miércoles, 29 de abril de 2020


LAS BULAS DE LA SANTA CRUZADA EN ASPE DURANTE EL SIGLO XVIII.

Publicado en la revista El Monte, 2011

 En tiempos pasados, la vida de los aspenses que profesaban la fe católica estuvo impregnada de profundas creencias religiosas que ordenaban, guiaban y daban sentido a su existencia. El calendario anual estaba regido por una serie de celebraciones religiosas que regulaban multitud de vivencias cotidianas tales como los tiempos de trabajo y ocio, las restricciones alimentarias, el ceremonial y lugar de enterramiento, etc. Asimismo, la Iglesia Católica dotaba de legitimidad a los acontecimientos más significativos de la existencia humana, tales como el nacimiento, los esponsales, la muerte, fijaba pautas de moralidad pública para hombres y mujeres, controlaba la ortodoxia del pensamiento …, así como tenía autoridad para imponer penas físicas y económicas a los contraventores de las normas.
Con el inicio de la Cuaresma – del latín quadragesima dies-, se abría el periodo litúrgico penitencial en donde los cristianos se preparaban para la celebración de la Pascua de Resurrección. Se abría la etapa más importante de ayuno y abstinencia para los creyentes, que a imitación de Cristo, pretendían simbolizar el retiro de cuarenta días que realizó Jesús en el desierto. Durante este tiempo cuaresmal, la iglesia católica ha preconizado un periodo de arrepentimiento, en el que los católicos debían reforzar su fe mediante actos de reflexión interior y de penitencia para acercarse a Cristo.
Los postulados de la doctrina cristiana relativos a las restricciones alimentarias siempre fueron más permisivos que otras religiones. Si bien, con el advenimiento de la Cuaresma, se iniciaba un tiempo litúrgico en el que el ayuno y la abstinencia asumían un notable protagonismo en la vida de los católicos –mantenido actualmente por muchos creyentes-.  Junto a la Cuaresma, existieron otras efemérides católicas en las que se practicaba ayuno, tales como  las Cuatro Témporas[1], Pentecostés, la festividad de San Pedro y San Pablo, la Asunción de la Virgen y el día de Todos Santos. Durante algunos siglos estas obligaciones de ayuno y abstinencia pudieron ser aminoradas mediante la adquisición de unos documentos pontificios denominados Bulas de la Santa Cruzada.

Origen de las bulas de la santa cruzada

El diccionario de la Real Academia Española la define como: bula apostólica en que los romanos pontífices concedían diferentes indulgencias a los que iban a la guerra contra infieles o acudían a los gastos de ella con limosnas.
La bula de la santa cruzada tuvo un origen medieval. Fue una concesión de los Sumos Pontífices a los monarcas españoles que confería: "Indulgencias, Facultades y Gracias", a sus súbditos católicos, con la finalidad de financiar las guerras contra los enemigos de la religión Católica. En principio era un beneficio para quienes participaban activamente en la lucha contra el infiel. Paulatinamente se convirtió en una fuente de ingresos, siendo concedida al creyente que entregara una limosna para el mantenimiento de esas guerras.
 La bula de la Santa Cruzada fue un impuesto recaudado y gestionado por personal eclesiástico, aunque sus fondos se ingresaban en las arcas de la tesorería real con el fin de sufragar las guerras. La institución eclesiástica diseñó una estructura administrativa, cuyo máximo responsable era el Comisario General de la Bula, radicado en Madrid. Éste nombraba delegados en las ciudades principales, que a su vez designaban subdelegados con jurisdicción en cada ciudad o distrito menor. De igual modo, los delegados nombraban tesoreros que se encargaban de recolectar anualmente los ingresos generados por las ventas de las bulas. Recabados los fondos, éstos eran remitidos a las autoridades financieras centrales de cada región.

Características de las bulas de la Santa Cruzada.

