando a la Corte.
         26/11.  En la última carta encontramos un balance de los gastos ocasionados por la afección, y lo aportado por diversas instancias:
 Minutas de los médicos abonadas por la Villa......  1.896    reales
Viajes y Mesón......................................................       63        
 Manutención médicos................................................ 575      
 Composición del Río y Charcos........................... .....600       
 Composición del conducto de la fuente y del agua antigua.  
                                                                                     885         15 sueldos
 Rogativas y Limosnas a los Pobres.....                       700        "
TOTAL                                                                       4 719 reales   15 s.
                                                                   
            Los recursos de la Villa han  quedado extenuados y faltan medios para satisfacer el importe total de las dietas de los médicos. El Obispo de Orihuela no ha contribuido con limosna alguna.
            Todavía quedan algunos  enfermos, mantenidos con las cortas limosnas de los fieles recogidas diariamente en el Pueblo. El administrador del Montepío únicamente ha entregado 180 pesos, alegando que no tenía  compromiso de más aporte, y  le han  reclamado las creces de los tres años anteriores, obligando al administrador al pago, pero no se ha ejecutado por hallarse enfermo de Erisipela. Se pide al Corregidor que arbitre medios para cumplimentar la obligación contraída con los médicos.
La epidemia  se prolongó a lo largo de  cuatro meses,  acarreando consecuencias económicas y sociales, algunas fueron:
        El agotamiento de las arcas municipales, al utilizar sus escasos recursos en el alivio de los afectados. El endeudamiento de la Villa, que quedaba atrasada varios años en sus pagos de impuestos.
         Los pobres y jornaleros afectados, consumieron sus escasos recursos, quedando indispuestos para el trabajo en el tiempo de la siega de cereales y la vendimia, donde probablemente obtenían una parte importante de su sustento anual.Los implicados, debilitados por una larga convalecencia, tendrían una mayor vulnerabilidad biológica ante nuevas afecciones.
           La Caridad que se  ejerció en el pueblo a través de las limosnas, fue una importante aportación en el  sostenimiento  material de los enfermos más necesitados, practicando muchos aspenses un ejercicio fraternal de solidaridad con sus vecinos.
            Hay que resaltar la encomiable labor de don Pedro de Narváez, mediando y buscando recursos para aliviar al municipio, y obligando a permanecer a los dos médicos oriolanos hasta el total restablecimiento de los afectados. También consiguió la exclusión de la Villa en el pago de los impuestos de 1757.
              En una carta  remitida en abril de 1759 por los componentes del Cabildo del año 57[6],  los munícipes solicitaban al Corregidor que interviniera ante un problema suscitado, ya que siendo los representantes municipales en ese año, decidieron liquidar las elevadas minutas de los médicos, tomando como préstamo el dinero de la depositaría del Equivalente, para  reincorporarlo con futuros arbitrios. No lo pudieron hacer ellos ni el Ayuntamiento del 58, y recomendándolo a los sucesores del Consistorio del 59, éstos se niegan a hacerlo teniendo suficientes medios y pretenden que el Cabildo del 57 lo reintegre de sus propios haberes particulares.
            Los doctores no precisaron con exactitud el tipo de enfermedad, sino que describieron un proceso febril que causaba: «en unos... calenturas incoactiva malignas, en otros chatarrales linfáticas, en algunos mesentéricas de primera especie, y en los más tercianas ya intermitentes, ya continúas, y en los que menor disposición havía quartanas muy beneficiosas..[7] La medicina  moderna la  identificaría como tifus.
            Desconozco otras apariciones de esta enfermedad, exceptuando el brote epidémico surgido en agosto de 1946, todavía presente en la memoria de nuestros mayores. Afectó a un elevado número de personas, provocando numerosas defunciones ante la falta de penicilina  para  atajar el tifus.

                                                                      Gonzalo  Martínez  Español


NOTAS Y FUENTES:
PÉREZ PUCHAL Pedro (1976): Geografía de la Població Valenciana. Valencia,  L´Estel.
NADAL, Jordi (1976): La población Española. Barcelona, Ariel.
VV. AA (1990).: Historia de Alicante,  Varios Volúmenes, Alicante.                                            



[1] Archivo Histórico Municipal de Orihuela. Legajo nº 1238. doc. nº 42.
[2] PÉREZ PUCHAL, P: Geografía de la Població Valenciana. 1976.
[3]El Montepío de Granos era una institución de crédito agrario fundada por la Casa de Maqueda, que prestaba a los labradores grano para sembradura, devolviéndose  con un interés.
[4]El Equivalente era un impuesto de carácter estatal surgido con la dinastía de los Borbones, a cada pueblo se le asignaba un cupo, que el Justicia repartía entre los vecinos.
[5] A.H.M.O. Legajo nº 1238. Carta del  Dr. Gómez al corregidor de Orihuela. Aspe, 15 de octubre de 1756.
[6] Ibídem. doc. nº 43.
[7] Ibídem, Carta del  Dr. Gómez al corregidor de Orihuela. Aspe, 3 de septiembre de 1756.

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