En algunos lugares, tal como sucedía en los territorios americanos de la Corona hispana, las bulas de la cruzada tuvieron tasas de limosna variable, en relación con la posición social y situación económica del individuo que la adquiriese. En el caso del obispado oriolano, -y probablemente en muchas otras diócesis peninsulares-, se abonaba una tasa ordinaria fija, convenida en 2 reales de plata por bula que no tuvo variaciones a lo largo del siglo XVIII.
Anualmente, las bulas eran remitidas a los pueblos del obispado en papel impreso desde la tesorería oriolana. Tomaban inicio con la predicación o pregón de las bulas que realizaba normalmente un clérigo regular a principios de año, en el que manifestaba las gracias e indulgencias que concedía la adquisición de dicho documento. Durante los meses de febrero o marzo, y en fechas anteriores al inicio de la Cuaresma, el tesorero de la bula de la Santa Cruzada de Orihuela remitía los formularios impresos al Ayuntamiento de Aspe por manos de un alguacil. Los munícipes aspenses signaban ante notario una escritura de obligación a favor del tesorero de la bula de la Santa Cruzada de Orihuela, manifestando haber recibido las bulas y comprometiéndose a repartirlas entre los vecinos de la villa al precio de 2 reales de plata cada una -3 reales de vellón-, o en su defecto, restituir a la tesorería de Orihuela las que no se hubieran despachado. El plazo límite concertado con el Cabildo aspense para que se depositase la recaudación de las bulas vendidas en Orihuela, solía fijarse dentro de la primera quincena de agosto, bien que se concedía un plazo accesorio hasta la finalización del año, con la finalidad de vender las que no se hubieran despachado o en su defecto restituir las no expendidas. Algunos años la remesa de bulas resultaba insuficiente para la demanda local y el Consistorio aspense solicitaba una asignación adicional.
El Ayuntamiento de Aspe designaba anualmente un repartidor de las bulas que se encargaba de distribuirlas entre los vecinos, percibiendo una remuneración económica por su trabajo en concepto de reparto y cobro, que corría por cuenta del tesorero de la bula de Orihuela.
El tesorero despachaba cuatro clases de bulas de la Santa Cruzada a Aspe, similares en todo el orbe católico:
 a) De Vivos.
b) De Difuntos. 
c) De Composición.
d) De Lacticinios. 

a)      Bula de Vivos.

En un principio, fueron beneficiarios los que optaron por combatir a los enemigos de la religión católica incorporándose al ejército, o bien realizaban servicios gratuitos en el mismo. Se les concedía la misma Indulgencia Plenaria que a los que habían ido a guerrear a Tierra Santa, con perdón total de los pecados si era año de Jubileo, previa confesión de sus pecados, o lo desearan verdaderamente en caso de no poderlo hacer
Para los contribuyentes de limosna, éstos podían comer carne en los tiempos de ayuno de todo el año, incluida la Cuaresma, bajo la supervisión  de un guía espiritual.
Otras indulgencias que confería la Bula de Vivos fue: Al visitar con devoción genuina, cinco iglesias, altares o un altar en cada día de las Estaciones de Roma y rogaran a Dios por la unión y victoria de los Príncipes Cristianos contra los no católicos, podían obtener cada una de las Indulgencias de dichas Estaciones.
 Podían elegir confesor, secular o regular, de los aprobados por el obispo, para que los absolviera, una vez en la vida y otra en el artículo de muerte, de cualesquier pecados y censuras, aunque su absolución estuviera reservada al Papa.
 Si la persona moría sin confesión, durante la vigencia de la Bula, repentinamente o por falta de confesores, tendría la misma Indulgencia Plenaria mencionada, con la condición de que hubiera muerto contrito y se hubiese confesado en el tiempo determinado por la Iglesia y que no hubiera sido negligente por la confianza depositada en las concesiones de la Bula.
 El Papa concedió al Comisario Apostólico General la potestad de perdonar y corregir cualquier irregularidad que no fuera contraída por razones de homicidio voluntario, Simonía, Apostasía de la Fe, herejía o mala suscepción de las Ordenes. De igual manera podía proceder en asuntos matrimoniales: "...con los que hubiesen contraído Matrimonio con impedimento oculto de afinidad, proveniente de cópula ilícita, como el uno de los contrayentes lo ignorase al tiempo de contraer;" podían casarse de nuevo, sin ceremonia pública, para tranquilidad de sus "conciencias".

b) Bula de Difuntos.

La creencia cristiana en la existencia de vida después de la muerte era, y es un estímulo para mejorar la conducta de hombres y mujeres en su morada terrenal. La teología católica, postulaba la existencia del purgatorio como un estado transitorio de purificación y expiación donde las personas que han fallecido sin haber cometido pecado mortal, pero habiendo incurrido en pecados leves no absueltos, o bien graves ya perdonados sin haber realizado la práctica de penitencia, todavía necesitan depurarse para alcanzar la gloria.
La estadía en este paso intermedio del alma hacia la región celestial puede ser acortada por los fieles católicos mediante el sufragio de misas por los difuntos, la celebración de eucaristías en su memoria y las indulgencias. Las bulas de difuntos permitían aplicar indulgencias a las almas difuntas que estuvieran en tránsito hacia el paraíso.

            c) Bula de composición.

Quien tomaba la bula de composición podía legalizar algún bien o propiedad que hubiera adquirido por un procedimiento irregular y que no constase quien era su dueño original.  La persona que se "compusiera", debía adquirir y tener en su poder la Bula de Composición impresa, firmada y sellada por el colector General de la Bula de Cruzada.

            d) Bula de Lacticinios.

La Bula de lacticinios era una concesión papal exclusivamente para clérigos, que concedía permiso para comer huevos, leche, los derivados de ésta y las comidas que se preparaban con ellos en los momentos en que la Iglesia lo prohibía. Para poder tener acceso a estos privilegios era obligatorio que los interesados obtuvieran la Bula de Vivos.
   A partir de 1782 aparece en Aspe un tipo de bula denominado “indulto para comer carne”, que permitía de modo específico la ingesta de carnes en determinados días de la Cuaresma señalados por el indulto.
Observando el gráfico, comprobamos que evidentemente, las bulas de vivos eran las más demandadas por la población, seguidas a gran distancia por las bulas destinadas a difuntos, y siendo poco significativas las de composición y lacticinio. A lo largo de la centuria, distinguimos un progresivo incremento en la adquisición de bulas, que se intensifica en paralelo con el crecimiento demográfico de la población aspense. En el año 1705 el municipio de Aspe contaba con 454 vecinos ó cabezas de familias, -alrededor de 2.040 habitantes-, triplicando su  población en 1794 con unos efectivos de 1350 vecinos,  cuya estimación puede alcanzar en torno a los 6.075 habitantes.


BULAS  REMITIDAS A  ASPE  EN  EL   SIGLO  XVIII
AÑO
BULAS DE VIVOS
BULAS  DE DIFUNTOS
BULAS  DE COMPOSICIÓN
BULAS  DE LACTICINIO
INDULTO COMER CARNE
TOTAL
1709
1250
50
2
5

   1307[2]
1710
1280
58
2
5

1345
1713
1200
58
2
5

1275
1714
1280
58
2
5

1345
1723
1280
58
2
5

1345
1725
1400
60
2
8

1470
1733
1200
50
2
8

1270
1735
1300
60
4
        10

1374
1737
1249
60
4
8

1321
1738
1200
100
5
        15

1320
1764
2050
300
4
8

2372
1765
2200
175
4
8

2387
1766
2300
175
4
8

2487
1767
2300
250
4
8

2562
1769
2550
400
4
8

2962
1771
2600
500
8
8

3116
1772
2550
450
8
8

3016
1773
2550
450
10
10

3020
1775
2580
500
12
10

3102
1776
2575
500
12
10

3097
1779
2700
600
12
12

3324
1781
2800
600
12
12

3424
1782
2800
600
12
12
206
3630
1783
2800
600
12
12
100
3524
1786
2700
540
12
12
100
3364
1787
2700
550
12
12
120
3394
1788
3000
550
12
12
150
3774
1790
2500
500
12
12
150
3174
Fuente: Elaboración Propia
           
La bula de cruzada fue un recurso de carácter voluntario que permitió a los fieles reducir el número de días de ayuno y abstinencia, a la vez que permitía obtener indulgencias para sí mismos y sus difuntos. El elevado número de bulas adquiridas a lo largo del siglo XVIII, denota ser un recurso extendido y popularizado al conjunto de la sociedad aspense.
Con la conclusión de las guerras de religión, las bulas de la Santa Cruzada fueron perdiendo sentido, convirtiéndose únicamente en una forma de sustituir parte de los deberes de ayuno y abstinencia. En los años 1849-51, el Estado Español y la Santa Sede convinieron un acuerdo por el que las bulas de la Santa Cruzada constituirían un fondo económico administrado por el Comisario de Cruzada –el primado de Toledo-  y serían destinadas a la beneficencia eclesiástica –la caridad- y el mantenimiento del culto.
Las nuevas expectativas que abrió el Concilio Vaticano II, hizo que la bula de la Santa Cruzada fuera abolida el 17 de febrero de 1966 mediante la constitución apostólica denominada “Paenitemini, emitida por Pablo VI, en la que el Papa dictaba nuevas pautas a seguir por los fieles católicos en la disciplina de la penitencia. Pablo VI concebía la penitencia como un sacramento interior y religioso que purifica al creyente, teniendo que ser observada por los fieles católicos todos los viernes del año, más el Miércoles de Ceniza. El pontífice instituyó normas estableciendo que desde los catorce años, la abstinencia de carnes debe ser un precepto a guardar por los católicos durante todos los viernes del año, excepto en los días que fueran fiesta de observancia. Mientras que la abstinencia y el ayuno se han de acatar el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, consistiendo dicha práctica del ayuno, en hacer una única comida al día, obligatoria para los fieles comprendidos entre las edades de 21 y 59 años.

                                                      Gonzalo Martínez Español

BIBLIOGRAFÍA:


HERNÁNDEZ MÉNDEZ, Rodolfo Esteban: Acercamiento histórico a las bulas de la Santa Cruzada en el reino de Guatemala. 1998.

VV AA: Diccionario de historia moderna de España. I. la Iglesia. 1998. Istmo.




[1] Práctica de origen romano, las cuatro témporas del año eran los días en que la Iglesia oraba a Dios en acción de gracias y petición por los frutos del campo y los trabajos de los hombres. Al comienzo de las cuatro estaciones se dedicaban tres días de la semana (miércoles, viernes y sábado) al ayuno y la oración. Caían en la primera semana de Cuaresma, la semana siguiente de Pentecostés, los días siguientes al 14 de septiembre (exaltación de la cruz) y en Adviento. Desde el Concilio Vaticano II cada conferencia episcopal señala los días. (Diccionario de Historia Moderna de España. I La Iglesia).
[2] Archivo Municipal de Novelda. Protocolos Notariales de Aspe: Francisco del Pilar 1709 fol. 25; 1710 fol. 29; 1713 fol. 42; 1714 fol. 10. José Mazón 1723 fol. 10; 1725 fol. 9. López del Baño 1733 fol. 1; 1735 fol. 2. Pedro Montllor 1737 fol. 12; 1738 fol. 17. Jacinto Amaro de Villela 1764 fol. 32; 1765 fol. 23; 1766  fol. 11; 1767 fol. 15; 1769  fol. 9; 1771 fol. 6 1772 fol. 20; 1773 fol. 20; 1774 fol. 27; 1775 fol. 19; 1776 fol. 30; 1778 fol. 12; 1779 fol. 9; 1780 fol. 4; 1781 fol. 25/v; 1782 fol. 43; 1783 fol. 1. Miguel Ríos 1786 fol. 23; 1787 fol. 8/v; 1789 fol. 10; 1790 fol. 16.


sábado, 25 de abril de 2020


 ENSAYOS CON GLOBOS AEROSTÁTICOS,  POR   MANUEL 
 BELTRÁN Y  SEMPERE EN ASPE,  EN EL AÑO 1784.

                           Publicado en la revista La Serranica 2002                                                                 

            En el siglo XVIII o “Siglo de las Luces”, el hombre realizó enormes progresos científicos, merced a la confianza generalizada que depositó en la inteligencia humana para el avance de la Ciencia.. El deseo de conquistar el cielo había sido un permanente anhelo humano, que se había manifestado en las distintas culturas a través de cuentos y leyendas. Las nuevas aplicaciones tecnológicas surgidas en el siglo XVIII, permitieron al hombre materializar el sueño de elevar objetos y elevarse  a sí mismo por el aire. Y fue en Francia, el país en el que se consiguieron los primeros ascensos aéreos, gracias a los experimentos científicos realizados con gases, y basándose en el principio:”más ligero que el aire”.
Notas de días de vuelo en Aspe

            - Los hermanos Joseph y Etienne Montgolfier, hijos de un rico fabricante de papel, elevaron por primera vez el 4 de Junio de 1783 una “máquina aerostática” o globo de 16 metros de diámetro sin tripulantes, hecho de tela de embalaje y forrado de papel, que se elevó al ser hinchado con aire calentado por la combustión de una mezcla de lana y paja.
            - En Agosto, el físico Charles lanza en París un globo inflado con hidrógeno, que cayó tras ¾ de hora de vuelo cerca de Gonesse. Los habitantes acudieron en masa, y dos monjes aseguraron que era la piel de un monstruo, y se lanzaron todos contra el globo con piedras, horcas  y látigos, teniendo que acudir el cura al lugar para tranquilizar a sus horrorizados parroquianos.
            - El 19 de Septiembre, ante la Corte y el rey, Etienne de Montgolfier voló un aerostato que contenía una jaula de mimbre con un gallo, un pato y una oveja; que aterrizaron indemnes en un bosque próximo.
            - El 21 de Noviembre, Pilatre de Rozier y el marqués de Arlandes efectuaron en un “Montgolfier” el primer vuelo humano, sobrevolando París.
            - El 1 de Diciembre, el físico Alexandre Charles y el constructor Robert izaron hasta los 3.000 metros un globo con hidrógeno, probando la superioridad de los globos de hidrógeno sobre los de aire caliente.
Estas innovaciones técnicas para elevar objetos por el aire, tuvieron una rápida difusión, y algunos individuos trataron de emular  las experiencias de los hermanos Montgolfier, como el aspense Manuel Beltrán y Sempere.
Procedimiento para obtener hidrógeno
            Un archivo privado estudiado por Felipe Mejías[1], conserva parcialmente la documentación personal de la familia Beltrán, cuyos datos revelan el perfil de un personaje polifacético e ilustrado del Aspe del  siglo XVIII.
            Manuel Beltrán y Sempere nació en Aspe (1750-1823), procedía de una familia pudiente que había ejercido la abogacía y cargos públicos en la administración local. Beltrán desempeñó el oficio de abogado de los Reales Consejos en la villa de Aspe, llegando a alcanzar en el cenit de su vida, el puesto de fiscal interino de lo civil en la Audiencia de Valencia. Gozó de una posición económica acomodada, fue un hombre inquieto y con una extensa formación cultural, redactó manuscritos jurídicos de variada índole en los que manifestaba un claro pensamiento regalista y antiseñorial, cultivó cierta actividad literaria, además de construir y realizar algunas prácticas de vuelo con globos sin tripulantes.
           
            Su faceta de experimentador aerostático la conocemos a través de la documentación conservada en el Archivo Municipal de Elche[2], que Beltrán denomina: Instrucción aerostatica que remite Dn Manuel Beltrán a Dn Juan Antonio Estevan de Saxonia”.
            Se trata de un cómputo de varias cartas cursadas por Manuel Beltrán al caballero ilicitano Dn Juan Antonio Estevan de Saxonia, instruyéndole en la fabricación y vuelo de globos, para que este señor pudiera exhibirse ante la sociedad ilicitana, manifestándole en  carta de 13 de Septiembre de 1784: “ Que luego que pase io a Elda avisaré a Vm. para que avistandonos pueda instruirle plenamente en el modo de bolar los Globos, con la protesta de guardar el secreto, pues de este modo podrá Vm. solo lucirse en essa,  y de lo contrario tendrá muchos que se le igualen[3]...”        
           
            El letrado realizó sus primeros experimentos de vuelo en Aspe, en julio de 1784 manifestando:
           
“De la operación aerostatica practicada por Dn Manuel Beltran y Sempere Abogado en la villa de Aspe el dia siete de Julio de este año (1784) entre seis y siete de la tarde el Globo, que lo es en figura perfecta, tiene de alto diez y ocho palmos , y quarenta de circunferencia, por la qual se infiere su diametro.
La operación de enrrarezer el aire duró un minuto nada obstante el viento qe reinaba. Se elevó el Globo en su maior altura  a quatro mil varas, caminando del Levante hasia a el Poniente, y gastó como unos treze, o catorce minutos, en todo sus ascenso, carrera y descenso siendo este a distancia de tres quartos del citio, de donde se elevó, aviendole recuperado su dueño sin lesion alguna y le conserva para repetir la operación.
Aunque la maior parte del concurso, no esperava buen exito en la maniobra; con todo se glorian aora al ver, que aia tenido tan favorable, nada obstante de aver padecido tres infortunios que pudieran aver desluzido a el Autor, quien a fin de qe no caminara mucho se valio de una materia muy leve y poco activa para la rarefacción del aire[4]...”
           
Diseño de Globo
            En la correspondencia, Beltrán describía las características de sus ingenios voladores. De esta documentación, se desprende que fabricó varios globos de papel, con unas dimensiones en torno a los 4 metros de altura x 9 metros de circunferencia, y no llevaban adosado cesta ni otro tipo de receptáculo, por lo que no era viable el transporte de objetos o personas.
            El abogado detalló el proceso de elaboración. Partía de un proyecto en el que fabricaba los globos seccionados en seis partes iguales, que estaban trazadas en sentido perpendicular, y con medidas realizadas a escala, luego adhería las seis partes pegándolas, y formaba el aerostato:
           
            “El diseño que remiti a Vd, en mi anterior está bastante expresivo del modo de formar los tales  globos, y para mas perfecta instruccion he formado el adjunto por el qual se acredita que la boca tiene dos palmos i un quarto de ancho en cada uno de los seis cascos o partes de que se compone. Del tercer palmo ia tiene de ancho dos palmos tres quartos i medio, en los quatro palmos tiene tres palmos i tres cuartos de ancho.
En los cinco palmos quatro palmos i tres quartos, i asi a este tenor va figurada su ancharia según se va alargando la figura...
            Forjadas assi las seis partes de el Globo unen todas por el canto, de modo que ningun abujero quede por donde pueda exalarse el aire inflamable que le dilata o rareface pues bastante se exala por los poros del mismo papel[5]...”

            Para realizar las prácticas de vuelo, Beltrán adquirió algunos conocimientos de aerostática, inspirados en los principios de Física que se mantenían en esos momentos, cuyos postulados presuponían que los objetos inmersos en el aire, manifestaban un comportamiento similar a los objetos sumergidos en el agua, por ello afirmaba:

“El mas necesario es el de la gravedad i elasticidad del mismo aire i la acción i reaccion por lo que le consideramos ni mas ni menos que el mar, solo con la diferencia de ser el aire un fluido mas ralo i hallarnos sumergidos en el al modo que los peces en el agua, bien que dotados estos de medios oportunos para hacerse más ligeros que el agua, levantarse, equilibrarse i moverse. i faltarnos a nosotros estos dotes, hallándonos sumergidos en lo mas profundo del aire i siendo mas pesados que este elemento en mas de nuevecientas veces, sin tener modo de hacernos mas ligeros que el, siempre estaremos sumergidos como el plomo en el agua, si no se busca algún cuerpo más ligero que el aire que nos pueda levantar.
            Este cuerpo puede darse por medio de la formacion de un globo o esfera[6]...”

            Con la experiencia obtenida en los  meses precedentes por los vuelos realizados en París, Madrid, Valencia, etc., siguiendo el método  Montgolfier, el abogado tenía la certeza que al introducir un gas más ligero que el aire dentro del globo, éste izaría objetos en proporción a la capacidad cúbica que albergase la esfera. Aconsejaba a su pupilo unas reglas matemáticas para conocer la capacidad y peso del aire que pudiera almacenar la esfera. En primer lugar era necesario conocer la circunferencia del globo, que se obtenía al multiplicar la sexta parte del globo por 6. A continuación se hallaba el diámetro a través de una regla proporcional de 7 a 22, conocidas circunferencia y diámetro, se multiplicaba la mitad de ambos, resultando el área del círculo, y siguiendo con otras operaciones matemáticas, se obtenía la capacidad cúbica y el peso del aire.
           
            Beltrán estimaba que un globo con 13 o 14 pies de diámetro, podría elevar un peso de un hombre de 6 arrobas (unos 66 kilos). El letrado se había provisto de unos impresos editados en Valencia ese mismo año, donde se detallaban las instrucciones para construir un artefacto y poder obtener un gas volátil que permitiera la elevación de las esferas voladoras. Inicialmente, en el artilugio se introducía limaduras de hierro, seguidamente se vertía vitriolo (ácido sulfúrico) disuelto en agua, produciéndose una reacción química que liberaba hidrógeno por un conducto, y éste  insuflaba el globo que tenía adherido en su extremo, y se elevaba al ser desatado del artefacto.
            La parte inferior del globo acababa en forma cilíndrica, teniendo una anchura de 4 pies de diámetro, y llevaba incorporado un aro de madera con hilos para cerrar el escape de gases.
            El abogado conminaba a su emulador para que desarrollara  las prácticas aerostáticas, a pesar de las posibles críticas que recibiera, pues durante la época moderna, la clase nobiliaria española se dedicaba a menesteres ociosos, vivía de rentas y repudiaba los trabajos realizados manualmente. Así el letrado expresa:
“…cuios inventos devemos fomentar aunque la ignorancia y presumpcion de aquellos que aman el ocio y la diversion se mofe, burle, satirice, o ridiculice de nras indagaciones, pues de estos debe hazerse el mismo aprecio que haze la luna (segun el emblema de Alciato) de los ladridos de los perros quando con ellos intentan hazerle parar su carrera[7]...”
Diseño de nave impulsada por globos
           
            Además de las instrucciones y bocetos, Manuel Beltrán envió al caballero ilicitano el prototipo de una aeronave creada por él que resulta muy curiosa, y recuerda a los diseños del genial Leonardo Da Vinci. Al observar este boceto, vemos que presenta un perfil fusiforme, idéntico al casco de un navío, también lleva adheridos cuatro globos con un diseño aerodinámico puntiagudo en su partes anteriores para poder deslizarse mejor por el aire, y unas alas, timones y remos para maniobrar con la nave voladora. Esta concepción de aeronave  es muy similar a la de un barco de la época y obviamente está influenciada por las ideas científicas del momento, que semejan idéntico comportamiento a un objeto inmerso en el aire o en el agua.
            De lo expuesto, se deduce que Manuel Beltrán era un autodidacta bien instruido en las nociones de aerostática de su tiempo. Su personalidad refleja el perfil de un hombre ilustrado en la sociedad aspense del siglo XVIII, ansioso de conocer y experimentar los avances de la época. En mi opinión, un personaje interesante para una posible galería de aspenses notables.
            La exhibición del vuelo de globos en Aspe, debió convertirse en un acto multitudinario convocando a la gran mayoría de habitantes del pueblo. Beltrán debió dejar asombrabas y admiradas a las gentes de Aspe, que contemplaron un espectáculo insólito en sus vidas. En la documentación se expresa dos fechas en las que realizó sus prácticas en nuestro pueblo:

Diseño de Globo
“ Sexta parte del globo aerostatico hecho en Aspe y bolado el día 7 de Julio de 1784, por Dn Manuel Beltrán y Sempere Abogado en ella.
Dia 11 del proprio mes reboló para que la viese Monsiur Velory de Alic.te y el Ynformte de familiar para Poldo: se elevó rectamente hasta mas de 10000 varas y por estar muy quieta la atmosfera no pudo caminar y hizo su descenso a distancia de un quarto del citio de donde subio, su duración en todo fue de dies y seis minutos.”

            Entre el 5 y 12  de septiembre del mismo año, Beltrán se desplazó a la ciudad de Elda para repetir el vuelo de sus globos ante una populosa concurrencia. Dicha demostración esta narrada en verso por un testigo presencial del momento, que relata con todo detalle, las vicisitudes de los acontecimientos y la admiración levantada en Elda y su comarca. Aunque es algo extensa, la he reproducido en su totalidad para ilustrar con todo detalle los esfuerzos de Beltrán y el impacto que produjo en Elda, que sería comparable al acontecido en Aspe.
           


Segunda parte en la que se declara como volaron tres globos o bolas a toda la perfección admirando al Pueblo i forasteros[8]:” 
1                                                                   2
Ia dije en mi primer parte
como los muchos deceos
del Inventor de los globos
y los demas compañeros
otra bola o globo nuevo
teniendo satisfacción
de complacer a este Pueblo
dandole un rato de gusto
discurrian con su invencion
que el globo diese un gran buelo
al ver su globo subiendo
Ferrando y Bernabe
aunque dos veses lo intentan
las dos veces no pudieron
entre si se que dijeron
quiera dios que el globo suba
hagome cargo que a veces
por causas que io no entiendo
no resultan a las veces
a las causas sus efectos
como se ve claramente
i se hace manifiesto
en las tres bolas o globos
con claros experimentos
asi en breves lineas
patentisarolo quiero
en esta segunda parte
me prestais el silencio
siendo asi que por tres veses
no quiso el glovo primero
ni moverse ni volarse
ni apartarse del suelo
Amigo Dn Manuel
siempre de honores mui lleno
determina fabricar

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formando una reflección
i con la pluma contemplo
que no podre io pintar
ni dibujar los conceptos
que formarian los amigos
(a los del glovo io entiendo)
el pensar si con la bola
saldrian bien con su intento
a la prudencia de algunos
contemplativos lo dejo
Yo no quiero discurrir
pues claramte  confieso
que deseava tambien
que se aquietase este Pueblo
i que muchos ignorantes
con pocas luces i seso
quedaran mui convencidos
confesando desde luego
que el inventor de los globos
es capaz i nada lerdo
i assi ia dispuesto todo
sin detenerse un momento
el dia, 5 de septiembre
entre nueve i diez entiendo
de la mañana serían
quando le aplican el fuego
i en menos de dos minutos
se aparta el glovo del cerco
i empezando a remontarse

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que segun suponen todos
las nuves excediendo
iva, i al fin se quedo apartado
legua tres quartos buenos
acia el termino de Sax
a ido, se prendio fuego.
Pero mucha admiración
i mucho divertimto
causo el globo bolando
a todos quantos lo vieron
Por la tarde de este dia
determinan que aquel viejo
que no se pudo volar
lo inflamasen, pero ajeno
el inventor de que el glovo
volaria por su peso
no quería se volase
ni prestar consentimiento
i a impulsos de Bernabé
i de algunos forasteros
determinan el volarle
quien pensara que presto
el globo avia subir
con tanto primor, i acierto
caminando por los aires
elevandose acia el Cielo
acia la Torreta fue
en mui brevissimo tiempo
i que se eleve hasta el cielo
pues si esto no sucede
desde aora bien pensemos
que segun son los corrillos
tal vez novillos tendremos
Dn Rafael animado
de su honor i nacimiento
tambien entre si diria
en un empeño me he puesto
i el globo se ha de elevar
aunque me cueste cien pesos
hagase el globo volando
principien i sea puesto
que los hombres con honor
han de salir con su empeño
Luego principian la bola
i en tres dias poco menos
ponerla a la perfeccion
aqui si que nos detendremos

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tan veloz se va subiendo
que toda la población
i los padres del Convento
se admiran i con rason
de Beltran y de su ingenio
otros mui embelesados
estan mirando acia el cielo
i con griteria i voses
i de conplacencia llenos
vitoreaban acordes
expresando i bien diciendo
viva Dn Manuel Beltran
i vivan sus compañeros
van reparando que el Globo
de vista se va perdiendo
salen muchos de la villa
i acia donde va corriendo
dirijen muchos sus pasos
pero fueron sin efecto
pues el glovo tan veloz
iva su buelo extendiendo
que muchos de los del campo
proferian, Jesús que es esto
otros muchos suspendidos
se admiravan del compuesto
o maquina de papel
que volava tan perfecto
tanto subió y caminó
este glovo que io entiendo

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i en un llano de este monte
al fin hizo su descenso
i sin maltratarse mucho
al instante lo cogieron
i era tal la confusion
de las gentes que salieron
que algunos han calculado
que a quatro mil excedieron
Notando pues los curiosos
que de gran divertimiento
era ver volar los glovos
intentan hacer tercero
determinando que un dia
de singular lucimiento
se volase para que
muchisimos forasteros
siendo con cartas llamados
a Elda se vengan corriendo
a ver lo que nunca han visto
ni oieron a sus Abuelos.
Y toda la compañia
para este fin eligieron
el día que la Sta Iglesia
con jubilo i con contento
festeja a Maria Santisima
en su ilustre nacimiento.
Llegó el día de la Virgen
de la Salud que en el Pueblo

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es el día más plausible
del año si io no miento
i al fin de la procesión
muchos tomaron aciento
i algunos todo el castillo
hasta Villena i pienso
que caminara tres leguas
si impelido de los vientos
estos con su resistencia
no le hicieran contrapeso.
lo iban ia circuiendo.
La hermita de Sn Miguel
estava que dava un trueno
un guarismo tan copioso
tenia tomados sus puestos
que si quiero numerarlo
es factible segun pienso
que pregunte algun curioso
i critico de estos tiesos
para admirar la invencion
tantisimos concurrieron
pues io respondo que tantos
quantos hacen tantos cientos.
Determinan ia que el gas
se vaia ia introduciendo
i mui improvisamente
el glovo se va saliendo
con tanto gusto de todos
los que estan la funsion viendo
i con vitores y aplausos
iba la fiesta luciendo.
El glovo va caminando
Al fin a vista de Sax
se advirtió su retroceso
i descendiendo con orden
al caer le recojieron
quedando bien enterados
que el inventor está lleno
de experiencias suficientes
saviendo su cumplimiento
para bien bolar los glovos
como patente lo ha hecho
a la gente de los campos
i tambien a los discretos
i el que intentase hacer mas
manifieste sus talentos
pues el autor del romance
deja la pluma ia inquieta

                                                      Gonzalo Martínez Español

BIBLIOGRAFÍA y NOTAS:

BENASAR, Bartolomé y otros. (1980).  Historia Moderna. Akal
VVAA. (1972): Enciclopedia de la Aviación y la Aeronáutica. 8 volúmenes. Garriga.             




[1] MEJÍAS LÓPEZ, Felipe: «Nuevas aportaciones documentales a la historia de Aspe». La Serranica, 1996, pp.38-48. Aspe. Excmo. Ayuntamiento.
[2] Archivo Municipal de Elche. Serie Papeles Curiosos. Tomo I, documento n º 112.
[3] Ídem. Papeles Curiosos  p. 578
[4]                                   p. 574-5.
[5]                                    p. 578-9.
[6]                                   p. 597-8.
[7]                                    p. 588.
[8]                                    p. 592-4.


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